Capítulo 10

2093 Words
El calor aquí es insoportable. Estoy en una blusa traslucida que deja ver muy claramente mi sujetador verde. El pantalón corto me agradece porque a pesar de la habitación tener aire acondicionado, el calor es insoportable. No me quejo, estoy bastante emocionada. Nunca había visitado un país tropical y Republica Dominicana es algo digno de ver. La vista al mar es increíble. Es una suerte que controle el idioma español o estaría bastante pérdida de no ser así. Ayer pase todo el día entrevistando a un famoso que se encuentra aquí. La cuenta de mis gastos corre por el programa, por lo cual no debo preocuparme en desbancar mi cuenta bancaria. Es divertido estar aquí, en la noche habrá una fiesta en la playa. Las personas de este país son realmente alegres y las mujeres son hermosas. A pesar del sol estar cayendo sigue haciendo calor. La puerta de mi habitación es tocada y camino a paso perezoso a abrirla. Mis labios se separan en un jadeo viendo al hombre frente a mí. —Servicio a la habitación señorita Hitashi—una sonrisa boba se forma en mis labios. —No recuerdo haber pedido servicio a la habitación—cruzo mis brazos y su vista se posa en el sujetador—¿Qué haces aquí?—pregunto sin perder mi sonrisa. —Creo que dos días que me tome para estar contigo no es nada grave—me dice entrando y dejando las maletas a un lado—¿o si Rin?—niego divertida. —Para nada, de hecho hice todo mi trabajo ayer, mañana solo tengo que terminar una reunión y volar en la noche de regreso—él se acerca agarrando mi cintura—y ahora pensaba en arreglarme ya que tengo que ir a una fiesta que harán cerca de la playa—un puchero se forma en sus labios—¿quieres ir?—él asiente dejando un castro beso en mis labios. —¿Te importa si tomo un baño antes que tú?—niego y sonrío. Este hombre ha volado solo para estar cerca de mí. Sonrío como tonta, creo que Sesshomaru más que gustarme, me está enamorando de a poco. Busco un bikini azul pequeño y un vestido de playa. Lo veo salir con una toalla envolviendo su cintura mientras algunas gotas que se escapan de su cabello húmedo cae sobre su tonificado cuerpo. Mi vista casi poseída baja por esa gota que se pierde dentro de la toalla. Como quisiera ser esa puta toalla ahora mismo. Sé que debo verme como una depravadora, pero no me molesta, deseo a este hombre, lo deseo tanto que debería asustarme. Mi vista se levanta y encuentro sus ojos que me observan divertidos. Me sorprende por lo que muerdo mi labio superior tomando una profunda respiración y dándole una cálida sonrisa que me salve de parecer una necesitada de hombre, o en todo caso de Sesshomaru. —¿Quieres que me quite la toalla para que tengas una mejor vista de lo que oculta?—pregunta con esa voz saca orgasmos que tiene y que me hace necesitarlo haciendo cosas locas en todo mi cuerpo. —Creo que me voy a bañar—murmuro o creo que lo hago. Tomo todo lo que saque y entro al baño. Esta espera a lo que va a ocurrir entre nosotros me está enloqueciendo. Tengo una grave necesidad de correr dentro de esa habitación, desnudarlo y entonces que nada se interponga entre nosotros. Ya me estoy protegiendo por lo que no me va a preocupar los condones cerca. Creo que voy aprovechar el poco tiempo que me queda en este hermoso lugar para conocer a la perfección ese cuerpo endemoniadamente sexy que posee Sesshomaru. Creo que los papeles no serán los mismos. Quiero ser el depravador y él mi presa. Un juego interesante. **** Me encanta estar aquí. La fiesta lleva consigo una fogata y música que ahora reconozco como merengue, baile típico de este país. Aunque al principio no pude coger el hilo al momento y tengo que admitir que luego de algunos diez o quince intentos fue que lo bailé de manera