Una cita o una trampa

1554 Words
Al día siguiente Alameda Edward Toda la noche impaciente mirando la luz de la luna que entraba por la ventana de mi habitación, esperando ver el amanecer hasta que vi el primer rayo de luz, entonces agarré mi saco con las provisiones y bajé por las escaleras hasta la puerta principal del hotel para salir en busca de mi caballo. Tras un largo camino donde la inclemencia del sol se está haciendo presente, me bajo del caballo y tiro de las riendas para que me siga el animal, así trato de ubicarme en el lugar del mapa que me dio James, mirando solo un camino polvoriento lleno de rocas y unos cuantos arbustos alrededor mío hasta que escucho el sonido de un arroyo, ¿Será posible? Halle el lugar tan rápido, esperemos correr con algo de suerte, sigo el ruido abriéndome paso entre los arbustos encontrándome con una pequeña pendiente con lechos rocosos donde encuentro el caudal del agua fluyendo, solo admiro el arroyo, fue fácil encontrarte, veamos si estás lleno de oro, así empiezo a sacar las herramientas para mi búsqueda, quedándome a orillas con un recipiente donde comienzo a sumergirlo en el agua. Unas horas más tarde He corrido con bastante suerte el arroyo ha sido generoso dándome suficientes pepitas de oro, por hoy creo que tengo suficiente, además que debo regresar al pueblo porque pronto oscurecerá y no quiero encontrarme con ningún animal peligroso. Tras un largo trayecto caminando mientras tiraba de las riendas del caballo llego al hotel, enseguida agarro las alforjas para ponerlas en mi hombro y dejo al animal atando las riendas a un poste, así entro y lo primero que hago es saludar al dueño del hotel que está en la recepción. –Buenas tardes Samuel, parece que tendremos una linda noche ¿No lo crees? –Hola irlandés veo que estás de muy buen ánimo ¿Sera que corriste con suerte? ¿Encontraste alguna pepita de oro? –me pregunta con curiosidad. –No solo encontré una pepita, tengo suficiente para lo que quiera, ahora lo que necesito es comprarme ropa decente y darme un buen baño para quitarme todo este lodo que llevo encima. –Amigo con el baño te puedo ayudar, ya te subo agua caliente a tu habitación y por la ropa camina hasta la cantina da unos pasos más allá y encontraras una tienda con lo que necesitas. Tras haber usado la tina en un baño relajante, termino de abotonarme la camisa, me pongo el saco observando que me queda muy bien, cómo me lo aseguró el sujeto de la tienda de trajes, la verdad es que ni mi madre me reconocería si me viera vestido así, en fin, llegó la hora de conquistar a Elizabeth Burkle, esa mujer va a conocer quién es Edward Cooper me grita mi ser. Elizabeth Lo único que me entretiene en este maldito pueblo, es la tienda de mi padre porque de lo contrario moriría de aburrimiento, para mi suerte ha sido un día bastante tranquilo a pesar de la gentuza con la que he tenido que lidiar, ahora solo acomodo todo para poder irme a la casa, a descansar, incluso mi padre está terminando de organizar unos escaparates con nueva mercadería que llegó de San Francisco, aunque cuando pensé que era hora de irnos escucho que alguien saluda al ingresar en la tienda, pero yo sigo en mi labor. –Buenas tardes… Levanto la mirada con disimulo para saber quién entro a la tienda, para mi sorpresa miro a un hombre bien vestido incluso peinado, en un segundo le reconozco la voz. –Buenas tardes irlandés, ¡Mírate! Parece que te fue muy bien hasta un traje te compraste– dice mi padre. –Buenas tardes James le agradezco la ayuda con el mapa, además tuve mucha suerte y encontré algo de oro. –Te lo dije irlandés, sabía que en ese lugar había oro. –James……No quiero ser atrevido, pero quiero pedirle permiso para dar una vuelta por la ciudad con su hija, claro si ella está de acuerdo. ¿Que acabo de escuchar? Este imbécil piensa que, porque encontró unas cuantas pepitas de oro, voy a salir con un hombre como él, por más que este mejor vestido es un maldito donnadie, sigue soñando irlandés, no eres suficiente hombre para mí me lo repito por dentro. –¿Me das un minuto irlandés? Ahora lo charlo con mi hija– escucho a mi padre decir. –James no se preocupe yo lo espero. Yo sigo en mi labor como si no hubiera