Fueron los últimos en abandonar el lugar y Nathaniel se dirigió a un hotel, creyó que el edificio era una de las múltiples propiedades de Nathaniel, puesto que les asignaban la misma habitación, la cual casualmente estaba disponible y equipada tal cual los gustos de ambos. Al ingresar a la misma habitación de siempre la joven comenzó a deshacerse de sus zapatos, Nate guindó la chaqueta y fue hacia el mini bar en busca de una de sus bebidas favoritas. —¿Quieres ver una película? —preguntó Nathaniel. —Tal vez. —¿Algo en especial? —Nada de miedo, nada de matanza, acción, ficción. —¿Romance? —Y comedia. —Me quité los zapatos y solté mi coleta. Caminé al refrigerador y encontré una botella de vino, Nathaniel pidió unas palomitas y cosas para ver la película, comimos una hamburguesa y com