El diario de Montes 1°

1583 Words
27 de agosto de 1689 Mi nombre es Miguel Montes, hijo del Lord Santiago Montes, a quien el Rey Carlos II encomendó tierras de este nuevo mundo, para la expansión del magnífico Imperio Español. Hace 5 años arribamos a estas tierras, cerca de las costas del puerto de Veracruz. El pueblo contaba con una población de 5,000 habitantes, en su gran mayoría indígenas y mestizos, después de más de 100 años de gobierno del imperio Español empieza a surgir a lo largo del continente pequeños ataques de grupos rebeldes y el pueblo encomendado a mi padre no fue la excepción. Mi padre en vez de hostigar y castigar a los responsables como lo estaban haciendo a lo largo del país optó por una negociación con los jefes de familia, entonces cedieron a los ataques. Mi padre rebautizó estas tierras con su nombre y los habitantes del lugar aceptaron sin oponer resistencia. El Rey Carlos II se encuentra satisfecho con el trabajo que ha desempeñado mi padre manteniendo el orden entre los indígenas que se oponen al imperio. Muchas de las otras tierras repartidas han presentado diferentes problemas contra La Nueva España y varios Lord escriben a mi padre en busca de consejo. A pesar de los inútiles ataques, La Nueva España continúa expandiéndose por todo el continente, no tengo la menor duda que en un par de años en cada montaña, valle, pueblo y ciudad ondeará la bandera de la Nueva España. Pero han llegado reportes de un extraño lugar al cual diferentes Lord y Comandantes no han podido acudir, se encuentra en las montañas cercanas del pueblo de San Mateo, a un par de días de Santiago. El rey encomendó a mi padre llegar ahí, pero mi padre le recomendó mandarme a mí en su lugar. Durante todo este tiempo he estudiado a los nativos y los métodos de mi padre para difundir la fe y el amor por nuestra patria, le aseguró al rey que yo llegaría a donde los otros no pudieron. Entonces poco después de cumplir mi mayoría de edad fue mandado a aquel lugar a reclamar la tierra para mí y para el imperio. Me gustaría estar tan seguro de mí mismo como mi padre, gobernar uno o varios pueblos es una tarea difícil, en especial en estos tiempos de rebelión.. Antes de partir fui informado de lo que los Lord y Comandantes presenciaron y por lo que no pudieron cumplir su misión, son historias terroríficas, difíciles de creer. Cosas como las que describen no son posibles más que en cuentos de hadas, la sola posibilidad de enfrentarme a lo que ellos vieron hacen que me tiemblen las piernas y mi valor falle. Ahora me encuentro en las orillas de San Mateo y escribo este diario, para en caso de fallar en mi misión se lo hagan llegar a mi padre y poder brindarle información sobre ese extraño lugar y también sobre lo que podría ser, los últimos días de vida de su hijo. A lo largo del camino he recolectado información sobre esas tierras, al parecer se encuentran deshabitadas, es un lugar al que ni siquiera los indígenas pudieron colonizar, son tierras de nadie. Al parecer todo aquel que entra en el bosque nunca más sale, el pensar en los misterios a los que me dirijo hacen que tema por mi vida, pero prefiero la muerte que deshonrar la palabra de mi padre. Mañana llegaremos al pueblo, espero poder recolectar más información al respecto antes de encomendarme a cruzar el bosque. 28 de Agosto 1689 He llegado al pueblo más próximo a mi destino, San Mateo, regido por el Lord López Arango con quien me presenté apenas he llegado. Le comenté sobre la misión que se me había encomendado, para mi sorpresa él ya lo suponía. Me dijo lo mismo que le dijo a mis predecesores, que desistiera. Que él mismo ya había encomendado a varios de sus pueblos intentar cruzar el bosque, subir la montaña, pero nadie nunca ha regresado. Me contó que han habido múltiples ataques contra sus pobladores que se atreven a acercarse al bosque y me aseguro que ninguna de esas historias es falsa. Le exprese mi determinación con cumplir mi misión, pero una vez más el Lord me suplico que recapacitara, me dijo que a diferencia de mis predecesores son por mucho el más joven que se embarca en esta misión y que no debía desperdiciar mi vida en esto. Agradecí su preocupación, pero me negué. Entonces al ver que era imposible hacerme cambiar de opinión, me ofreció una de las habitaciones de su posada y ofreció su ayuda y la de sus hombres para ayudarme a cumplir mi objetivo, en definitiva el Lord va a ser un gran apoyo. Acudí a una colina, al otro extremo del pueblo, desde ahí se puede ver gran parte del territorio del bosque y la montaña. El bosque es frondoso y espeso, cubre gran parte de la imponente montaña rocosa. A simple vista puedo notar que es un largo camino para cruzar la montaña. no menor a 4 días de viaje, incluso si las leyendas que cuentan fueran mentirá el viaje por sí solo parece una misión suicida. 29 de Agosto 1689 Escribo esto con la máxima de las urgencias, mi investigación y recolección de información acaba de dar un giro inesperado. Me apresuro a escribir esto con el temor de olvidar cualquier dato que pueda ser relevante. Hace un par de horas, durante mi llegada al pueblo hable con varios de los pobladores, todos me describieron extraños relatos de criaturas que viven en el bosque que rodea las montañas (muy similares a lo que los lores y comandantes describieron) principalmente me llamó la atención que hay criaturas aladas similares a murciélagos cazando a todo aquel que entra en el bosque. En ese momento pensaba que no podía ser más que relatos de los pueblerinos, pero ahora puedo ver la verdad en sus palabras, lo he visto por mis propios ojos. Esa misma noche, mientras me disponía a dormir cuando una turba resonó en todo el pueblo. Salí a ver qué pasaba y me encontré con una multitud reunida, en el centro había un par de hombres, uno de esos se encontraba inconsciente, el otro dijo que fueron a traer suministros de un pueblo cercano, pasaron por las orillas del bosque cuando vieron una sombra a las orillas de este. Los dos hombres más otro que los acompañaba, fueron a investigar, pensando que alguien podría necesitar ayuda, cuando de pronto uno de los hombres se desmayó y la sombra de aquel extraño se había desvanecido. Regresaron a su diligencia y se apresuraron al llegar al pueblo en busca de ayuda, antes de llegar el hombre despertó, hablando una lengua extraña con un tono raro de voz, después atacó a sus dos compañeros. Al no poder detenerle sus compañeros tuvieron que apuñalarlo hasta matarlo, pero inmediatamente uno de los hombres se desmayó. Nos contó la historia mientras algunos pueblerinos revisaban al hombre inconsciente. Algunos indígenas se alejaron del lugar, advirtiendo un gran peligro y algunos se mantuvieron e hicieron varios rezos en lenguas que no reconocí. Fue entonces que el hombre despertó. Sus ojos eran grises, completamente ajenos a cualquier rastro de humanidad, se elevó en el aire con una endemoniada sonrisa en su rostro. Nunca había visto algo parecido, el ver a un hombre volando en el aire es algo que solo se podía ver en sueños o en pesadillas. Los pocos que no huyeron de la escena intentaron bajarlo de nuevo a la tierra, pero no fue necesario, con unos asombrosos brincos que solo un animal sería capaz de hacer brinco entre las personas y agitando sus manos como armas y sus dedos cortaron como dagas a todos los que alcanzó, empezó un caos total. La turba se empezó a disolver, todos corrían a sus casas a refugiarse de aquel demonio vestido de hombre. Mi amigo y compañero Antonio Portillo me acompañó e intentamos detenerlo. En un descuido de ese demonio pudimos sujetarlo de los brazos y con ayuda de un indígena pudimos derribarle. Entonces aquel hombre totalmente desconocido para mí me miró fijamente, sentí como algo en mi interior se congelaba. A continuación escribiré, palabra por palabra que ese hombre me dijo: Montes, Montes ¿a donde vas a ir? Te diriges a tu perdición. Tus hijos y los hijos de tus hijos, todo aquel que te acompañe y todo aquel que te siga, caerán cuando llegue la sedienta bestia. Aunque me apresuré a escribir estas palabras para evitar olvidarlas ahora me doy cuenta que resuenan en mi cabeza, como un eco infinito. Sus palabras me congelaron y en mi desconcentración ese hombre se liberó y enterró sus afilados dedos en el hombro de Antonio. Estuvo a punto de rebanarle el cuello, pero por suerte reaccioné, tomé la navaja que me regaló mi padre y lo apuñalé repetidamente en la espalda hasta que ya no se movió. Después del incidente los pobladores nos explicaron que aquel hombre fue poseído por lo que ellos llaman propheta, un tipo de demonio vidente que posee a todo aquel que camine por sus territorios, mostrándole imágenes de un terrible futuro. No me cabe duda de la veracidad de sus palabras, mencionó mi nombre y supo que mi misión era llegar a un lado, la única cuestión es, que tanta verdad hay en su predicción. Este suceso hace que me cuestione seriamente sobre mi participación en mi cruzada.
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