escuchado nada, aunque mi padre se acerca a donde me encuentro, pidiéndome que lo acompañe hasta la bodega, sin muchas ganas lo sigo. –Cierra la puerta Elizabeth para hablar con más tranquilidad– me pide. –Padre ¿Qué quieres? Habla de una vez– le digo impaciente. –Sé que escuchaste lo que dijo el irlandés, conmigo no te hagas la tonta, dame una respuesta. –Padre no sé de qué estás hablando ¿Puedes decírmelo? –le miento. –Te lo repetiré Elizabeth, el irlandés quiere salir contigo. –¿Y? ¿Qué quieres que haga Padre? Debo aceptar salir con cualquier donnadie solo porque te lo pide, te equivocas– le afirmo molesta. –Elizabeth piénsalo, el irlandés es un hombre joven no como Samuel que ya tiene sus años encima, además hasta el tipo se bañó y se compró hasta un traje. –Padre es un maldito donnadie que apenas tiene unos cuantos dólares encima, no es un hombre rico– le aseguro. –Elizabeth si sigues con esa actitud te quedaras soltera, además el tipo acaba de encontrar muchas pepitas de oro– me afirma molesto. –¡Son unas insignificantes pepitas!, Nada más– le respondo con desprecio. –Elizabeth ¿Por qué no lo averiguas saliendo con él? Tal vez te lleves una sorpresa y pueda ser el hombre que esperas. –Sí tan feliz estás con él, sal tú padre con el irlandés– le expreso sarcástica. –Eres una niña mimada, pero yo tengo la culpa por haberte dado todo, ahora escúchame bien vas a salir con ese hombre así tenga que llevarte a rastras ¿Entendiste? – a los gritos me dice. –Lo voy a hacer porque no quiero estar toda la noche escuchando tus regaños, dile que en una hora me recoja en la casa. –Nada de en una hora, en este momento sales con él, porque eres capaz de encerrarte en tu habitación y no hacerlo– me asegura molesto. Edward Me parece que me precipité con pedirle a James salir con Elizabeth, la verdad es que no pude evitarlo al verla, ella me hace detener el corazón solo con su presencia, esto nunca lo sentí, ni con Lily, ahora debo tranquilizarme porque estoy demasiado ansioso por su respuesta. Camino de un lado al otro en la tienda esperando que regresen de la bodega hasta que se abre la puerta y me habla James. –Elizabeth va a salir contigo irlandés, mi hija estará gustosa de acompañarte a caminar por el pueblo, ¿Verdad hija? –Es lo que me queda…. ¿Nos podemos ir ahora señor? –Claro que sí Elizabeth– le respondo feliz. Una hora después James Veamos si mi hija consigue averiguar cuanto oro tiene el imbécil de irlandés, quiero asegurarme de no cometer errores, además tuve que jugarme las cartas que tenía porque sé que Elizabeth nunca en su vida se enamoraría de ese hombre, como ella lo vive repitiendo merece alguien que le dé un imperio. Esperemos que Brannan tenga a los hombres listos, es que no quiero volver a pasar ningún susto como la última vez que casi nos atrapa el alguacil, por lo mismo le pedí a Samuel que venga a mi casa aprovechando que no está Elizabeth, en un momento siento que golpean la puerta y es él. –Samuel tardaste demasiado en llegar– le digo apenas lo veo. –James no puedo salir corriendo y dejar mi hotel tirado apenas abres la boca, además estaba solucionando el problema de la última vez, otra vez anda ese maldito alguacil preguntando por el hombre que mataron los muchachos. –Vamos a hacer lo siguiente, cuando los hombres se ocupen del irlandés que se vayan a otro estado al menos por un tiempo, ¿Te parece? –James ¿Por qué no los matamos? Ellos son un peligro si el alguacil encuentra algo que los relacione con los asaltos, recuerda que nosotros también caeremos. –Resolvamos una cosa a la vez Samuel ¿Puede ser? –James ¿Puedo ver a Elizabeth? Búscala para conversar con ella un rato– me pide. –Samuel lo siento, pero en esta ocasión no podrá ser, ella salió con el irlandés…... –¡¿Cómo?! James ¿Qué tienes en la cabeza? –me pregunta molesto. –Samuel no te pongas en ese plan, solo aproveché que el infeliz está interesado en Elizabeth para confirmar donde tiene el dinero el irlandés. –¿No le habrás dicho nada a tu hija de nuestro plan? –Samuel ¿No me conoces? Utilicé a Elizabeth sin que ella se dé cuenta, estoy seguro que ella nos diera donde tiene el dinero el irlandés.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD