Capítulo 16: Masacre en el campamento

2377 Words
Al poco tiempo Peter regresó con Omar al lugar del picnic de sus amigos. Omar traía en los brazos un montón de comida y golosinas de todo tipo. Era obvio que no sobró nada del billete de Fernando. -Lo siento- dijo Peter tomando su lugar junto a Fernando.- Te juro que intenté contenerlo lo más que pude. -No te molesta ¿verdad?- dijo Omar sentándose junto a Emil.-Si quieres puedo pagarte, pero en mensualidades. -No te preocupes, por eso dije que yo invitaba- lo calmó Fernando. -¿Qué hora es?- preguntó Lorena, se le veía muy impaciente. Emili sacudió la muñeca, recogió un poco la manga de su suéter revelando un fino reloj de muñeca. -Son las 10:29, exactamente.- le dijo. -¡Qué ya empiece! -Ya casi, espérate un minuto más, llevas esperando esta película por meses, puedes aguantar un minuto más.- le dijo Peter. -NOOOOO- dijo la chica mientras sacudía de los hombros al qué estaba más cerca, en ese caso fue Fernando- ¡No puedo esperar más! La actitud de la chica le dió risa a Fernando, nunca había visto a alguien tan emocionada por una película, eso le hizo preguntarse algo que no había pensado hasta ese momento. -¿Y qué película es?- preguntó. Lorena se detuvo y lo vio sorprendida. -¿Qué no te dijeron?- miró a Peter y a Omar.- ¿No le dijeron? Los chicos se vieron entre ellos, percatándose que en efecto, no le comentaron nada a su invitado sobre la función de esa noche. -Vamos a ver “Masacre en el cementerio”, la película de terror más brutal del año- mientras se lo decía, Lorena una vez más sujetó a Fernando y las sacudidas aumentaban exponencialmente con cada palabra.- ¡Y lo mejor de todo es que la grabaron en este mismo cementerio! “La película más brutal del año, Masacre en el cementerio” Esas palabras empezaron a resonar en la cabeza de Fernando como un bucle infinito. La película más brutal del año… Fernando no había visto una película de terror en años y por lo que recuerda ni siquiera era una buena. Fue una película llamada “El ático”, en un intento por revisar sus niveles de tolerancia a la sangre, empezó a experimentar viendo pequeños fragmentos de ella en diferentes tipos de medios sabiendo que era falsa y controlada. Entonces vio anunciada la película, leyó varias críticas y todas concordaban en que era una historia aburrida y que su bajo presupuesto se veía reflejado en el pésimo trabajo de arte y en efectos “pocos creíbles”, con esto en mente pensó que era una buena opción para experimentar con su tolerancia en películas. No necesitaba que le gustara, bastaba con que pudiera terminarla y poco a poco, buscaría más opciones hasta tener una resistencia mayor. Entonces un día saliendo de la secundaria se dirigió al cine solo. No compró ningún tipo de alimento, así no tendría nada que vomitar. Como fue en un día entre semana a medio día el cine se encontraba bastante vacío. En la sala a la que acudió solo había nueve personas, dos grupos tres grupos de dos personas, todas conformadas por un hombre y una mujer y un grupo conformado por tres mujeres. Pocos testigos en caso de que algo saliera mal, aun así, él prefería que fueran menos. La película empezó. Las críticas tenían razón, la historia era mala. Se trataba de una familia que se mudaba a una vieja casa abandonada (bastante parecida a donde se mudo Fernando) y empiezan a escuchar voces en el ático. Varias veces, el padre sube a revisar. Las primeras veces no hay nada, pero pronto la figura de una niña en un camisón blanco y con pelo n***o largo empieza a hacer presencia. Llegó a la mitad de la película y no había rastro de sangre, Fernando empezó a pensar que tal vez la película carecía de sangre y que tal vez habría sido un experimento fallido, sin embargo pensó que al finalizar se sentiría satisfecho con él mismo, será un logro, pero se equivocó. En un momento la chica fantasma ataca a la madre de la familia. La mujer salió del ataque solo con un rasguño en la frente que sangro un poco, lo suficiente para ser notable. La aceleración del corazón de Fernando aumentó y una ligera capa de sudor frío poco a poco cubrió cada centímetro de su espalda. Tomó aire profundamente por la nariz y lo exhaló por la boca, justo como le indicó su psicóloga y los síntomas de la enfermedad bajaron lentamente, pero permanecieron presentes, pensó que si la película mantenía ese nivel podría lograrlo. Se repetía en su mente una y otra vez que solo era una película, que