decente. Quien tal parece es un buen bailarín es Sesshomaru a quien solo le tomo dos intentos y ya baila mejor que muchos de este lugar. Es un maldito, yo tuve que dejar mi sudor, mi esfuerzo y sangre para conseguirlo y él solo miró, lo intentó y luego era un jodido experto. Le doy un trago a la cerveza en mi mano mientras ellos ríen de algo. Una extraña fiesta a la cual ellos llaman Coro, le pregunté a una persona y me dijo que se hace un coro cuando es entre amigos, para explicarlo una reunión tanto de personas que se conocen como otras que no lo hacen. Tengo que decir que me he encontrado a toda clase de personas; tímidas, extrovertidas, personas con una boca muy sucia para las malas palabras, buenos bailarines, pésimos bailarines. Es divertido navegar entre tantas personalidades. —Vamos a bailar una juntos—me dice Sesshomaru al escuchar un merengue que ha sonado como dos veces en la noche. —Ya aprendí—le digo sonriendo. Una canción que al parecer todos conocen. El farolito de Juan Luis Guerra. Pongo todo mi esfuerzo para no verme como una principiante bailando con un experto. Sesshomaru pisotea mis movimientos con los suyos, eso me hace reír porque al parecer soy un asco en el baile. Esta fiesta con cada hora que pasa se vuelve más alocada, no niego que veo a muchas personas toquetearse públicamente. Ahora mismo me encuentro bebiendo mi quinta botella de cerveza junto a Sesshomaru y otras dos parejas que hacen unos chistes que te matan de la risa, aunque hay uno de ellos que te hace reír de lo pésimo que son los putos chistes. No quiero adentrarme al agua temiendo encontrar semen en él, es el hotel público de las personas, eso junto a los coches y lugares que creen que nadie ve, pero que todos saben que los están utilizando. —Ya quiero llegar al hotel—me dice y mi vello se eriza. Lo miro y le doy otro trago a la botella. Miro al frente y una de las chicas me guiña un ojo y me hace unas señas obscenas con los dedos que me hacen reír. Sesshomaru besa mi cuello despacio y luego asiente al hombre que habla con él. Lo deseo y mucho. —Vámonos de aquí—le digo tomando su mano—lo siento, debemos irnos ya—Sesshomaru me mira confuso mientras yo lo hago caminar hasta el hotel, bueno, correr. Entramos al ascensor y no aguanto. Mis labios se posan sobre los suyos. Sesshomaru se sorprende, pero me responde con entusiasmo mientras sus manos van a mis muslos para alzarme. Mi espalda choca contra el frío metal del ascensor mientras Sesshomaru succiona mis labios con fuerza ganándose un jadeo de parte de mí. Las puertas se abren y él camina con sus manos en mi trasero en donde me sujeta. Él busca la tarjeta para abrir la puerta, pero estar comiéndome la boca se le hace difícil por lo que me bajo y dejo que mis pies toquen el suelo. Lo veo y sus labios están rojos mientras él los lame y me sonríe. Saca la tarjeta y abre la puerta. Entro y luego él lo hace. Ahora soy yo quien lo hace estar contra la puerta mientras me alzo para que mis labios choquen contra los suyos con total brusquedad. Lamo sus labios y luego busco abrirlos para adentrar mi lengua de manera precisa y determinada. Él gruñe y yo me trago ese gruñido moviendo mi lengua con total maestría y moviendo mis labios junto a mis caderas que buscan sentir su duro m*****o contra mi entrepierna. Sus manos van a mi cadera donde aprieta con fuerza. Sus labios dejan pequeños besos en mis labios y luego en mi mejilla izquierda para luego bajar por mi cuello repartiendo lamidas, besos y mordida terminado con fuertes succione en esa piel expuesta. Mi cuerpo tiembla y me vuelve alzar para llevarme a la cama. Él no hace lo típico de lanzarme a la cama, él me deja en su regazo mientras se sienta en la cama y cuando me tiene sobre él con mi vestido playero corrido hasta mis caderas, entonces me hace alzar las manos para sacarlo de mi cuerpo. Solo tengo el bikini que tenía bajo el vestido. Mis manos codiciosas rompen los botones de su camisa al tratar de quitarla de su cuerpo, él no parece darle importancia ya que solo termina de quitarla y lanzarla a algún lugar de la habitación. Mi mente solo puede concentrase en Sesshomaru, en todas las emociones que está regalándole a mi cuerpo solo con besarme y tocarme. Sus manos quitan la parte superior de mi bikini mientras yo respiro con fuerza. Cuando mis pechos están a su vista sonríe y me mira a los ojos. Mis ojos se entrecierran cuando mi pezón se pierde entre sus labios y luego lo saca. Lamo mis labios y entonces el muerde con fuerza. —¡Mierda!—gimo con los ojos abiertos. Él sabe bien que mis pezones son sensibles y entonces ocurre todo. Lo siento lamerlos despacio y luego succionarlos. Lo saca de su boca y sus manos lo atienden. Estoy gimiendo mientras me muevo sobre su erección. —Te quiero dentro—susurro con un hilo de voz casi imperceptible. —Y me tendrás—me levanto de su regazo y bajo la parte inferior de mi bikini mientras él quita la ropa que le faltaba quedando como Dios lo trajo al mundo. Malditamente bueno. Estoy temblando, esto va a ocurrir. Cómo se me conoce por no tener paciencia lo siento con fuerza en la cama y me subo encima de su cuerpo, entonces lo ubico en mi entrada llevándolo dentro. —Joder Rin—gruñe cuando estoy totalmente dentro de él. Yo estoy sin aire en mis pulmones, mierda, él no tiene tamaño que envidiar. No me muevo tratando de acoplarme a su tamaño. Sus manos están aferradas a mi cintura esperando a que me mueva. Abro los ojos que no me di cuenta mantenía cerrados para mirarlo. Sus ojos están tan oscuros que eso solo me hace sentir más húmeda como si fuera posible. Me muevo dando una estocada y mi cabeza cae hacia atrás mientras mis manos se sujetan en sus hombros. Sus manos magrean mi trasero y entonces subo y bajo haciendo sola el trabajo. Él me sonríe y les da atención a mis pechos haciendo que mis gemidos aumenten de volumen. —Muévete—gimo como puedo. Sesshomaru sonríe de manera arrogante y lo siento, sus estocadas fuertes, precisas y haciendo locuras en mi interior—¡Dios!—el grito deja mis labios y mis ojos ruedan hacia arriba mientras él sigue dándome fuerte que siento desfallecer en cualquier momento. Sesshomaru se pone de pie aun estando dentro de mí y me deja contra la pared más cercana moviéndose dentro de mi mientras yo solo puedo jadear en busca del aire que él le roba a mis pulmones con cada estocada en mi interior. Mi espalda choca contra la pared y quiero grabar esas expresiones de placer que posee su rostro en este momento. Me gusta que no se controle, que me folle como él tenía ganas de hacerlo. Me tenso a su alrededor mientras lo beso y él muerde con tanta fuerza mis labios que siento el líquido de mi sangre. —Se-Sesshomaru—gimo tensándome a su alrededor. Sus movimientos se vuelven más rápidos—¡SESSHOMARU!—me dejo ir en un orgasmo asolador que me hace apretarme en su m*****o haciendo que él también se corra. Mi frente cae en el hueco de su cuello tratando de recuperar mi respiración. —¿Soy bueno Rin?—pregunta sonriendo. —Solo no me dejes en el suelo, mis piernas están como gelatinas y voy a caer—él ríe mientras camina depositándome en la cama y saliendo de mí. Gimo cuando lo hace. —¿Una segunda ronda?—le guiño un ojo. —Déjame recobrar fuerzas—él me abraza y luego besa mis labios. —Me encantas—susurra en mi oído. —Lo sé, eso es porque soy encantadora—me incorporo y lo miro—vamos por esa segunda ronda—digo y luego lo beso.
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