Analía llevaba rato observando a Nathaniel y él a ella como si cada uno tuviese un problema con el aspecto del otro o su compañía, ella estaba envuelta entre las sábanas y él tenía su bóxer ya puesto y parecía no querer moverse de la cama, la joven se quitó las sábanas que cubrían su cuerpo y corrió al baño, se lavó el rostro y ató su cabello, tomó un camisón viejo y se lo puso. —Bien, ¿podemos salir mañana? —Como en una cita. —No, me lo debes, es un favor. —¿En serio…? —Me conocerás mejor. —El joven asintió y se levantó para buscar sus pantalones, tomó su camisa y besó los labios de Analía, antes de despedirse. La mujer se fue directo a su cama y disfrutó de aquel enloquecedor aroma, aún no había logrado pasar una noche con Nathaniel en su casa o en su cama pero todo a su ti