todo era falso… solo sangre falsa. De pronto la película se tornó sumamente sangrienta, al menos para los pobres estándares de Fernando. La chica fantasma atacó al padre, atravesando sus esqueléticas y putrefactas manos el estómago del pobre hombre. La mano entró por el frente y salió por la espalda, bañada en un rojo y espeso carmesí, mientras la familia gritaba horrorizada. Algo en el interior del estómago de Fernando lo golpeó desde adentro, dio varias patadas buscando el exterior y el único punto de escape que encontró fue su garganta. El chico se inclinó hacia adelante y dio varias arcadas, pensó en lo acertado que estuvo al no comprar alimentos, pero su estómago encontró algo mejor que vomitar. Su boca se llenó de una amarga y espesa bilis, que corrió en forma de una espesa baba por su lengua, pasando por sus labios y finalmente cayendo al suelo. Se escuchó el grito de una mujer, Fernando estaba tan mareado y confundido que no supo en ese momento si provenía de la película o fue producto de una chica en el cine. intentó levantar el cuerpo y por accidente, su mirada chocó con la imagen del padre de familia, tirado en un espeso charco de sangre con un enorme hoyo en su estómago, fue cuando el telón se cerró para Fernando, su último pensamiento fue: ¿a esto llaman efectos especiales baratos? Abrió los ojos varias horas después, estaba en un sillón, dentro de una oficina desconocida, frente a él estaban su padre, su madre y dos paramédicos. Al parecer alguien dentro de la sala notó su desmayo y llamó a una ambulancia, los paramédicos lo revisaron y al ver que estaba en un buen estado lo llevaron a la oficina de descanso de empleados, en donde consiguieron el número de teléfono de la credencial de la escuela y así contactaron a sus padres. Su madre, entre un mar de lágrimas le explicó a los paramédicos su hemofobia. Al ver que había despertado los paramédicos revisaron sus pupilas para descartar una contusión, pero al ver que estaba en buen estado se retiraron, sus padres lo llevaron a casa donde recibió un gran regaño sobre lo mucho que se arriesgo al intentar hacer algo asi solo y que no tenía caso intentar y así lo hizo, terminaron los experimentos. Fernando tenía solo trece años. Ahora, casi cuatro años después se encontraba ante un nivel completamente superior, la película más brutal del año, la masacre del cementerio, esta vez no estaba solo, estaba rodeado de sus cuatro nuevos amigos quienes amaban este tipo de cosas, con un par de hot dogs en la mano y un refresco enfrente. Era una locura, una puta locura. Las luces de los alrededores descendieron gradual y rápidamente hasta quedar en una completa penumbra y un rayo de luz detrás de ellos iluminó la pantalla blanca frente a ellos. -¡Ya empezó!-Gritó Lorena. Todos empezaron a vitorear y aplaudir. El corazón de Fernando se empezó a acelerar de solo pensar en lo que se venía. ¿Qué podía hacer? ¿Irse? ¿Cómo haría eso? Podría fingir que se siente mal (aunque no tendría que mentir realmente), podría fingir que tenía algo importante que hacer y se retiraría lentamente sin decir mucho, pero irse así en su primera salida de amigos, podría ser un mal inicio y si confiesa que no le gustan estas cosas, también podría resultar perjudicial al no tener nada más en común. Fernando empezó a notar que había algo a lo que le temía mucho, incluso más que a la sangre. Así que le dio un mordisco a su hot dog, un trago a su bebida y le sonrió a la pantalla. Lo intentaría de nuevo, con algo más en juego haría un esfuerzo aún mayor. Disimularía su respiración profunda lo suficiente como para no llamar la atención y cerraría los ojos en las partes que podrían ser malas, con todos mirando a la pantalla nadie notaria sus actitudes extrañas. La película empezó sumamente sombría, un grupo de ladrones de tumbas recorriendo el lugar buscando algo que les deje ganancias. Hasta ese momento ya habían salido varios cuerpos, pero aunque putrefactos, secos, sin una sola gota de sangre, pero en el momento en el que los muertos se levantaron de sus tumbas y empezaron a cazar a los ladrones fue cuando Fernando supo que era hora de concentrarse. Un muerto viviente capturó a uno y se dispuso a comérselo, en cuanto empezó a morderlo Fernando cerró los ojos y agudizó el oído, escuchó los gritos de dolor y los gritos de impotencia de su camarada al no poder rescatarlo. Cuando se tranquilizaron Fernando abrió los ojos. Vi al hombre llorando