Capítulo 19

1898 Words
Definitivamente este momento no lo califico como memorativo. El ambiente entre los cuatros es tenso ya que Hiten en el momento no puede estar más celoso, su rostro en el momento que vio a mi ex novio entrar por la puerta cambio por completo. De ser un chico relajado que estaba bromeando sobre la mala película pasó a ser un chico callado que no ha mencionado nada y que solo se fija en la pantalla del televisor. No es como si yo lo invité, él solo apareció ya que prometimos retomar eso del ganar la confianza, y al parecer va con todo. Suspiro de manera perezosa al ver que Ayumi me hace señas extrañas que prefiero no buscar significado, ya que posiblemente se traduce a que Hiten está por lanzar fuego por los ojos gracias a la llegada de Sesshomaru a nuestra noche de películas. Muerdo mis labios sin saber qué hacer para aligerar el ambiente y Ayame al parecer esta del bando de Sesshomaru, ya que de por si odia a Hiten. —Enserio es una película muy mala—la voz de Hiten me saca de mis pensamientos y lo miro. Una sonrisa se aloja en mis labios a la vez que volteo a mirar la pantalla. —Ya superarlo, no es mala, solo que tu sentido del gusto es terrible—él finge gruñir y hace que mi sonrisa crezca. —Sabes que la película no es mala Hiten, solo que no sabes lo que son buenas películas—levanto mi puño para chocarlo con ella. —Rin, tengo sed, ¿puedo buscar agua?—miro a Sesshomaru y asiento. —Te acompaño, también necesito un poco de agua, la cerveza me tiene un tanto tonta—le comento de manera distraída. —¿Más tonta de lo que ya eres?—pregunta en forma de burla. —¡Oye!—chillo cruzando mis brazos—no soy tonta, soy sexy—él me mira a la vez que caminamos bajo la atenta mirada de Hiten y Ayumi, no les presto mucha atención. La mirada de Sesshomaru hace que me detenga. Con una sonrisa él va subiendo por mis piernas y me hace tragar en seco cuando su mirada me recorre de una manera tan peligrosa. Claro que es peligrosa porque sus ojos se oscurecen y me hace desear cosas que justamente ahora no debo pensar ni desear. Mierda, no pensé en esto cuando acepté que intente recuperar mi amistad, pero tener a Sesshomaru rondándome es una tentación horrible. Ignoro las reacciones de mi cuerpo y camino hasta la cocina. Abro la nevera y dejo que él nos sirva el agua, al beberla me siento mejor. Joder, ¿Cuándo comenzó hacer calor? —Te extrañé—su sinceridad me deja muda un momento. —Supongo que nos extrañamos, también te extrañé Sesshy—él me sonríe. —Aun no comprendo por qué ese nombre tan ridículo—hago un puchero y sus ojos quedan en mis labios. —Es tierno—su cabeza cae contra la pared de la cocina y yo me siento en un taburete. —Claro, solo tu encontrarías eso tierno—niega divertido—de verdad lo siento Rin—la cocina queda en un silencio sepulcral—no recuerdo nada de engañarte, pero sí de mentirte, porque ahí no estaba drogado y no había alcohol en mi sistema. Siento tanto que haya roto la confianza enorme que me tenías—suspiro jugando con un mechón de mi pelo. —No niego que me lastimaste Sesshomaru, pero te estoy dando una segunda oportunidad, espero que esa vez si sepas aprovecharla—él se acerca mirándome a los ojos. —Rin, prefiero que me corten el pene que mentirte de nuevo, he aprendido la lección—me sonríe—¿me dejas abrazarte?—lo miro incómoda. Un abrazo con todas mis hormonas alborotadas a su alrededor es sumamente peligroso, estoy en desventaja con él. Pero no niego que extraño a Sesshomaru, todo de él. —Bien—sus manos rápidamente me envuelven, su aroma me marea. Como amo a este hombre. El aspira con fuerza como si quisiera llenar de mi aroma su ser y me sonrojo un poco, a pesar de ser la chica que solo sabe pensar en sexo, ahora soy esa chica que se sonroja por cosas que encuentra encantadoras. Y Sesshomaru siendo tierno conmigo definitivamente es encantador. —Rin creo que la cerveza... Giro hacia Hiten quien me mira sin pestañear, me aparto de Sesshomaru aun cuando todo en mi interior grita que me quede a su lado, en definitiva, ese hombre me enloquece. Le regalo una sonrisa a Hiten quien parece incómodo y celoso a la vez. —¿Qué pasa con la cerveza Hiten?—pregunto y Ayumi aparece atrás de él. —Se acabaron—es todo lo que dice. —Sesshomaru, creo que se hace tarde y es hora de que te vayas—digo de manera distraída pasándole una cerveza a Hiten y Ayumi se apiada de mi sacándolo de la cocina. —¿Irme? ¿y dejarte solo con ese hombre?—lo miro a los ojos. En realidad, tengo que alzar la mirada porque Sesshomaru es mucho más grande que yo. De hecho, soy una cosita pequeñita a su lado. —Si—respondo con tranquilidad. —Olvídalo Rin ese hombre está interesado en ti y... —¿Y?—pregunto cruzando mis brazos—recuerda que ahora solo eres mi amigo Sesshomaru. Y Hiten dormirá aquí hoy, así que no te preocupes en estar aquí para irte luego de que él lo haga. Y como soy buena, él dormirá en la sala, quedamos en eso la semana pasada, somos muy buenos amigos ahora, y tú no tienes derecho a reclamarme nada. ¿Comprendes?—él asiente. —Demasiado bien—asiento y suspiro. —Te acompaño a la puerta—con seriedad sale de la cocina y cierro los ojos. Este hombre alborota hasta lo imposible en mi persona. —Adiós Ayumi—la veo saltar sobre él y abrazarlo con mucho cariño, ya veo que Ayumi lo quiere demasiado. —Cuídate, espero que pronto tengamos maratón de My Little pony—él le sonríe. —Tú solo dime el día y lo tendremos—ella besa la mejilla de Sesshomaru. —Te acompaño a la puerta—digo haciendo acto de presencia. —Él sabe dónde queda la puerta—la voz de Hiten me hace mirarlo. —¿Pasa algo con que yo lo acompañe?—él niega y suspiro. Caminamos hasta estar afuera. Cierro la puerta tras de mí. —Descansa preciosa—le regalo una débil sonrisa. —Tú también, Sesshomaru—él se acerca y plata un beso en la comisura de mi labio derecho. Joder, siento que mi cuerpo palpita cuando el suyo se apega más al mío. Él se aleja y me regala una sonrisa, lo veo alejarse y estoy tentada a decirle que se quede, pero no, no puedo hacer eso porque entonces todo se arruinaría para siempre. Niego entrando a la casa—que siga la película—digo sonando natural. Pero no me siento tan natural. *** Recojo los papeles que quedan sobre el escritorio. El programa ha acabado y solo me queda irme a casa y descansar. Tuve que hacer tres entrevistas más la sección nocturna, estoy muerta del cansancio. Últimamente siento que me están poniendo más trabajo del que deberían, nunca me quejaría, pero siento que algo raro pasa. Y lo más extraño es que Sara no se ha presentado en este mes. Esperaba que luego del escándalo con Sesshomaru ella venga a restregarme en la cara sobre la infidelidad de él como lo hizo Kagura, pero ella no ha dado señales de vida. Aunque mejor así, a ella si podría arrancarle cada pelo de su cabeza. No solo por Sesshomaru, sino por lo maldita que se comporta conmigo, ella es terrible persona. Ya veo porque ella y Kagura se llevan bien, ambas están podridas por dentro. —Rin, dicen que vayas a la oficina de la directora—frunzo mi ceño. —Bien, termina de recoger esto por favor, ya vuelvo—me levanto de la silla y acomodo el vestido que me llega unas pulgadas arriba de mis rodillas. Mi cabello va en un moño bonito. Camino suspirando cansada y subo al elevador cuando salgo de la sala. Muevo mi cuello para apartar la tensión que siento en esta parte de mi cuerpo. Al llegar me preparo mentalmente para lo que viene, toco suavemente y se escucha el adelante usual. Mordiendo mis labios paso y la directora se encuentra aquí. Su cabello recogido en un elegante moño y su mirada molesta puesta en mí, lo que se traduce a que no ve a felicitarme por mi desempeño en mi trabajo. No recuerdo que vaya hecho nada mal últimamente, así que con tranquilidad entro y ahí es cuando noto la persona que está sentada en un lujoso sofá con una copa en mano. Su sonrisa me da a entender que quiere problemas. Sara Akiyama es verdaderamente un dolor en el culo. No le quito las malditas extensiones de su cabeza porque eso cobraría algo que amo; mi empleo. —Buenos noches señora Akiyama, me comentaron que me llamó—digo con toda la tranquilidad que reúno. —Sí, siéntate—camino a paso tranquilo y tomo asiento—Rin Hitashi, tienes tiempo siendo una empleada de esta compañía—no me gusta el tono con el que me habla. —Puede ir al grano y decirme por qué estoy aquí señora Akiyama, los rodeos no son lo mío—aclaro con tranquilidad y ella sonríe. —Te voy a proponer algo muy sencillo—dice sentándose sobre el escritorio de manera amenazante, sus ojos del mismo color que el de su hija se posan en mi persona—quiero que alejes a Sesshomaru Taisho de ti y lo acerques a Sara—siento a su hija detrás de mí. Mi piel se eriza por la amenaza clara en su voz. Trago tratando de tranquilizarme y la miro como si no me afectara su presencia en lo absoluto. —¿Disculpe?—ella sonríe. —Lo que escuchaste—murmura. —Y si no hago eso ¿Qué pasará?—su dedo recorre mis labios y sonríe con arrogancia. —Haré de tu vida un infierno muchachita, sabes que tengo el poder de destruirte si quiero. Así que te daré hasta mañana para que lo analices mejor. Sesshomaru Taisho debe casarse con Sara y ni tú ni nadie lo impedirá. ¿comprendes mocosa?—alejo mi rostro de su mano. —¿Estas entendido las cosas bien, Rin?—pregunta con suavidad y diversión Sara. —¿Me están amenazando?—ellas se ríen. —Al parecer no eres nada tonta, dedúcelo—se alejan de mi cuerpo—mañana quiero una respuesta o tu nombre estará por el suelo Hitashi—alzo mi mentón. —Ya veremos—es todo lo que digo levantándome—si eso es todo, me retiro—miro a Sara y sonrío—esta es tu forma de no quedar soltera para siempre, al parecer tus encantos no funcionan correctamente—con eso salgo de esa oficina. Mierda, ¿Qué haré?
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