Capítulo 6

2162 Words
Quiero salir de este lugar, pero en cambio de hacer lo realmente quiero, le regalo una sonrisa cortes al hombre que en este momento no está pendiente a las preguntas que le realizo, porque está más pendiente a la manera en que mis pechos se mueven en busca del bolígrafo que por casualidad cayó al suelo. Consigo el puto bolígrafo y sigo con mis series de preguntas mientras el señor pasados de algunos sesenta o cincuenta años me mira con morbosidad causando repulsión en mi ser. Esa mirada asquerosa que me regala debe ser su mirada de conquista, pero a mi parecer es solo algo muy repulsivo de ver. Sus ojos viajan de mis pechos a mis piernas cubierta por un pantalón ajustado que se marca a la perfección en mi cuerpo. Muerdo mi lengua para no decirle que solo es un asqueroso viejo que de seguro ya tiene hijas o nietas de mi edad. No me gustan los hombres tan mayores. —¿Cuánto?—pregunta de repente sacándome de mis pensamientos. Sus ojos inmaculados me miran con libido y ya es abierta sus intenciones conmigo. —¿Perdón?—murmuro sin comprenderle del todo. —¿Cuánto le debo dar para tener una noche contigo?—pregunta y abro mis ojos y mis labios ante la indignación que sus palabras provocan en mi—y no te hagas la digna. Soy un hombre rico, tengo millones, todo lo que una mujer desea, así que pon el precio bonita, muero por probar esa delicada piel que tienes—recogiendo mis cosas a una velocidad sorprendente de ver, me pongo de pie mirándolo con enojo. —No estoy a la venta, que tenga un buen día—intento irme, pero una de sus manos palmea mi trasero y mis ojos sueltan llamaradas de enojo. —Me gusta que te hagas la difícil, pero seamos realistas. Ya diste un precio por ese cuerpo, porque de gratis no llegaste a donde estas ahora—me doy vuelta y sin pensar en las consecuencias mi mano se dirige a su mejilla golpeándolo con fuerza. —Es usted una persona muy repulsiva, que sea la última y primera vez que sus asquerosas manos me tocan—le digo firme y tratando de calmar el enojo que provocan sus palabras—no quiero volver a verlo. Llegué a donde estoy por el esfuerzo de mi trabajo, que tenga un día de mierda asqueroso viejo—salgo lo más rápido que mis piernas en los tacones que llevo me lo permiten. Quiero llorar del enojo. Odio a las personas como él, creen que por poseer dinero ya son dioses del mundo. Una lágrima baja por mi mejilla y la limpio de inmediato, no quiero llorar, pero me siento humillada. Realmente humillada. Puede que no sea una mujer millonaria, pero tengo un trabajo con un buen sueldo. No necesito propuestas asquerosas como esas, nunca las necesite para subir a donde hoy estoy y me enoja que piensen que mi esfuerzo fue a base de favores sexuales. Si, amo el sexo, amo que me den en todas las posiciones, pero amo que lo haga alguien a quien deseo y con quien quiero. No alguien que me vea como una puta barata que solo busca dinero, yo no quiero eso. Cuando estoy en mi auto mi teléfono suena anunciando un mensaje. Suelto un suspiro y lo tomo. Mi hermano está en el hospital Rin, por favor estoy nervioso y no sé qué hacer, dime que hacer. Suspiro mirando el teléfono preocupada. Le pregunto dónde queda el hospital y conduzco hasta el tratando de que mi enojo no sea visible, aún estoy un poco sensible. Como soy periodista, sé a dónde llevan a las personas famosas por lo que subo al pasillo que es. Cuando voy a preguntar a lo lejos veo una figura que recuerdo a la perfección. Es Kagome Higurashi, la ahora novia del hermano de Sesshomaru. Veo que Sesshomaru está a su lado y por la manera en que la mira parece que tienen una conversación algo acalorada. Me acerco a ellos a pasos rápidos. —Sesshomaru—ambos se dan la vuelta al escuchar mi voz. Termino de llegar para abrazar a Sesshomaru tomando por sorpresa a la novia de Inuyasha. Sesshomaru envuelve mi cuerpo en un abrazo tan íntimo, pero no me importa que el mundo sepa que él y yo tenemos una extraña relación. Alguien aclara su garganta y recuerdo a la novia de Inuyasha. —Hola Kagome—saludo con una sonrisa—¿Cómo sigue tu novio?—pregunto despacio. —Aun no lo sé—contesta para luego morderse los labios. —¿Fuiste tú?—pregunta Sesshomaru haciendo que ella levante la mirada. —¿Yo qué?—pregunta ella devuelta. —¿Tú le diste picante?—los ojos de Sesshomaru demuestran la preocupación. —No sabía que era alérgico—dice cruzando los brazos. —¡Tendrás nueces en la cabeza!—le grita haciendo que se sobresalte ella y yo de paso. En este poco tiempo que llevo conociendo a Sesshomaru, es la primera vez que lo veo tan afectado. —No me grites—murmura ella con lágrimas en los ojos—me siento culpable—dice suspirando. —Sesshomaru, déjala un rato, ya vez como esta—le digo mirándolo con dulzura. —Iré por algo de beber—anuncia caminando lejos de nosotras. —¿Cómo te sientes?—pregunto y ella mira al otro extremo. —Muy mal—responde suspirando—él jamás me dijo que era alérgico al picante—muerde sus labios de manera nerviosa. —Veo que lo quieres mucho—digo con una sonrisa. Ella me mira a los ojos. —Es el hombre de mi vida—ella lo hace parecer real, sé que ella quiere que le crea. Si no estuviera tan acostumbrada a personas falsas le creería, pero sé que en el fondo ella dice la verdad, aun sin saberlo. —Familiares de Inuyasha Taisho—nos levantamos ante la voz del doctor. —Su novia—el doctor la mira. —El señor Taisho está fuera de peligro, puede pasar a verlo—ella se relaja. —Gracias—la veo alejarse junto al doctor por lo que tomo asiento nuevamente. Un rato después una chica entra como loca al lugar donde Kagome entro anteriormente. Mantienen una conversación que parece no ser agradable para ninguna de las dos. —¡Son novios falsos!—grita tan alto la chica que llega a mis oídos y abro los ojos. Kagome le dice algo que la hace enfadar porque golpea su mejilla y sin esperárselo Kagome impacta su puño en el estómago de ella. Me levanto para caminar donde ellas cuando el cuerpo de Kagome se desploma en el suelo y recuerdo que Sesshomaru me dijo que estaba embarazada, —¡Esta embarazada!—grito para que me escuche. —Es mentira—dice la chica de antes mirando a Kagome con enojo. —Llévenla a mi consultorio—unos chicos me aparatan para tomar a Kagome y llevarla lejos. —No dejes que te engañe, es todo una maldita falsa—chilla mirándome mal, como si yo tengo la culpa de algo—¿Quién eres?—pregunta mirándome. —Rin Hitashi—le paso la mano y ella me mira de arriba abajo. —Kagura—me dice estrechándola. —Rin—la voz de Sesshomaru hace que aleje mi mano de la chica y de la vuelta para mirarlo—¿Cómo está mi hermano?—pregunta envolviendo mi cuerpo en sus fuertes brazos. —Está fuera de peligro, Kagome entró a verlo, pero se desmayó luego—él asiente y de manera distraída besa mi cabeza. —Iré a verlo—él por fin nota la presencia de la chica que ahora me mira como si quisiera matarme—hola Kagura—dice con seriedad Sesshomaru. —Hola Sesshomaru—dice con una sonrisa. —¿Me esperas?—pregunta dirigiéndose a mí—iré a ver a mi hermano, a mi cuñada y nos vamos—asiento y él entra. —Eres otra puta que quiere el dinero de Sesshomaru—mis ojos miran a la chica con sorpresa. —¿Me hablas a mi?—pregunto despacio tratando de calmarme. —¿Hay otra puta cerca?