2. La caricia de Eros

1137 Words
*Saludos. Si te ha interesado esta novela y quieres leerla completa, te invito a mi grupo de f******k: Lectores de Herón. Ahí te estaré dando la información necesaria de cómo hacerlo. * Eros la jaló y presionó el vientre de ella contra su torso marcado. Unió y apretó sus labios en los de Verónica. La saliva humedecía el beso y sus lenguas se enrollaron como serpientes con vida propia. El extenso ósculo casi le cortó la respiración a Verónica, que ya respiraba de forma jadeante. Sus ojos verdes se encontraron con los azulados de ella, que resplandecían de la excitación. Llevó sus manos hasta los senos firmes de Verónica: blancos, de aureola rozada y de un buen tamaño. Palpó con lentitud su piel y comenzó a acariciarlos, el pezón se le endureció ante el fino roce de su mano. Los agarró con la punta de los dedos, mientras los estiraba y los pellizcaba con ligereza, haciendo que ella sintiera un picor agradable en sus pechos. Luego dejó de besarla y descendió su boca hasta uno de ellos para chuparlo. El entusiasmo del encuentro ya empezaba a llenarlos y el latido sus corazones comenzó a agitarse de desbordante estimulación, siendo consumidos por el calor y la pasión del momento. Verónica no se quedó atrás y llevó sus manos hasta la erección de Eros, desabrochó el cinto y le quitó el pantalón. Eros quedó en bóxer mientras ella frotaba sus manos contra la entrepierna del joven, la cual parecía querer perforar la tela da la ropa interior. Eros inicio una serie de besos en el cuello y ella endureció su agarre. Acarició con suavidad la pierna y apretó las nalgas redondas y firmes de Verónica. La dama lo tomó por el mentón y sus ojos se encontraron, estaban incendiados por la ardiente llama de la lujuria y lo volvió a besar; esta vez ella era quien quería devorarlo. La respiración de ambos aumentaba con cada segundo que pasaba, a la vez que el caluroso aliento que emanaban se chocaba el uno con el otro. Eros bajó con lentitud su mano acariciando todo el cuerpo de Verónica y llegó hasta su intimidad. Incrustó dos dedos en ella mientras los fluidos los recorrían, pudiendo sentir su calor y su humedad interior. La flor soltó un gemido cerca de su oído y lo besó por el cuello. Verónica comenzaba a apretarlo cada vez con más fuerza, mientras sus gemidos no cesaban; hacerlo con alguien que desconocía y que era más joven que ella, la excitaba mucho más. —Date la vuelta, coloca las manos sobre la cama y saca el trasero hacia mí. —Él le ordenó y su voz se escuchó más ronca e imperativa y ella obedeció sin demora. Eros se había acostumbrado a mirar tal envidiable panorama. Por supuesto, la primera fue la de su instructora. Desde muy temprana edad, su maestra le había ensañado cada parte de la anatomía femenina y también lo fundamentó en lo que ella llamó: la fisiología del placer; era como debía tocar cada parte de una mujer, desde su rostro hasta los pies. Comenzó a mover la punta de los dedos, suave y con ligereza, estimulando su punto erógeno. —M-más —dijo Verónica entrecortado, que sucumbía ante la técnica de Eros. La mayoría de las mujeres solo podían llegar al orgasmo si se le estimula con exclusividad y de buena forma esa parte, y era posible que, su esposo no lo hubiera hecho ni una sola vez y solo se haya complacido a él mismo. Por eso “La casa del polen”, era el burdel para mujeres más caro y prestigioso: sus colibríes no se auto complacían, sino que su único y gran fin, era dar todo tipo de placer a las flores. Amantes y fuckboys se encontraban en cada esquina de la ciudad y en cualquier lugar, pero ellos iban más allá, no son simples amateurs. Los acompañantes de la casa del polen tenían una maestría en el sexo y había uno que tuvo a la mejor profesora y se graduó con honores: Eros. Verónica agarraba con fuerza las sabanas de la cama y en último se le escapó un gemido más grande que los anteriores y una mayor cantidad de secreción bañó la mano del Eros. —Durante toda mi vida solo había tenido un orgasmo y fue por mi propia mano, y tú lo logras en cuestión de minutos utilizando solo tus dedos. Sin duda eres mucho mejor de lo que dicen. Eros se desvistió por completo y sus fuertes piernas complementaban su gran físico, tonificado y cuidado por años de ejercicio y entrenamiento. Se colocó detrás de ella y se introdujo de modo lento en la flor. Comenzó a embestirla y colocó sus manos en la cintura de la dama. Sentía como las calurosas paredes del interior de Verónica lo apretaban y lo succionaban cada vez más hacia adentro. La acarició por los muslos y la levantó sin decirle nada. Ella exclamó sorprendida y rodeo el cuello de Eros con sus manos para sostenerse de mejor manera. Siguió con sus movimientos al mismo tiempo que la sostenía en el aire. La sensación que ambos sentían era increíble. Pero quien más debía disfrutarlo era la flor y no el colibrí, ellos devolvían el placer que otorgaba una mujer. Así que él apretó sus piernas y cada vez la golpeaba más adentro y con más fuerza. Continuaron en esa posición por los siguientes minutos, después él, la bajó con suavidad, devolviéndola y acostándola en la cama sin salirse de su intimidad. —Colócate esa almohada debajo del vientre —dijo Eros, mientras él se apoyaba en la cama con sus brazos para no hacerle peso. Debido a al volumen del cojín, el trasero de Verónica quedó erguido y él podía llegar más adentro. —Creo que estoy por volverme a venir. Al escuchar esas palabras él le empezó a besar toda la espalda. Eros escuchó de los gemidos de la flor, que volvió a correrse. Se tumbó al lado de ella, su respiración se había agitado un poco y las gotas de sudor ya empezaban a bañar sus cuerpos. —¿Está cansada? —interrogó él con su mirada puesta en el techo de la habitación. —No. Quiero que me lo hagas toda la noche, es el mejor sexo que te tenido en muchos años —se volvió a colocar encima de Eros y empezó a acomodar la gran y dura virtud del atractivo muchacho dentro de ella. —Esas son las palabras que una distinguida flor debería decir, porque apenas estoy comenzando. En los labios de Verónica se formó una sonrisa llena de maldad y ahora Eros le seguiría demostrando la razón por la cual era el único colibrí de platino en esta casa del polen.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD