Isabel admiraba la confianza que mostraba su hijo, pero Adara tenía el mismo espíritu que ella, sabía perfectamente que ella no le dejaría las cosas fáciles y su cambio de actitud se lo demostraba. Isabel dio un largo suspiro y le dijo. _ Solo mantenla vigilada y no bajes tu guardia. _ Ya te dije que no tienes nada de qué preocuparte. _ Es verdad, el que debería preocuparse eres tú y no yo, por cierto, Adara fue invitada a una fiesta de té, le he dado permiso para asistir. _ ¿De quién es la invitación? _ De la señorita Dione Calember. _ Creo que lo mejor será rechazar esa invitación, me preocupa que le pase algo. _ Solo asígnale más guardias para que la custodien y estaba pensando en darle a uno de los caballeros de mi guardia personal. _ ¿Ya has pensado en alguien. _ Si, en la