Diecisiete

2348 Words

El viaje hacia la casa de Francisco fue muy silencioso. Íbamos en una limusina, pero era incapaz de mirar a Francisco, es más, era incapaz de pensar. No quería estar encerrada en un auto con este hombre, me moría por ver a Alek y pedirle explicaciones, pero dudaba que pudiera o peor… que quisiera hacerlo. Cuando el auto se detuvo, bajé sin esperar a que nadie me abriera la puerta. Francisco me ofreció su brazo y negué suavemente con la cabeza para caminar a su lado en dirección a su habitación, cuarto que para mi desgracia, recordaba perfectamente. Una vez dentro del cuarto, Francisco se sentó en un sillón y me obligo a sentarme sobre él. Acarició mi cabello y me besó la mejilla, pero me aparté de él, levantándome como un resorte y mirándole cruzando los brazos, esperando una explica

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