CAPÍTULO SIETE VIENA – DICIEMBRE DE 1964Cuatro años después de su primera reunión, los dos asesinos y antiguos compañeros se sentaban de nuevo cara a cara para tomar café con pastelillos en una cafetería vienesa. Desde su tiempo en el Congo, habían trabajado en África, Latinoamérica y, posteriormente, habían sido parte de las operaciones contra Castro en Cuba. Todo había sido negable y todo había sido exitoso. Sin embargo, luego del asesinato del presidente Kennedy el año anterior, los dos hombres habían sido “retirados” como agentes por contrato para la CIA. No era muy sorprendente dado que, habiendo sido su propio presidente víctima de un asesinato político, los oficiales de mayor rango de la CIA querían eliminar toda conexión con sus propias operaciones de asesinato y sus operativos.