—Estoy nerviosa, papá.—aquella palabra quedaba corta. —Ya lo creo, me siento igual. Había visto a David de cerca, muy de cerca, pero en la pista, con su traje, su casco y ahora pasaba esto, no solo nos daba entradas, también lo veríamos. ¡Dios, esto era fantástico! ¡Nunca creí que me fuera a pasar algo así! ¡Una invitación de David! ¡David Jackson! El piloto más sexi, hermoso y…¡maldición! Tenía que controlarme. Estos latidos me iban a dejar sin respiración pero la emoción era muy grande. Papá también estaba emocionado, no eran las entradas, no era el hotel, eso era algo que podíamos costearnos nosotros, ¡era David! ¡Conocerlo de esta manera tan directa! —Espero que no te pongas a gaguear, por favor.—le pedí. —Y tú espero que no te quedes sin palabras. —¡Es lo que haré! Y esp