7

1572 Words
Mientras el agua caliente recorría mi cuerpo solo podía pensar en una cosa: extrañaba a Kayler. Sí, me cuesta admitirlo pero es la verdad. Es que no sé ni cómo estuve estos meses sin él. Cuando apagué la llave y me dispuse a salir de la ducha sentí algo en mi pecho, era algo extraño y fuerte al mismo tiempo. Nervios. Eso también sentí. Corrí la cortina y salí, tomando mi toalla y poniéndomela. Salgo y busco mi ropa en el ropero. Escojo unos shorts cortos y una camisa de tirantes. No tenía pensado salir en el resto de la tarde así que andar en fachas no me parecía mala idea. —¡Llegué, Carolina! —era mamá. Fruncí el ceño un poco dudosa ya que había venido súper más antes, se supone que vendría hasta en la noche. Bajé las escaleras y me la encontré en la cocina. Traía bolsas del súper con más comida. —Si me hubieras dicho que igual pasarías al súper no me hubieses dicho que fuera también —le dije en modo de reproche mientras revisaba las bolsas. Uh, galletas. —No pensé que pasaría. Me dieron la tarde libre así que aproveché para comprar otras cosas que no te anoté. —Está bien. ¿Donde está Mike? Noté que se tensó y se quedó un momento en silencio. —No lo sé, fue a casa del padre de Kayler —respondió. Pero estaba como... molesta. —¿Pasó algo entre ustedes? —quise saber. Era la primera vez que veía a mamá un poco molesta pero con él. Respiró profundo y me miró. —No —fingió una sonrisa— todo esta bien entre Mike y yo. Es solo que... no me gusta mucho que vaya a esa casa —dice. —¿Por qué no? Hasta donde yo sé te caía bien el padre de... el señor Brown pues. —Sí, como dices, antes —y salió de la cocina. La seguí con la bolsa de galletas en mano a la sala. —¿Por qué ahora ya no? —inquirí. Era extraño. Algo muy raro estaba pasando con mamá y con el señor Brown. ¿Se lo habrá encontrado? ¿Sabrá que es un lobo? Bueno, tampoco hay que exagerar. Se sentó en el sofá, tomó el control y prendió la tele. —No lo sé, se me hace un hombre muy oscuro —dijo— hace rato me lo encontré. El señor Brown casi no salía de su casa. —¿En donde? Dudó. —En el cementerio. —¿Y que hacías en el cementerio? —Carolina, por favor —intenta cambiar de tema. Pero mamá es pésima mintiendo— ¿sabes? Nunca pensé que diría esto pero, me alegra que ya no estés con Kayler, así no tienes nada que ver con... esa gente. ¿Qué? —Mamá, ¿de que estás hablando? ¿Por qué el cambio? Dime, ¿pasó algo? ¿Te hicieron algo? Dios, ¿será que mamá ya sabe lo que son? Tragué grueso. —No me hagas caso. Solo que soy muy intuitiva y observadora. Eso lo heredaste de mi. Me senté junto a ella y comí un trozo de galleta. —Oye, má... —¿Hum? —Sabes que puedes decirme cualquier cosa que estés pensando. Por más loca que crees que sea. Yo te creeré. Estamos juntas en esto. Somos sólo las dos así que tenemos que ser sinceras. —diablos, me sentía súper mal diciéndole eso aún sabiendo que yo no he sido del todo sincera con ella. Es mi madre y no le he podido decir que soy una mujer loba. Silencio. —Sí. Solo que tengo mucho que pensar. A veces extraño a tu padre, Carolina. —Es obvio, mamá, igual yo. —Me pregunto qué habría pasado si él aún estuviera con vida —su voz se quebró un poco. Puse mi mano en su hombro— aún seguiríamos viviendo en la ciudad que naciste. Nos hubiéramos evitado muchas cosas. Era cierto, y nunca hubiera conocido a Kayler. Pero tampoco a Anne ni a Connor. Es el destino. En ese momento tocan la puerta. Me levante y fui directo a abrir. Y estaba él de pie frente a mi. —¡Connor! —me lancé a abrazarlo. —Wow, al menos se que me extrañaste —rió. —Pues obvio que te extrañé, tontito —me separé de él— pasa, mamá está en la sala. —No, espera... —dice. Lo miré mal— en realidad sólo venía por ti. —¿Por mi? ¿Para que? —Hay una reunión en casa de Kayler y solicitamos tu presencia. —¿Que? ¿Por qué yo? —me crucé de brazos. —Eh... eso no te lo puedo decir yo solo el