Miré el techo, sintiendo mis músculos doler y las náuseas persistentes aún en mí. Las náuseas matutinas eran una mierda. Tomé un trago de ginger-ale mientras me incorporaba, antes de escuchar el toque en mi puerta de nuevo. —Ariana —la voz suave de Sara me hizo saber que era momento de desayunar, y además de no querer comer, no me sentía segura de ver a Alek después de lo que pasó ayer. Más que nada porque sentía que de alguna manera, le fallé. Después de que me fuera de regreso a mi habitación, escuché algunos gruñidos y ruidos sordos antes de escuchar el auto de Alek, el cual regresó varias horas después. Una parte de mí sintió que debí haberme quedado, nunca fue alguien que dejara a una persona de lado cuando esta tenía problemas. Pero había dejado a Alek y no sabía cómo darle l