en una iglesia la muerte de su amigo, cuya sangre le había salpicado en todo el rostro. La capa de sudor frío se empezó a formar. No era mucha sangre, podía con eso. Respiro profundamente varias veces, en una Lorena volteó a verlo, pero Fernando se dio cuenta justo a tiempo para hacerlo pasar por un bostezo. Los síntomas bajaron y la película continuó. El hombre empezó a enfrentarse a los muertos con una pala, corto varios brazos y desprende varias cabezas, pero los muertos no sangraban, cuando parecía que iban a herir al hombre, Fernando cerraba los ojos y los abría lentamente hasta asegurarse que estuviera ileso o sus heridas fueran lo suficientemente leves como para poder sobreponerse. Lamentablemente el punto alto de la película llegó y los muertos empezaron a atacar a los ciudadanos de los alrededores. Entonces empezó el baño de sangre. Los muertos vivientes eran crueles y destrozaban a todo a quien veían. Fernando cerro fuertemente los ojos pero la tentación le gano y los abrió cuando tres muertos arrancaban los brazos a una señora a mordidas, salpicando todo a su alrededor del líquido rojo. Su estómago empezó a palpitar empujando los hot dogs hacia afuera. Respiro lo más profundo que pudo, olvidándome por completo de disimularlo. Pensar en vomitar sobre la manta en la que estaban sentados, frente a todos a su alrededor podría no solo afectar a su reputación, sino a la de sus nuevos amigos, se esforzó lo más que pudo pero iba a colapsar. Una mano le tocó gentilmente el hombro. Abrió los ojos y miró quien lo llamaba. -¿Estás bien?- Le preguntó Lorena, en voz baja. Fernando sabía que si hablaba lo que saliera de él no serían palabras, solamente asintió. -Ven conmigo.- Le susurro. La chica se levantó encorvada, intentando cubrir lo menos posible a las personas de atrás y con la mano le hizo una seña para que lo siguiera. Fernando se levantó y la siguió. Caminaron fuera de los picnics y llegaron a las orillas, En donde habían varios tipos fumando, viendo la película a lo lejos. De la bolsa trasera de su pantalón, Lorena sacó una cajetilla de cigarros arrugada, la abrió y sacó un cigarro torcido que aliso con las manos, se lo extendió a Fernando. -¿Fumas? Fernando que seguía sin sentirse preparado para hablar, negó con la cabeza. Lorena se lo puso en los labios y lo encendió. -No te gustan estas cosas ¿verdad? Fernando pensó en mentir, pero las amistades largas no duran en base a una mentira. Diría toda la verdad. Trago, para asegurarse que nada estuviera en puerta y dijo: -No es eso, tengo hemofobia. -¿Eso qué es? -Tengo miedo a la sangre, si la veo me pongo mal, vomito y desmayo. -¡¿Y qué haces aquí?!- exclamó Lorena levantando la voz lo más que pudo sin llamar la atención. -No sabia que era una película de terror- La situación ahora le parecía divertida, solo un poco.- Además,-toda la verdad, era toda la verdad.- Además, de donde vengo no tenía amigos y no quería arriesgarme a no tenerlos aqui. Lorena lo vio con ternura, era como un niño expresando sus sentimientos. -Si de verdad quieres amigos, debes tenernos la confianza para decirnos estas cosas. Y si de verdad somos buenos amigos, no te juzgaremos por eso. El cigarro de Lorenza se terminaba. Fernando pensaba dos cosas, que la chica tenía razón y que la chica le parecía muy hermosa. -Lamento que por mi culpa te estés perdiendo la película que tanto has esperado para ver. -No te preocupes, la puedo volver a ver luego.- dijo, tirando su cigarrillo al piso pisando la colilla con el tacón de su bota. -Si quieres puedes regresar, yo los espero aquí. La chica le extendió la mano. -Vuelve conmigo y si te empiezas a sentir mal, voltea a otro lado, y si ya no lo soportas me dices y te sacaré de nuevo. Fernando sabía que era una mala idea, ya lo había intentado y casi fracasa, pero pensó que no tomar su mano sería un error que lamentaría en el futuro. La tomó y la siguió de regreso a su lugar. -¿a donde fueron?- les susurro Omar. -Me acompaño a fumar un cigarro- le respondió Lorenza y le guiño sutilmente un ojo a Fer. La película continuó, estaba tan sangrienta como la dejaron, cada vez que Fernando sentía que algo malo se aproximaba, giraba la cabeza y miraba a Lorenza, sentada a su lado, con la mirada perdida en la pantalla, mientras la cálida luz carmesí iluminaba su rostro. En ese momento, el color significó algo más que solo un grotesco sentimiento.
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