señor Brown quien es dueño de todo este territorio. O sea, Lewiston. —¿Que quieren de mi? —dudé. —Solo ven conmigo y averígualo. —¿A donde vas a llevar a mi hija, Connor? —mamá se aparece junto a mi y mira a Connor con malos ojos. ¿Qué le pasa a mamá hoy? —Señora Lane, qué gusto verle. —Igualmente, hijo, pero... —me mira— justo estábamos hablando de que deberías de alejarte de esa gente —me dice entre dientes pero obviamente Connor escuchó. —Y lo voy a hacer pero... puede que sea importante. Sino no me estuvieran llamando. —¿Para que te quiere ese hombre, el señor Brown? ¿Que te va a decir? Eres mi hija y yo te voy a defender así que voy con ustedes. —No, no, mamá, esto ha de ser por el problema con Kayler así que iré yo sola con Connor y dejaré claro todo de una vez por todas. Hay que cerrar este capítulo ya. —¿Segura? —Estoy segura, mamá. —Está bien. Pero no tardes. —Bien. Salí de la casa y me dirigí al coche de Connor, me monté al asiento copiloto mientras él se subía al conductor. —¿Qué está pasando, Connor? —Ten paciencia, ya lo averiguarás. Arrancó. Pero dejando de lado lo que sea que me dirá el señor Brown, estoy que me muero del nervio por ir a casa de Kayler. Significa que lo veré, así de cerca ¿hablaré con él también? ¿Me ignorará? Son tantas dudas que rondan en mi cabeza... —Tranquila, aquí estaré yo para cuidarte —me dice. —Gracias —lo miré. A pesar de todo sigo teniendo su amistad. Cuando llegamos frente a esa casa que tenía años de no ir y salimos intenté tranquilizarme y no parecer una conejita vulnerable entrando a la cueva de los lobos. Conejita. Así me decía Gadreel. Nos dirigimos a la entrada, Connor abrió la puerta para mi y pasé. —Ven por aquí. Lo seguí. Cuando pasamos a una especie de sala me quedé en el mismo lugar al ver a todas las personas que estaba allí y ahora me miraban. Me sentía acorralada. Connor me apretó más a él y yo entrelacé mi brazo con el suyo porque sentía que me caería al piso. El señor Brown estaba en una silla al fondo, grande, como todo líder mayor respetable. Kayler Brown estaba sentado a la par suya con el mismo aire y había alguien más sentado al otro extremo del señor Brown, Piper. Y pensar que es media hermana de Connor. —Carolina Lane, acércate por favor —dice el señor Brown. Caminé un poco más al centro junto con Connor. Pero no, soy fuerte y puedo con todos estos lobos. Todos me miran como si fuera una presa cuando antes me miraban normal. Claro, antes era la novia del Alpha. —¿Para qué me mandó a llamar? —mi voz fue fuerte y firme y lo agradecí en ese momento. No miré a Kayler en ese momento, solo a su padre. —Bueno, vamos a ir directo al grano —dijo— eres una loba, Carolina, por lo general los lobos nunca están solos, siempre tienen que tener una manada. Pero hace meses que no tienes una. El señor Parker se ofreció a meterte en la suya pero él ya no vive aquí. El señor Thomas está en Canadá. Y la última manada restante es la de mi hijo pero debido a las circunstancias ya no perteneces a ella. Sentí bien feo cuando dijo eso. —¿Que quiere decir con todo esto? —Quiero decir, Carolina —sentía la mirada de Kayler en mi— que en Lewiston ya no hay lugar para ti. Tienes que irte lejos y buscar una manada en otra parte. Con el dolor de mi alma te estoy exiliando, Carolina Lane, y tienes hasta el fin de semana para irte o sino... los Alphas de las manadas vecinas vendrán por ti. Y no en plan amistosos. —¿Que quiere decir con que vendrán por mi? —Un lobo solitario significa presa fácil. Piensan que si estás sola es porque eres una traidora así que ellos se encargarán de hacerte pagar. Te lo estoy diciendo por tu bien, te lo estoy diciendo para prevenirte y que te vayas lo antes posible porque si ellos te encuentran, a ti y a tu madre... solo sé que ni un lobo solitario ha sobrevivido esa batalla. Mierda.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD