Nathaniel se había vuelto loco o había tirado un hechizo sobre ella, no podía creer que se viera tan guapo en simples vaqueros rotos y con los guantes de motociclista, llevaba una chaqueta de cuero que le hacía lucir genial, la mujer no se dio cuenta de cuanto había tardado en devorarle con la mirada hasta que sintió el movimiento intenso de sus labios contra los suyos. La joven le rodeó con sus brazos y sus piernas y Nathaniel cerró con su pie la puerta. Se fundió en un apasionado beso junto a su amante la cual ansiosa recibía sus caricias y su respondía con fuerza a sus besos, el juego entre sus lenguas el rose de sus labios mezclado con la necesidad y abstinencia a la que son sometidos todo el día en el trabajo. —Hola —le saludó la chica y le dio un beso en el cuello. —Hola. —¿Te