CAPÍTULO 3

1778 Words
Caio Houston: Cuando tenía 7 años, mi madre fue expulsada de la casa donde trabajaba por quemar una prenda muy cara de su jefa. Yo era pequeño, pero recuerdo bien esa escena, mi madre suplicando poder mantener su trabajo casi se arrodilló frente a la mujer, pero nada resolvió porque nos echaron de la mansión. No teníamos adónde ir, recuerdo que mi madre tenía un teléfono muy viejo e hizo una llamada, puedo decir que esa llamada cambió nuestra vida. Recuerdos: Llegamos a una casa muy grande, de hecho, es una mansión como la antigua casa de mi madre, mamá toca el timbre y una señora responde. —¿Sí? —nos saluda la señora. —Buenas noches, necesito hablar con el Sr. Houston escucho a mi madre decir. La señora se extraña, pero sus ojos caen sobre mí, en ese momento veo sorpresa en su mirada, abre la boca impactada, parece que está viendo un fantasma delante de ella, el fantasma de hecho debo ser yo, porque no aparta los ojos de mí. —¡Dios mío! —responde ella. —Por favor, llámelo para mí —mi madre vuelve a pedir con la voz entrecortada. La señora asiente, nos pide que entremos, recuerdo que estuvimos unos 10 minutos sentados en la sala, era grande y cómoda, después de unos minutos un hombre fuerte, moreno, de ojos verdes bajó, se parecía a mí y estaba sorprendido por mi presencia. —¿No lo hiciste? —me mira y luego vuelve su atención a mi mamá. —Necesitamos hablar —ella dice. Él frunce el ceño y respira pesadamente. —En mi despacho —responde nervioso. —Caio, cariño, ¿puedes quedarte aquí un poco? Mamá vuelve pronto —ella dice. —Claro, mamá —respondo jugando con mi muñeco. Mi madre sonríe, luego recuerdo que pasé más de una hora sentado en esa sala, la señora muy amable trajo varias galletas para que comiera mientras esperaba a que mamá regresara. Fin de los recuerdos. Ese día descubrí que tenía un padre, por lo que mi madre dijo, él no sabía de mi existencia, ella nunca entra en detalles conmigo respecto a por qué él no sabía, y mi padre tampoco ha hablado nunca. Unos años después, mi madre se fue, pero en el tiempo que estuvo a mi lado, ella se casó con mi padre y tuvieron otros dos hijos, tengo dos hermanos. Lorenzo que es mi hermano del medio y Enzo que es el más joven. Yo me encargo de las empresas de mi padre y mis hermanos son mi mano derecha e izquierda, siempre están atentos a todo, al igual que yo. Tenemos nuestras diferencias, pero siempre estamos juntos pase lo que pase, los hermanos Houston, así nos llaman desde nuestra infancia. —Caio, necesito un favor —Lorenzo entra a mi despacho sin pedir permiso, como siempre, odio eso, sin embargo, él nunca pide cuando necesita algo, normalmente hace lo que se le antoja, es un caso perdido. —Dime, Lorenzo, ¿sabías que tengo una puerta? —pregunto irritado. Él sonríe de forma idiota. —¡Oh! Siempre estás estresado, no sé cómo todos los empleados te soportan —dice burlándose. —Les p**o el sueldo —digo obviamente. —¡Pobres! —responde con sarcasmo típico Lorenzo—. Necesito prestado tu apartamento —dice. —¿Qué? —Dios mío, te quedaste sordo —exclama mirando al techo de la habitación. Juro que algún día mataré a mis hermanos. —Escuché perfectamente, Lorenzo —digo—. Simplemente no entiendo por qué mi apartamento —respondo confundido. —El mío está en reformas y no puedo llevar mujeres allí —responde como si fuera lo más normal del mundo pedirle el apartamento a su hermano para acostarse con alguien. —No voy a prestar nada, existe una cosa llamada hotel, haz como yo, llévate a las putas allí —digo escribiendo en el aire con un bolígrafo. —Vaya, Caio, casi no vas allí y... —deja de hablar cuando Enzo también irrumpe en mi despacho, me pregunto si mis hermanos tienen problemas con las puertas o si mi madre no pudo inculcarles educación. —Necesito de ti, Caio —Entra hablando Enzo. Me pregunto por qué siempre soy yo a quien acuden. —Yo también necesito, pero hoy él está de mal humor —dice Lorenzo bufando. —¿Por qué? —pregunta Enzo. —No quiere prestarme su apartamento —responde Lorenzo. —Pero tú no vas allá, Caio, ¿qué cuesta prestarlo? —pregunta Enzo. —Él quiere llevar mujeres a mi apartamento, ni yo hago eso —respondo irritado. —¿Son bonitas? —pregunta Enzo. —Son hermosas, hermano, pero es solo un rollo y mi apartamento está en reformas —dice Lorenzo. —Caio, préstale el apartamento para que folle, tú ni siquiera vas allí —insiste Enzo como si fuera algo normal. —¿Qué hacen ustedes en mi despacho aparte de querer mi apartamento para cualquier ligue? —pregunto nervioso. —¡Dios mío! Si me contagio de tu mal humor estoy perdido, pero volviendo al tema, necesito que me prestes tu moto —responde Enzo. Me levanto indignado desde la silla. —No voy a prestar nada —decreto. —Ves lo que te dije Enzo, Caio tiene una aura muy negativa hoy —Lorenzo habla burlándose de mi