El miércoles a mediodía, me encontraba en mi oficina, revisando unos reportes de productividad cuando oí los toques a mi puerta. Alcé la mirada para encontrarme a Emmett, tan increíblemente apuesto con aquel traje gris perla, que había pasado toda la mañana luchando para sacarlo de mi cabeza. —Hola —saludó entrando a la oficina. —Hola, ¿cómo va todo? —Últimamente no podía hablar con él sin aquella tonta sonrisa en el rostro. Las cosas estaban dándose tan bien que no podía hacer más que sentirme muy feliz cada vez que él estaba cerca, pero en esta ocasión, contrario a lo que se había hecho costumbre, él no sonreía. —Todo bien. Adrien y yo saldremos a almorzar... El auditor nos citó. —Concluyó con una mueca, y entonces fue mi turno de dejar de sonreír. —¿Ya ha terminado el proceso? ¿Ya s