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1463 Words
—¡¿Qué mierdas estás diciendo, padre?! —Kayler se pone de pie y encara a su padre. Todos los presentes nos sobresaltamos por su reacción. Mi corazón empezó a latir un poco más fuerte. —Cálmate, Kayler, no te había querido decir nada porque planeaba hacerlo con todos al mismo tiempo —le responde. —Carolina no está sola... —dice, pero al mismo tiempo parecía que luchaba contra algo dentro de sí mismo que lo hacía querer no defenderme: orgullo—el hecho de que ella y yo no estemos juntos no significa que esté sin manada—Kayler se dirige a mi, cuando pensé que pasaría a la par mía sin siquiera mirarme me sorprendí cuando tomó mi mano y me hizo ir detrás de él. —Oye pero qué... —quise oponerme. —Silencio, Carolina, solo sígueme —y atravesamos las puertas en donde se hacía la reunión. Dios, el toque de Kayler me quema. Subimos unas escaleras hasta llegar a una habitación. Era la habitación de Kayler. Era la primera vez que entraba aquí. Cuando estuvimos una vez dentro él cerró la puerta tras de nosotros y me miró. Su mirada era oscura, tenía rabia dentro de él, tenía una lucha interna. Pero también dolor. —¿Qué hacemos aquí, Kayler? —me atreví a preguntarle. —Independientemente de lo que pase entre nosotros mi padre no tiene derecho a exiliarte —me dice, pasando a la par mía y posicionándose frente a la ventana. Me acerqué a él, mirando lo mismo que él veía por la ventana: un lago hermoso y del otro lado mi casa, justo frente a mi ventana. Sentí cosquillas en mi estómago. Es decir, estaba aquí con Kayler, estaba cerquita de él otra vez, lo tenía conmigo. Solo quería abrazarlo y decirle lo mucho que lo amo y lo mucho que lo he extrañado todo este tiempo. Elevé mi mano queriéndola poner en su hombro, pero no lo hice. —No es necesario seguir con ustedes, puedo hacer lo que tu padre dijo: irme. Creo que sería lo mejor para todos. Será como si... nunca hubiera venido a este pueblo —dije. Se voltea a mi de inmediato. —¿En serio eso es lo que quieres? ¿Irte? ¿Hacer como si nada hubiera pasado aquí? —Es lo mejor, ¿no crees? Se acercó más a mi, sentí su perfume. Sentí su calor. Kayler me miraba con tantas dudas... —Claro, lo más fácil es huir —murmuró. —No estoy huyendo... es decir, quizás sí lo haga pero lo estoy viendo como una oportunidad para poder empezar en otro lado. Me toma de los brazos y en un rápido movimiento me estampa contra la pared, aprisionándome. —Qué mala suerte la tuya, Carolina, pero no dejaré que te vayas, eres mía, ¿acaso no lo has entendido? Eres mía y de nadie más. Antes hubiera brincado de alegría por sus palabras, por la manera en que su mano viajó a mi cuello, presionándolo un poco, por la manera en la que empezó a verme: con tanta intensidad y tanto deseo; pero no estábamos en buenos términos y él aún no me perdonaba, bueno, yo tampoco lo perdonaba. —¡No soy tuya! —intenté zafarme, pero no pude— al menos ya no más —lo reté, mirándolo a los ojos y sosteniéndole la mirada. Elevó la comisura de sus labios en una media sonrisa. —Eso no está en discusión, Carolina —dice— puse mi marca —su dedo fue bajando de mi cuello al centro de mi pecho— en tu cuerpo, en cada centímetro de él —baja a mi abdomen— en cada rincón de el —ahora su mano viaja a mis muslos y los aprieta. Ahogué un suspiro. —Así que eres mía y por lo tanto lo mío se queda en donde yo diga —su rostro se acerca más, como si me fuera a besar, pero se detiene. Esta jugando conmigo, lo sé, me esta provocando. Y yo estoy tan deseosa de que me bese. ¡Bésame! ¿Por qué no lo haces? Sonríe más. —Ay, Carolina, sigues siendo ingenua como la primera vez que te vi—susurra. Su aliento choca con mis labios y ¡Dios! Necesito acortar esa poca distancia y besarlo ¡j***r!