Era tan caótica la situación de Becky, que de mis labios no podían salir nada hacia ella, sabiendo que no había una forma de consuelo adecuada. ¡Su madre le había quitado a su hija! Y como si fuera poco, le mintió por tantos años. Era horrible. En parte, me llegaba a la mente Adrien, pero la situación era muy, realmente muy diferente. Becky sabía que tuvo una hija, sabía que estaba con alguien más y nadie nunca se dignó en decirle dónde habían llevado a su hija. Miré hacia mi derecha cuando la puerta de la casa de su madre se abrió, había escuchado unos cuantos gritos y luego a ella salir. Observé por el retrovisor y allí estaba ella, observando la calle. Observé Miré también y venían dos coches, en ambas direcciones. El grito de su madre me hizo comprender la intención de Becky