Capítulo 11

1822 Words
Pestañeo varias veces antes de abrir los ojos lentamente. Un bostezo se escapa de mis labios mientras trato de mirar con los ojos entrecerrados por el sueño. Miro la mesa a mi lado y marca exactamente las 11:40AM. Es tarde. Me doy cuenta que lo que me despertó fue las ganas intensas de orinar que llevo. El brazo de Sesshomaru está enterrado en mi cintura apretándome con posesión mientras la otra descansa en mi seno desnudo. Esta acción causa que una sonrisa se aloje en mis labios. La espera entre nosotros valió la pena porque entonces toda esa tensión a nuestro alrededor explotó anoche. ¡Y de qué manera! Quito con cuidado su mano de mi cintura mientras me pongo de pie. Mis pies tocan el frío suelo y mi cuerpo inmediatamente se estremece mientras mis pezones se levantan. Estoy totalmente desnuda. Camino y siento la leve molestia en mi entrepierna siendo un claro recordatorio de las tres veces que Sesshomaru y yo estuvimos juntos. Me miro en el espejo del baño y jadeo. Tengo varios chupetones en el cuerpo. Uno que se ve en total esplendor descansa en mi cuello, uno cerca de mis senos, en mis muslos y en mi cadera. Mierda, Sesshomaru se convirtió en un vampiro anoche y no me di cuenta. Entro al baño y hago mis necesidades matutinas bañándome de paso y cepillándome. Mi cabello está mojado, amarro una toalla y salgo fuera viéndolo sentado en la cama. Sus ojos se posan en mi persona y una cálida sonrisa aparece en sus labios. —Preciosa—sonrío y camino hasta besar sus labios. —Buenos días vampiro—él me mira confuso y señalo el enorme chupetón en mi cuerpo. Su rostro pasa a uno avergonzado. —No me pude controlar anoche, lo siento—un leve sonrojo se extiende por sus mejillas haciendo que se vea adorable. Me acerco a su oreja. —Me encantó que no lo hagas—muerdo su oreja y siento su m*****o reaccionar—¿erección matutina?—él sonríe. —Digamos que se terminó de despertar al verte—me siento ahorcadas de él. —Me encantaría hacerlo, pero estoy muy sensible en esa área. Tres veces, mucho de tus dedos en mí y sexo oral. Mierda, anoche hicimos mucho ¿eh?—él sonríe besando mi cuello suavemente. —Lo mejor será que vaya por esa ducha matutina—me palmea el trasero y me levanto—aunque no fui el único al que le gusta marcar—lo miro confusa y miro el chupetón que tiene en al cuello. Camina con una sonrisa y mis mejillas se calientan al ver las marcas que mis uñas debieron hacerle. ¿Qué me poseyó anoche? Sonriendo y sintiéndome feliz me cambio con un vestido suelto, hoy vuelvo a casa, pero aún me queda una breve entrevista con un político, las entrevistas que más odio ya que ellos no muestran realmente el interés que sueltan en todas sus palabras. Dejo mi cabello suelto y me coloco unas sandalias. Me maquillo natural y sonrío, me gusta cómo me veo. Es bueno que el vestido no sea caluroso, porque el clima tropical es algo difícil de llevar y este país es muy, demasiado tropical. Miro el chupetón en mi cuello que es bastante visible y lo maquillo tanto como puedo, pero aun así se puede notar. Que mierda. Suspiro y me coloco una camisa que cubre perfectamente el chupetón y combina con el vestido. Vamos a comer con el político por lo que no pido servicio a la habitación. Cuando Sesshomaru está listo ambos salimos. Al entrar al ascensor una pareja esta risueña mientras sonríen con complicidad. Complicidad de al parecer un fabuloso sexo entre ellos. Desde que me desperté esta mañana la palabra sexo y Sesshomaru no ha salido de mi mente y es que quiero desnudar a este hombre y follarlo tanto como pueda. Él nota mi mirada y enarca una ceja en mi dirección, niego con una sonrisa en los labios y la puerta se abre ocasionando que salgamos y que él entrelace nuestros dedos. Les diré algo; nunca me ha interesado eso de manos juntas y dedos entrelazados, pero con Sesshomaru esto ocasiona una emoción extraña que solo causa que tenga ganas de besarlo. Suspiro y continuamos nuestro caminar hasta el restaurante de este hotel y la mesa reservada. Al sentarme el mantel cubre perfectamente desde mi estómago hasta mis pies. El político aun no llega y Sesshomaru ordena jugo. —Esto será divertido—enarco una ceja intrigada y él solo deja un casto beso en mis labios y me guiña un ojo. Me encojo de hombros y bebo un poco de jugo. Me sobresalto al sentir la mano de Sesshomaru en mis piernas, pero luego no le presto atención. Veo al político llegar y sentarse frente a nosotros. —Buenos días, soy Hakeda Bottoko—le paso la mano con una sonrisa. —Rin Hitashi y mi compañero es Sesshomaru—él asiente y saco la grabadora. —Primero quiero ordenar algo de comer ¿ya ordenaron algo para ustedes?—ambos negamos—no se diga más, hay que ordenar. Ordenamos la comida y él pide el vino más caro, algo que me hace rodar un poco los ojos. Su mirada se posa en mí y una sonrisa aparece en sus labios mientras recorre con sus ojos todo lo que puede. —Es usted muy joven señorita Hitashi—me dice y asiento. —Empecé a trabajar a temprana edad—y no es como si fuera muy mayor. —Es hermosa si me permite el halago—el vino llega y el llena su copa y las nuestras—¿usted también es reportero?—le pregunta a Sesshomaru quien le sonríe de manera hipócrita. —No, pero estoy ayudándola con el trabajo—el político enarca una ceja en dirección a él. —Ya veo—nuestra comida llega pronto y nos disponemos a comer, me encanta esta comida. Cuando ya terminamos se llevan los platos. —Bien, voy a comenzar con la entrevista—él asiente—¿Qué es lo que más...? La pregunta queda en el aire cuando siento la mano de Sesshomaru debajo del vestido y subiendo de manera peligrosa por mis muslos. —¿Señorita?—miro a Sesshomaru dándole una mala mirada, pero él solo toma otro sorbo con su mano libre. Respiro hondo intentado ignorar las suaves caricias que le proporciona a la piel desnuda de mis muslos. —Disculpe, aquí vamos---murmuro tratando de parecer tranquila. Hago la pregunta y todo comienza normal, pero entonces los dedos de Sesshomaru tocan la tela de mis bragas y contengo un jadeo. Mis piernas de manera involuntaria se abren a él. Veo de reojo la sonrisa satisfactoria que tiene. Él mueve sus dedos por encima de la tela y puedo sentir como me voy humedeciendo y como mi cuerpo comienza a entrar en calor. Mierda. Trato de continuar la entrevista ignorando los dedos curiosos de Sesshomaru. Pero entonces él aparta la tela de mis bragas y me toca directamente. Está tocando la suavidad que hay gracias a lo húmeda que me encuentro. Reprimo un gemido y muerdo mis labios. —¿Se encuentra bien? Tiene la cara roja—el político me mira a los ojos y asiento como puedo. —Solo es el vino—balbuceo y le ruego con los ojos a Sesshomaru que se detenga. —Ella es un poco débil al vino—le dice y el político asiente. —Si quiere le mando a ordenar agua—niego con una sonrisa temblorosa. —Estoy... bien—él asiente y sin previo aviso Sesshomaru adentra uno de sus dedos en mi interior—¡Joder!—chillo y varias personas me miran y sonrío en modo de disculpa. Mi respiración es rápida. —La veo muy sonrojada señorita ¿segura que está bien?—pregunta y una se mis manos sujeta con fuerza el mantel de la mesa por los lados. —Estoy muy bien... solo es que aún no me acostumbro al cambio de clima—él asiente poco convencido. Quiero girar los ojos hacia atrás cuando Sesshomaru saca el dedo y lo vuelve a entrar. Mis pezones están tan despiertos que agradezco llevar sujetador para que no saluden a todo el mundo. Puedo sentir una pequeña gota de sudor que baja por mi cuello. Estar conteniendo los gemidos se me hace cada vez más difícil y Sesshomaru lo intuye porque arremete con más emoción. No sé cómo demonios nadie nota, pero luego me doy cuenta que le solo está moviendo su muñeca con una maestría que me deja muda. Trato de concentrarme e ignorar a los dedos malditos de Sesshomaru en mi interior, pero es en vano, cada vez me siento más húmeda y con ganas de que me desnude y haga conmigo lo que él quiera. No me interesa ya la maldita reunión, solo quiero que Sesshomaru me haga llegar porque las palpitaciones cada vez se sienten más. Otro de su dedo sale a colación y una de mis manos sujetan sus muslos con fuerza enterrando mis uñas en él. —¿Me deja aclarar... mi mente un... momento?—le pregunto y él hombre asiente. Entierro mi cara entre mis manos y entonces mi cuerpo se tensa y sé que pronto voy a correrme. Sesshomaru mueve con rapidez los dedos actuando con normalidad y entablando una conversación con el político mientras sus dedos me follan sin piedad. Cierro mis ojos mientras los dedos de mis pies se encogen y mis pezones duelen. Muerdo mis labios con tanta fuerza mientras el orgasmo llega a mi ocasionado que de una leve sacudida. Mi respiración es errática y mis sentidos se sienten entumecidos. Mi nublada vista por el orgasmo solo se limita a mirar el mantel. Siento el sabor metálico en mis labios. Levanto la mirada tomando un respiro. —Es todo, yo tengo asuntos que resolver señor Bottoko—le doy mi mano temblorosa y él la aprieta—que tenga buen día—recojo todo y Sesshomaru me ayuda a salir. Con rapidez de digo que camine. —¿Qué pasa Rin?—pregunta confuso. Lo arrincono en una pared mirándolo mal mientras muerdo sus labios luego de succionarlos con fuerza. —Pasa, pasa que me vas a follar tan duro que me duela la semana siguiente, pasa que vamos a estar desnudos hasta media hora antes que salga nuestro vuelo y pasa que te quiero dentro de mi mientras estamos desnudos, eso pasa—él abre los ojos mientras una sonrisa se dibuja en su rostro. —Vamos a la habitación porque me estoy volviendo loco por volver a sentirte—ambos corremos sin importarnos que nos miren raro. Es eso o follar frente a todos, que agradezcan que no somos exhibicionistas.
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