Capítulo 20

1826 Words
Miro una vez más el techo de mi habitación. Mi mente solo puede revivir el momento de la maldita conversación. No le daré a Sesshomaru en bandeja de plata a esas arpías, y menos a una de las causantes de que él me fuese infiel. Tengo dos mensajes de Sesshomaru, pero la verdad es que ahora mismo no tengo ganas de hablar con nadie. Ayumi se fue hace dos horas al trabajo y yo no pude pegar un ojo anoche. Mi trabajo es algo que adoro y no me veo sin el, pero tampoco puedo sucumbir ante las amenazas de dos ricachonas estúpidas. No soporto que quieran minimizarme en base a amenazas estúpidas. Mi mano va a mis ojos cubriéndolos y dejo salir un suspiro de cansancio, no me gusta esto, definitivamente no me gusta. Lamo levemente mis labios antes de escuchar el timbre de la casa sonar con mucha insistencia. Me levanto sin preocuparme en recoger mi alborotado cabello. Solo llevo un vestido, espero que quien quiera que viniera no me joda mucho los ovarios porque no estoy para nada contenta este día. Abro la puerta e inmediatamente alguien que conozco bien entra como si la casa fuese suya. Creo que tengo que darle unas reglas a Sesshomaru de las cosas qué no debe hacer cuando su ex y él pretenden ser amigos. Pero entonces me convenzo de que debo hacerlo cuando sus ojos me miran y parecen querer desnudar algo más que mi piel. Él no dice nada y solo me observa haciendo que mis nervios estén a flor de piel. No voy a mentir sobre esto. ¡Estoy frustrada sexualmente! Sesshomaru me acostumbró a darme sexo diario se podría decir, y ahora nada, estoy creo que en parte un tanto malhumorada por eso. —¿Qué haces aquí?—pregunto rompiendo el silencio y la tensión s****l que se estaba respirando en el aire. Él me sonríe sentándose en mis muebles como si fueran suyos. —Ayumi me dijo que te vio un tanto preocupada y que no podría hacerte compañía por el trabajo—lo miro despacio—me envió para estar tranquila—termina de decir subiendo los pies en la mesa. —¿No tienes trabajo hoy?—pregunto caminando a la cocina para buscar algo de comer. —No, adelanté todas mis obligaciones, ahora dime que te sucede—me da una breve mirada—y no digas que nada, no sueles verte tan preocupada—suspiro y camino hasta dejarme caer a su lado. Sesshomaru espera con paciencia que me digne a hablar, pero yo solo estoy furiosa. Furiosa porque Sara y su madre son dos perras, adoro mi trabajo, pero no van a dominarme como si no tuviese voz ni voto. —Sara y su madre me amenazaron—le comunico despacio, los ojos se Sesshomaru se posan en los míos, el brillo de preocupación y furia se hacen visibles, muerdo mis labios lentamente. —¿Que quieren y por qué te amenazan?—pregunta despacio como si temiera que mi furia saliera la luz y termine acabando con él. Me quedo en silencio unos minutos donde solo se escucha el sonido de nuestras respiraciones pausadas. Solo recordar la estúpida cara de Sara hace cosas horribles en mí, es como si mis venas asesinas se activaran y solo quisieran degollar a la muy refinada perra Akiyama. Suficiente tengo con saber que drogó a Sesshomaru, que mantuvo relaciones con él con la posibilidad de que le transfiera alguna enfermedad s****l, con lo regalada que es no me sorprendería para nada. —Quieren que me aleje de ti y luego te acerque a Sara—suspiro pesadamente—quieren que te cases con ella y si no lo hago arruinaran mi carrera como periodista, que digo mi carrera mi vida completa!—Sesshomaru se mantiene en silencio—ellas son dos malditas que solo quieren tu dinero Sesshomaru—murmuro con tranquilidad. —¿Y qué pensabas hacer Rin?—me pregunta despacio como si temiera de mi respuesta. Frunzo el ceño porque Sesshomaru está actuando muy raro a mi alrededor. Es como si tentara como tratarme o no saber cómo comportarse a mi alrededor. —No lo sé, lo que tengo claro es que no les daré el placer a esas arpías jamás—él suelta el aire que al parecer estaba conteniendo. —No harán nada Rin, iré esta noche y las enfrentaremos—asiento de manera distraída—no dejaré que esas mujeres hagan de tu vida un infierno, primero sobre mi cadáver—y ahí está. El hombre que me enloquece con su manera de cuidarme. Giro mi rostro y hundo mi cabeza en su cuello, su aroma tan varonil y lujurioso hace estragos en mi estómago. Yo podría pasarme la vida oliendo a este hombre tan maravilloso. Sesshomaru pasa sus manos por mi espalda dándome el apoyo que necesitaba de él. Sus manos suben y bajan por mis brazos y me permito cerrar los ojos con tranquilidad. Sé que por mucho que me desee y yo a él, jamás se pasaría de la línea. Ese es otro punto que agregar a que me tenga loca por él. La primera son los fabulosos orgasmos que me dedicaba. Joder Rin no pienses en eso ahora. Muevo mis piernas un tanto incómoda. Mi frustración s****l esta horrible y en un punto donde solo puedo imaginar a Sesshomaru haciendo todo para enloquecerme. Creo que por eso estoy últimamente más arisca y tosca con todo. ¡Necesito sexo! Ni masturbarme ayuda porque entonces solo quiero que sean sus dedos los que se hundan en mí y eso hace todo más complicado. Siento mis mejillas calentarse en el momento en que siento mi entrepierna un poco húmeda, no puede ser que este mojando en un momento como este. Mis pezones se unen como queriendo decir: Hagamos que Rin se coma al bombón de Sesshomaru. Me niego, me niego rotundamente a tener sexo con él. No puedo no, no y no. —¿Estas bien?—pregunta Sesshomaru y asiento sin mirarlo. Si lo miro sabrá que me sucede. Me muevo para acomodarme y que la incomodidad en mi entrepierna no sea tan notoria, pero entonces ocurre un pequeño percance. La mano de Sesshomaru termina en uno de mis pechos y siente el pezón duro contra ellos, respiro un poco y él me hace alzar la vista apartando su mano con mucho dolor. Mis ojos deben estar nublados de deseo. Sesshomaru acaricia mi mejilla. —Yo... Mi murmullo no dice nada. —¿Qué te pasa Rin?—su voz ronca solo hace que quiera saltar nuevamente sobre él. —Pasa, pasa que estoy frustrada porque no tengo sexo y no lo tendré contigo Sesshomaru, se supone que estamos en eso de la amistad y confianza, pero justo ahora quiero desnudarte, estoy mojada y deseosa, lo mejor será que te vayas. Ya estoy diciendo cosas que no debo, disculpa—giro mi rostro a otro lugar tragando en seco. —¿Qué tal si solo mis dedos y boca se unen a la fiesta para relajarte?—me giro a mirarlo sorprendida—luego haré como si nada de esto pasó y así no te sentirás tan incómoda—muero mi labio inferior. —No... —Lo siento Rin—él deja caer su boca sobre la mía y ahí termina de irse mi cordura. Lo beso de manera desenfrenada. Mi lengua sale a colación como si la boca de Sesshomaru fuese todo lo que necesita. Mi vestido sube un poco cuando me siento ahorcadas de su cuerpo. Suspiro cuando mi parte más sensible colisiona justo en la cremallera del pantalón de Sesshomaru. Sé que no debería estar haciendo esto, pero necesito calmar este deseo incontrolable que siento por este idiota que me ha vuelto una adicta s****l. Respiro cuando él separa sus labios de los míos necesitando oxígeno. No me hace pensar, besa mi cuello y yo me presiono con él siento la dureza de su m*****o que ha despertado. Jadeo dejando caer la cabeza hacia atrás y agarrándome de sus hombros. Me froto sin control algunos contra él necesitando que este deseo se calme. Él baja los tirantes de mi vestido y entonces con un gruñido los devora sin compasión de mi respiración. Mis ojos se cristalizan de placer y jadeo. —Sessho... maru—gimo alto sin contenerme. Estoy frotándome como poseída sobre él, necesito más. Me alejo y poco y él succiona fuerte mi pecho haciendo que chille de placer. Mis manos abren el cierre de su pantalón y adentro mi mano siéndolo duro contra mis manos. Lo saco y muevo mi mano mirándolo. Su rostro se vuelve uno tan excitante, pero él no se queda atrás. Aparta la tela de mis bragas y siento sus manos en mi humedad. Nos volvemos a besar tocándonos sin control. Amo a este hombre, que Dios me de fortaleza porque ya no sé qué hacer para seguir luchando contra esto. Nos tocamos sin control, sintiendo el deseo por el otro, porque a pesar de estar frustrada sexualmente, solo quiero que sea Sesshomaru quien calme todo este fuego que solo aumenta en cuanto lo ve. Solo con él, porque es nuestro placer este, de nadie más. Siento mi cuerpo estremecerse y tensarse antes de gemir con fuerza sobre los labios de Sesshomaru quien chupa mi labio inferior abandonándome al placer. Jadeo y busco aire dejando caer mi rostro en su cuello. Luego de un rato él gruñe y siento el líquido en mis manos. Lamo mis labios y él también respira agitado. Me levanto y corro al baño a limpiarme las manos. Busco unas toallitas y se las paso a Sesshomaru cuando vuelvo, él se limpia y veo sus mejillas algo rojas. Casi me derrito, pero recuerdo todas las perversidades que salen por esa boca y se me pasa. —Entonces... Murmuro sin saber cómo demonios actuar en esta situación. —Haremos como que no pasó Rin, pero dime ¿Más calmada?—sus ojos lujuriosos me hacen tragar en seco—¿Ayudé?—lamo mis labios sintiéndolos hinchados. —Mucho—respondo con una sonrisa tímida. —Bien, ahora hay que resolver lo de la amenaza—dice serio—voy enserio cuando digo que te ayudaré, Hitashi—le sonrío, porque Sesshomaru siempre hace algo que logra sacarme una sonrisa. —Sobre lo de antes, no lo volveremos a hacer—claro Rin, eso ni tú te lo crees—somos amigos y los amigos... —Siempre que necesites descargarte sexualmente aquí me tienes, ya te lo dije—me mira con una sonrisa en los labios—cuenta conmigo para lo que sea, siempre, no importa donde esté, tu eres lo más importante—asiento solamente. ¿Cómo demonios no caer ante esa mirada, esas palabras y esos orgasmos? Que Kami de apiade de mi sucia alma
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