Adara se sentía incomoda pero no podía negar, que si no hubiera sido por Liam, ella seguiría siendo torturada por Isabel y los sastres. Así que acepté que la tomara de la mano. Mientras caminaban por los pasillos del palacio, sosteniendo sus manos, Liam sintió como si estuviera completo y deseó no tener que soltar esa mano nunca más. Pero cuando llegaron al comedor, Adara soltó su mano. _ Me hubiera gustado que el camino hasta aquí, hubiera sido mucho más largo. _ Pues yo no. Liam apartó la silla para que Adara se sentara y le dijo. _ Después de la comida nos iremos a la ciudad. _ Está bien. Mientras las sirvientas sirvieron la comida, Liam le preguntó. _ Tan mal te lo pasaste con mi madre. _ No me la paso mal con ella, solo no me gustan los vestidos apretados e incómodos que usan