— Aún puedo escuchar tus pensamientos. Vergüenza. Eso sentí. Mis mejillas se tornaron caliente por haberme portado tan idiota y no pensar que Kayler podía escuchar mis pensamientos. Mierda. —Lo se, Kayler Brown —mentí. Ríe. —Nunca cambias, Carolina, es por eso que no sé como tú pudiste... —no terminó la oración. Anda, termina la oración. Di que no sabes cómo yo pude engañarte. Porque muy dentro de ti sabes que no fue así. Me cercioré de que escuchara mis pensamientos. Pero él no dijo nada, solo me miraba, como si tuviera una lucha interna, sin embargo se separó. —Lo de irte no está en discusión. Pero mientras arreglamos lo de que aún eres parte de mi manada pondré a algunos de los chicos a vigilar tu casa para que estés protegida —dice, acercándose a la puerta— te mantendré al tanto de sea lo que sea que pase —la abre. Es señal de que quiere que me vaya. —Como quieras, pero pierdes tu tiempo —me acerqué a la puerta— mi madre y yo buscaremos otros lugar —antes de salir de su cuarto, Kayler me tomó del brazo. —No empieces de terca, Carolina, eso no pasará. —¿Carolina? —escuché la voz de Connor en la planta baja. Me zafé de su agarre. —Los días en lo que hacía lo que tú decías ya pasaron, Kayler Brown, esa Carolina sumisa ya no existe más —le di una última mirada triunfante y me fui para donde Connor. Dios, sentía un fuego dentro de mi, algo tan peligroso y tan fuerte. No sé cómo pude contenerme así con él. Mi corazón latía a mil por hora por todo lo sucedido con el. Kayler me habló e incluso se portó como antes conmigo. No se pudo resistir a pesar de que cree que yo lo engañé. Fue más fuerte el amor que quizás aún me tiene como para defenderme con su padre y querer que esté a salvo. Eso hizo que mi corazón saltara de alegría. Pero yo no podía ceder. No lo haría. Él no creyó en mi y aún sigue pensando que entre Rafael y yo hubo algo... en realidad sí lo hubo pero no con mi consentimiento. —Connor —le llamé al verlo con su teléfono celular. Alza la vista hacia mi y se acerca. —¿Estas bien? —me pregunta. —Estoy bien —sonreí— es solo que Kayler se portó... como antes. No quiere que mi madre y yo nos vayamos. Dice que aún formo parte de su manada y que mientras se arregla el problema con las manadas de otros lados pondrá a gente a cuidar mi casa y así —le conté. Frunce el ceño como un poco confundido pero luego sonríe. —Sabía que Kayler no se quedaría así como así tan fácilmente. Su orgullo pudo más que él y creo que es una buena señal. —¿Señal de qué? —De que ustedes quizás aún tienen una oportunidad. Y entonces sentí a Kayler, lo sentí muy cerca así que supuse que estaba al final de las escaleras escuchando. —No, Connor, no te equivoques, Kayler desconfió de mi, se fue sin siquiera dejarme hablar de cómo estuvieron las cosas. Me dejó sola luchando contra eso que me pasó. Y eso es algo que no puedo perdonar. A pesar de que Kayler sepa la verdad o no, a pesar de que me pida perdón algún día yo... lo perdonaría pero no creo volver con el. Creo que merezco alguien que me de confianza, ¿no crees? Connor pareció extrañado de escucharme hablar así. En parte lo decía en serio, en parte lo decía porque Kayler estaba escuchando y solo quise hacerlo sufrir un poco. Ahora le tocaba a él. —Pero, Caro... —No digas más, Connor. Vamos a casa que mamá y yo tenemos que empacar —lo tomé del brazo y salimos de casa de los Brown. Hice una salida triunfal porque me sentí algo orgullosa de mi valor y de haber enfrentado a Kayler. —— Nota: buscar la música de multimedia traducida al español para que sepan lo que dice la canción ya que algunos videos de YouTube no son compatibles con esta App como antes :( la música se llama July - Noah Cyrus
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