—pregunta con una ceja elevada. —Tú estas aquí, así que si—respondo con una sonrisa falsa. —Sesshomaru no es para ti, periodista de quinta—me dice—aleja tus manos de él o lo haré yo—la miro con seriedad. —No quiero tener problemas con nadie, así que aléjate, déjame en paz. Si estoy o no estoy con Sesshomaru por su dinero es mi jodido problema, así que déjame en paz—le digo molesta. —No voy a dejar a Sesshomaru en tus manos mosquita muerta—respiro hondo. Una de sus manos se levanta con la intensión de golpearme, pero yo la sujeto con fuerza y le doblo la muñeca haciendo que gima de dolor. —Lárgate de aquí si no quieres terminar mal, ahora—ella se suelta y me da una mirada asesina. —Esto no acaba aquí—la veo alejarse y respiro hondo. Inuyasha sale volando a no sé dónde y Sesshomaru me mira. —¿Y Kagura?—pregunta y me encojo de hombros. —Dijo que tenía cosas por hacer—no resisto y lo abrazo aspirando su olor. —¿Que sucede preciosa?—pregunta y niego con la cabeza. —Nada, nada importante—susurro. —Si te está comiendo la cabeza debe ser importante—levanto la mirada y dejo un casto beso en sus labios. Mi lengua sale y lame un poco su labio inferior antes de que lo atrape. Y el beso comienza. Sesshomaru se pone al día besándome como si su vida dependiera de ello. Sus labios me besan con firmeza. Una de sus manos va a mi cadera mientras la otra va a mi cabeza para acercarme a él. Su lengua sale a juguetear con la mía. Mis manos se mantienen en sus mejillas. Nos separamos y una sonrisa se aloja en mi rostro. —Creo que estos no son lugares para muestras tan afectivas—dice Inuyasha serio. —Tú porque Kagome no te hace caso y estas celoso—dice Sesshomaru para molestarlo. —Ya me quiero largar de aquí—dice para cambiar de tema. Luego debaten para que Kagome se quede siendo la enfermera de Inuyasha y al final lo termina siendo. Así que mientras camino al estacionamiento con Sesshomaru al lado masajeo mi cuello ya que me duele todo. Él me abraza y entonces todo lo que acumulé durante el día hace acto de presencia y mis ojos se llenan de lágrimas. Sollozos bajos aparecen. —Hey, ¿Qué sucede preciosa?—pregunta besando mi cabeza. —Solo que la vida es una perra muy rabiosa conmigo a veces—susurro sintiendo las lágrimas mojar mis mejillas. —Esto es porque eres preciosa y te tiene envidia—dice haciendo que me ría—además de que tienes un adonis y un puto dios en la cama loco por ti—me dice y levanto la mirada con una sonrisa. —Eres un puto, pero un puto arrogante—digo sin perder la sonrisa. —Un puto que te ha hecho sonreír—dice—nunca pierdas esa hermosa sonrisa, eres más preciosa cuando sonríes, ahora cuéntame que te pasó—suspiro y lo abrazo ocultando mi cabeza en su pecho. Limpio mis lágrimas. —El señor que estaba entrevistando me propuso acostarme con él por dinero, no tengo cara de puta que le gusta el dinero—murmuro respirando hondo, su esencia masculina se filtra en mis fosas nasales—me negué y me dispuse a irme, me palmeo el trasero y lo abofeteé, me sentí tan humillada. Me hizo sentir como si todo lo que he logrado hasta ahora es a base de favores sexuales y no, todo lo que logrado son a base de mis esfuerzos, de mis estudios. Me hizo sentir horrible—termino diciendo y Sesshomaru levanta mi mirada. —Eres una mujer increíble Rin Hitashi—me hice mirándome—nunca dudes de lo que eres, ese viejo no sabe lo que hizo porque de seguro muchas mujeres caen ante ese encanto asqueroso. No dejes que te haga sentir mal. Ósea, tienes a tu lado al puto dios en la cama, que no te haga sentir nada mal. Nunca, no le des el poder de que te hagan sentir así—le doy una sonrisa sincera. —Gracias Sesshomaru, de verdad, gracias—él besa mi nariz de una manera muy cariñosa. —De nada Rin, estoy siempre para ti—termina diciendo.
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