2. DOS SEMANAS

1494 Words
NARRACIÓN - Soy… - la interrumpen. - ¿Quién es? – se escucha la voz de Diana, su madre. - Emmet Harris, señora. - Hola mi amor, debes estar por llegar – saluda emocionada, cuando el ruido de fondo la hace tener curiosidad. - ¿Por qué hay ruido de hélices? - Ahhhhh… es la televisión. - ¡Qué televisión! Hace años no ves televisión. - ¿Dije televisión? Quise decir celular – tiene un tono culpable. - La cosa es que no podré llegar, estoy algo lejos. - ¿Lejos? Pero si ayer hablamos y estabas a un vuelo cortito de acá. - Bueno, eso… muchas cosas pasaron. Tardaré unas 2 o 3. - ¿Horas? - Un poco más. - ¿Días? - Un poquito más. - ¿Estás loco? Se supone ibas a ayudarme con los temas pendientes para el proyecto que iniciaré. - Mis amigos van a realizar un viaje para celebrar que finalizamos la universidad y las pasantías. - ¿Más fiestas? Tenías que estar acá hace dos meses. Moni tiene permiso de maternidad y la pasante ya se va. - Déjala de asistente un tiempo. No será tan buena como yo, pero lo hará bien hasta que llegue en dos semanas – su madre respira frustrada. - Ok, por favor cuídate y repórtate a diario para saber que estás vivo. - Siempre, te amo. En cuanto regrese pondré todo en orden. - Y te reportarás en la matriz de la corporación, no puedes aplazar más tu trabajo con ellos. - Lo sé, nos vemos en dos semanas. - Ojalá. - Ya lo verás. TRES MESES DESPUÉS EMMET Ok, admito mis semanas sabáticas se pasaron un poquito del tiempo. Bueno, tres meses de tiempo, pero vamos, solo se es joven una vez. Después de que mamá se recuperó de su atentado hace casi 3 años, volví a la universidad sin Benji y conocí a mi nuevo grupo de amigos, todos herederos, todos en la misma situación que yo: tener que complacer a sus padres para poder tomar un cargo en sus empresas. Mi familia dice que me conquistó su mundo, porque pasé menos tiempo en casa, faltando incluso a navidad y fin año, pero no es exactamente así. Mis amigos me entienden, la presión, las reglas y también todas las excepciones que podemos obtener, algo que acá no pondrán comprender porque los Bolton viven libres, los Harris no. Finalicé la universidad con honores, cumplí 21 e hice pasantías en la sucursal de la corporación en el extranjero, tres de los requisitos para mi herencia. Ahora me toca trabajar en la matriz y en un par de años desbloquearé la última cláusula de mi difundo padre, para al fin tomar el control de todo lo que me dejó. Llego al aeropuerto privado de incógnito, necesito llamar la menor atención posible o mi madre se enterará de dónde mismo llego y eso no me conviene. Un chofer me espera, llevándome a mi hogar, imagino la felicidad que les dará verme entrar de sorpresa. Mi madre debe estar vuelta un enredo sin mi ayuda, Lili va a emocionarse porque soy su mejor amigo, le gano hasta a Luna. Conoceré el nuevo departamento de Ala, también el consultorio de Benji, puedo ir a recibir a Tahís cuando llegue. Ojalá puedan cenar algunas noches en casa, será increíble pasar juntos como antes. Solo nosotros. Bajo del carro con mi maleta y me dirijo a la puerta. Intento utilizar mi llave, pero no funciona, tampoco el código. Noto que es una puerta diferente. - ¿Cuándo la cambiaron? – digo en voz alta. No me queda de otra que tocar para que me abran, mejor, será mayor la sorpresa. Empiezo a exasperarme porque parece nadie logra escucharme, hasta que la puerta se abre. - Ey, regresaste – Tahís me recibe algo emocionada. - ¿Qué haces acá? - Vine hace 1 mes, vamos a mudarnos con Mary y me adelanté a buscar casa – me mira extrañada. - ¿Y tu llave? - No sé, cambiaron de puerta. - Cierto que no estuviste, fue tan divertido que papá estrellara la moto de Benji – sonríe como si tuviera un gran recuerdo. - ¿Papá hizo qué? - Olvídalo, cuando veas el video de seguridad lo notarás – pasamos. - ¿Y mamá? – pregunto. - Creo que salió a ver la locación de la película que va a dirigir. - ¿Va a dirigir una película? - Claro, debiste perderte de eso también – camina y la sigo. Siento estoy en otra casa, en otra dimensión, porque el color de las paredes se ve distinto. - ¿Ala y Benji? – observo todo a mi alrededor. - En la oficina de mamá, vamos – camina hacia la izquierda. - La oficina es por acá – señalo el lado contrario. - La cambió de lugar para ver la fuente del jardín. - ¿Fuente? ¿Cuándo me perdí de eso? - Es una larga historia. - Ok. ¿Y de eso? – señalo un hoyo en la pared. - No hay tiempo para eso. Además, Luna cuenta mejor lo que le sucedió. - ¿Luna habla? - Como una lorita – un perro rubio y desconocido me salta encima. - No conozco a este perro. - Es Chichi – se detiene a acariciarla y besarla, hasta parece humana mi hermana. – Benji la rescató, está por tener cachorros. - ¿Adoptaron a alguien más mientras no estuve? Solo eso faltaría. - Hola – sale de la nada una chica de linda sonrisa que parece tener mi edad. Es algo bajita, con lentes y cabello castaño rizado recogido en un moño. Viste bastante seria para su edad, la miro con sorpresa, mucha sorpresa. - Preciosa, mucho gusto – pongo mi sonrisa más coqueta y tomo su mano, llevándola a mis labios. – Emmet Harris Bolton para servirte – se ve algo asustada, yo miro a Tahís sonriendo, sin entender de dónde salió esta chica tan linda. - ¿A quién estoy saludando? - Tu reemplazo – suelta mi hermana. - Mi reempla… - borro mi sonrisa. – Cómo… ¿qué? - Es tu nueva hermana – Tahís se ve seria, la chica pasmada y yo me congelo. Siento mis ojos se salen de mi rostro por la impresión, cual caricatura. Mi hermana empieza a reírse. – Es broma, llegó a reemplazarte en tu puesto de asistente con mamá – le suelto la mano molesto, no creí saludaba tan amable a mi competencia. - Solo me fui unos días – reclamo. Ya no se puede uno desaparecer un tiempo que le quitan el trabajo. - Tres meses. - Igual – la miro. - Eres la pasante. - No – dice algo tímida. - Soy su asistente contratada. - ¿Qué? – me lanzo para atrás y caigo en el piso. – ¡Auch! – me quejo del dolor por la caída. - ¿Por qué te lanzaste así? - mi hermana me ve como si fuera un lunático, mientras me ayuda a levantarme. - ¡Porque siempre ha estado aquí mi sillón! – no puedo con tantos cambios. - ¡Re decoramos! – grita. - ¿Dónde está mi mamá? ¡Necesito quejarme! - Madre, digo Diana, salió a una reunión – dice la nueva con timidez. - Volverá en 1 hora. - Perdón, ¿madre? ¿Diana? – la miro fijamente, mientras Benjamín llega hasta nosotros, supongo por mis gritos. - ¿Qué pasó? – dice. Tahís lo detiene divertida. - Deja, que viene lo mejor – le responde. - Va a colapsar – ríe. - No creo – Benji le da la contra. - 10 a que sí. - 20 a que no. - Estamos en algo – los interrumpo. - ¿Por qué llamas así a MI MAMÁ? - Si… un día se me salió decirle madre y a ella le gustó en lugar del Diana. - ¿Del Diana? Señora Diana querrás decir. - No le gusta que le diga señora. - No dejaría que alguien de mi edad le diga Diana, ¡ni yo puedo decirle Diana a Diana! - La acaba de llamar así… - casi susurra. - Fue un error… - me defiendo. - No tengo por qué darte explicaciones. ¡MAMI! - No está – responde. - ¿Cómo te llamas tú? - Soy Romi, mucho gusto Emmet – estira su mano con amabilidad, parece no entiende estamos peleando. - Ningún Emmet, joven Harris por favor. - ¿Joven Harris? – Tahís se ríe como foca. - ¿No quieres que te haga reverencia también? Tanta fiesta loca te dañó el cerebro – me despeina como si fuera un niño. - No molestes – quito sus manos y me peino. - ¡MAMI! - ¡NO ESTÁ! - gritan en coro mis hermanos y siento estoy a un paso de un colapso nervioso. Son demasiados cambios… ¡ODIO LOS CAMBIOS!
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD