Ya llevaba una semana viviendo en casa de Francisco, una casa enorme y muy hermosa de la que ya conocía casi todos sus recovecos. Lo bueno de vivir con Francisco era que como tenía trabajo casi todo el día, me permitía andar libremente por la casa, aunque yo no me sentía libre de ninguna manera. En aquella semana, no había vuelto a tener llamadas de Alek, es más, como mi celular era lo único que llevaba conmigo cuando me trajeron de regreso, no tenía cargador y la batería estaba a punto de acabarse. Pero no saber nada de Alek en aquellos días me estaba sirviendo bien para analizar fríamente las cosas. Al comienzo de esta aventura, Alek era el hombre al que más odiaba por todo lo que planeaba hacerle a Brandon por su traición y entendía que no soportara el carácter irritante de mi her