—¿Me llamaste?—la voz de su hija se escuchó enojada y lo estaba. Entró al salón donde aguardaba su padre luego de regresar de su viaje. —¿Así recibes a tu padre?—preguntó con cierta tristeza, no por Casandra, sino por Rebecca, él y su hija eran muy unidos, fue un padre joven y logró comprenderla en todos los aspectos, le dio tanto amor del que le fue posible y aún un poco más del necesario, sin dejar un solo hueco a que hiciera falta una madre. Una madre que los abandonó a ambos. Había criado a una hermosa niña de la mejor manera posible, siendo él su único padre. —Tuviste el privilegio de ver a David Jackson y no me llevaste.—debido a eso su enojo.—¿Se supone que tengo que mostrarme feliz por eso?—con los brazos cruzados sobre su pecho, observaba con el ceño fruncido a su padre.