cara. —Caio, necesito ir a uno de nuestros proveedores hoy y no tengo medio de transporte —Enzo responde tranquilamente. —Enzo, tienes 5 motos —hablo. —Sí, pero están pasando por una revisión —responde. —¿Las cinco motos? ¿Y los autos? —pregunto levantando mis cejas. —Nuestro Caio, ¿cuesta ayudar al chico? —Lorenzo pregunta burlándose de mi cara. Respiro pesadamente, porque sé que no se irán de aquí hasta que consigan lo que vinieron a buscar. —Sabes qué, ustedes ganaron, aquí están las llaves —Entrego la llave de mi apartamento y de mi moto, ambos sonríen satisfechos, hijos de puta. —Gracias hermano, buen trabajo —Enzo habla. —Recomiendo ir a una fiesta esta noche, te hará bien desahogarte —Lorenzo habla con la mayor cara de descaro del mundo. Termino otro día de trabajo y me voy, paso por la mansión y decido realmente ir a una fiesta, Lorenzo tiene razón, necesito desahogarme. 1 mes después Cuando llegué a la fiesta esa noche, vi a la dueña de mis pensamientos, Suzana Ferrari. La conozco desde que me mudé a la casa de mi padre cuando tenía siete años, digamos que nuestras familias están muy unidas, bueno, nuestros padres. Mi padre es un gran amigo del señor Olavo Ferrari, el padre de Suzana, así que siempre pasaba tiempo con ellos, pero eso terminó cuando me acosté con la novia de mi mejor amigo, Vitor Ferrari, el hermano de Suzana. Vitor, Guilherme, Rafael y yo éramos inseparables, pero todo terminó cuando su ex me engañó en una discoteca, estaba muy enojado por haber perdido algunos negocios y terminé bebiendo como loco, en ese momento me acosté con ella, pero lo difícil es que no recuerdo completamente la situación, fue algo extraño, como si estuviera y no estuviera en esa habitación, Ana Paula dijo que me amaba y quería estar conmigo para siempre, y por supuesto que la rechacé, ya me había arrepentido de lo que hice. Quería contarle a Vitor lo que sucedió, pero él estaba locamente enamorado de ella, bueno, iba a casarse con ella en unos días, porque Vitor tenía intenciones de casarse con ella. Me sentí destrozado, pero prometí que nunca más dejaría que la bebida me controlara y realmente no lo ha hecho. Después de unos años descubrí que Vitor se casó con mi amiga de la infancia, Stefany Alencar, ella es la hija de la mujer que dejó a mi madre en la calle cuando tenía 7 años, volví a hacer amistad con Stefany después de tanto tiempo y, por supuesto, también me acerqué a Suzana otra vez. Me acerqué demasiado y comencé a sentir cosas extrañas, no puedo explicarlo, pero mi corazón siempre se acelera cuando ella está cerca. Aunque nunca he tenido el deseo de amar, me gusta mi libertad y estar atrapado nunca ha estado en mis planes. Coqueteamos cuando éramos muy jóvenes, pero eran cosas de adolescentes a las que nunca les di importancia. Entonces me alejé de Suzana durante varios meses y ella comenzó a salir con un tal Daniel, juré que no me gustó, pero me alegré, porque ella dijo que habían terminado. Estar demasiado cerca de Suzana nunca es bueno. Después de nuestro reencuentro, terminé besándola esa noche y tuvimos relaciones, solo fue sexo de una noche y puedo decir que fue el mejor sexo que he tenido en mi vida. Durante meses había estado alimentando ese sentimiento y lo maté. Fue solo sexo, eso es lo que le dije a todos después de un mes de lo ocurrido. Después de haber estado con ella, no he tenido relaciones sexuales con ninguna otra mujer, Suzana me marcó y me gustó, pero no busqué más. No hemos hablado, creo que ella se quedó un poco molesta porque me fui por la mañana y la dejé sola, pero así es como trato mis encuentros. Y es mejor así. Días después: Estoy sentado en mi oficina ocupándome de algunos documentos, cuando escucho un golpe en la puerta, doy permiso para entrar y veo a mi secretaria. —Sr. Houston, hay una mujer que quiere hablar con usted —Mi secretaria me saca de mis pensamientos. —¿Quién? —pregunto. —Su nombre es Suzana Ferrari —responde. Siento que mi corazón se acelera solo de escuchar ese nombre, pero al mismo tiempo estoy curioso por saber qué está haciendo Suzana aquí. Ha pasado un mes desde que tuvimos sexo y no nos hemos visto. —¿Qué le digo? —mi secretaria pregunta después de que quedé algunos minutos atrapado en mis pensamientos. — Pídele que entre, por favor —respondo. Ella asiente con la cabeza y se retira. Luego veo a Suzana entrar a mi oficina, hermosa como siempre. Suzana es una mujer perfecta, una diosa, pero veo sorpresa y tristeza en sus ojos, en este momento sé que algo ha sucedido. —¿Qué pasó, Suzana? —pregunto. —Caio, estoy embarazada —Ella habla como si fuera la noticia más normal del mundo. En este momento sentí como si mi corazón fuera a parar, pero no de un modo positivo, sino de la peor manera que existe. ¡Imposible!
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