Capítulo 6

787 Words
No se olviden de seguirme en IG: @loslibrosdemica _____________________ La alarma suena y con el simple de hecho de que suena una canción movida, en mi rostro aparece una sonrisa.  Tarareo roncamente el ritmo de Charlie Puth y me incorporo aún con los ojos cerrados para caminar hacia el baño. Decido encender el estéreo y dejar que la música inunde mi habitación, aún cuando sé que como consecuencia mi compañero de cuarto despertará y dirigirá todo su mal humor hacia mi persona.  Cepillo mis dientes mientras muevo mi cintura y reviso las notificaciones en mi móvil; tengo muchos comentarios en el vídeo nuevo que subí anoche de la coreografía de 7 rings.   Sonrío complacida, siempre es bueno recibir halagadores comentarios.  Veo el horario que tengo detrás de la puerta de mi habitación y compruebo, para mi desgracia, que tengo entrenamiento en la universidad. Este entrenamiento se basa en que un profesor de atletismo nos exija en un gimnasio y con pesas, lo mismo que exige a sus alumnos de fútbol americano.  No todo era baile.  Como en el entrenamiento tengo las primeras horas del día, decido no ducharme y procedo a vestirme. Un jogging n***o con rayas blancas a los costados, un top n***o básico y una camiseta al cuerpo que pienso en quitarla al momento del entrenamiento. Luego de poner mis zapatillas negras de deporte, camino por el pasillo hasta llegar a la cocina y tomar mi mochila.  Miro la hora en mi teléfono y al ver que no tengo tiempo para desayunar, decido comprar algo en la cafetería.  El edificio en el que vivía estaba ubicado estratégicamente a tres calles de la universidad por lo que con caminar a paso rápido, llegaba siempre a horario aceptable. Al llegar, me encuentro con Aiden en la entrada.  —Buen día —saluda con una sonrisa socarrona, incorporándose de la escalera.  Simplemente sonrío y continúo con mi camino, ignorando el hecho de que esperaba por mi. Eso a veces me ponía incómoda, él buscaba cosas muy distinta de mi y yo simplemente no estaba para nada serio.  —¿Qué clase tienes ahora? —pregunta pasando un brazo por mis hombros.  Lo quito, fulminándolo con la mirada, cosa que le provoca una carcajada. Tengo la débil teoría que al hombre, en cuanto más le niegues, más quiere.  —Gimnasio con el señor rules —respondo malhumorada y divertida por el apodo que le pusieron los alumnos.  —Ánimo, nada es peor que ballet con la señorita soltería a los cuarenta —ríe.  Niego con la cabeza, sonriente. Éramos tan iguales que hasta odiábamos las mismas asignaturas y amábamos las mismas.  Nos adentramos al establecimiento con un par de miradas encima, es algo a lo que ya me acostumbré pero que no deja de ser incómodo. Pasar la cantidad de tiempo que yo paso con el hombre más guapo de la carrera, el más solicitado y del que menos se le conoce una novia, significaba tener muchas especulaciones encima. Eso sin nombrar que yo no me relaciono con más personas de las necesarias y él está prácticamente todo el tiempo conmigo.  A veces me abrumaba pero era mi amigo, el único que tenía en realidad. Bueno, él y Maia eran los únicos amigos que tenía.  —Escuché que van a venir un par de "cazadores de talento" a ver las clases —susurra haciendo las comillas con los dedos, ganándose mi atención por unos minutos—. No sé si realmente sean cazadores de talento como tal pero por las dudas, mueve esas caderas.  Me guiña el ojo y da una palmada a mi trasero para luego doblar hacia su clase. Niego con la cabeza, divertida y continúo hasta encontrar las enormes puertas del gimnasio.  Maldita sea, odio ejercitar con pesas.  Al entrar, dejo mi mochila en uno de los casilleros disponibles e intento ignorar los comentarios de las personas sobre algún tipo de increíble acontecimiento. No me interesaba e incluso intentaba no involucrarme en más de lo debido con la carrera, solo venía a las clases y ya.  Se respiraba mucha competencia en el aire y cuanto menos me involucrara en esos aspectos, mejor me saldrán las cosas. Lo que pretendo de mi futuro está muy lejos de lo que se consigue con esos cazadores de talento.  —Escuché que vendrán ambos, no puedo esperar a ver si son tan guapos como en la pantalla —exclama una chica a mi lado y su amiga lanza un gritito, emocionado.  Ruedo los ojos y oculto mi sonrisa, burlona.  Wolves sonaba por los parlantes del gimnasio y para desgracia el profesor sopla su silbato, dando por comienzo a la clase.  Espero que mi día mejore luego de esta tortuosa clase. 
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