Grace tomó un sorbo de su copa de vino y miró alrededor de la terraza, el ambiente tranquilo de la casa contrastaba con el torbellino de pensamientos en su mente. La vida que había elegido había sido llena de amor y estabilidad, pero también era agotadora y a veces se sentía atrapada en la rutina.
Decidió que necesitaba hablar con alguien que pudiera entender su situación desde una perspectiva externa. Rita Powell había sido una parte importante de su vida, y aunque hacía tiempo que no se veían, sentía que su amiga podría ofrecerle la perspectiva y el apoyo que necesitaba.
Sacó su teléfono y buscó el número de Rita. Después de unos momentos de vacilación, marcó el número. El timbre sonó varias veces antes de que la voz familiar de Rita contestara.
—¿Hola? —respondió Rita con un tono alegre.
—Hola, Rita. Soy yo, Grace. ¿Aún estás despierta? —Grace preguntó a pesar de que conocía la vida nocturna de su amiga.
—Hola nena, claro. Estoy en el club Memory escuchando a nuestra banda favorita, al parecer no planean irse temprano y yo no me iré hasta dejarlos de escuchar. —Rita soltó una pequeña risa mientras se encontraba en el baño de aquel club, retocando su maquillaje frente al espejo. Se alegró de escuchara su amiga.
Grace sonrió con tristeza al recordar sus salidas y lo bien que se la pasaban en aquellos lugares, entre música, hombres y alcohol.
—¿Y tu por que sigues despierta? Hace mucho que no sabía de ti —continuó Rita.
—No puedo dormir… recordando como solíamos ser tu y yo.
Rita rio con más fuerza al otro lado de la línea. Habían vivido buenos momentos.
—Dime que Joseph te ha ahorcado en el sexo —dijo con picardía empezando como una de las conversaciones que solían tener. Grace sonrió al revivir aquellos recuerdos en ese instante—. Porque definitivamente debería hacerlo.
—¡Dios mío! Aun te ves con Mark. —Grace sabía muy bien que aquel chico le gustaba el sexo duro, por comentarios de Rita y como ella estaba cada vez más fascinada. Lo extraño era que su amiga era de solo una vez con cada tipo con el que salía.
—En serio… Joseph debería ahorcarte.
—Joder, Rita. ¿Fue así de bueno? —Grace escuchó como su amiga asentía con un gemido.
—Lo dejé de ver por un par de meses y de la nada, una noche llegó tocando a mi puerta y no pude resistirme. He pensado en casarme con él y así me lo haga durante los próximos 5 años.
—Wow, eso si es una sorpresa. Pero me alegra saber que un fetiche esta haciendo que mi mejor amiga piense en sentar cabeza.
—Hey, dije 5 años, no toda la vida. —Ambas rieron como solían hacerlo antes.
Hubo un silencio y luego Rita volvió a hablar.
—Pero mejor dime, que tienes. No me hablarías si no estuviera pasando algo. ¿Problemas con Joseph?
—No, bueno… no se si son problemas o yo soy la del problema. Sabes… me siento un poco diferente. —Grace comenzó a explicarle.
—Amiga, eres diferente. Cambiaste toda tu vida…
—Siento que ahora soy una versión maternal y diluida de mi misma. Me siento incompleta —dijo con un poco de tristeza.
—Ay Dios, Grace. Debes volver a trabajar. La maternidad te está afectando.
—No puedo… Quiero estar con mis hijos en sus primeros años, sabes, ser una buena madre…
—Grace…
—Se que no lo ves como yo… y que muchas veces me dijiste que esto no era para mí.
—Me equivoque. Joseph resultó ser un gran tipo y tu estabas feliz, pero ahora con lo que me dices. Me preocupas. Tal vez solo necesites distraerte con algo. —Rita trató de apoyar a su amiga.
—No lo sé, Rita… estoy tan confundida…. Mi vida…
—No es suficiente. Puedes decirlo y nadie te va a juzgar. Todos siempre queremos más y tu no eres la excepción.
—Me pasa todo esto por la cabeza y entonces sus recuerdos empiezan a surgir —Grace dijo insegura.
—¿De quien hablas? —Rita preguntó.
—Rita, sabes de quien hablo.
—¿Alexander Baker? ¿Estas bromeando? Te hizo mierda hasta más no poder. No vale la pena deshacer tu linda familia por un tipo como él.
Grace sabía que su amiga tenía razón. Ella la vio llorar y sufrir muchas veces por Alexander.
—Claro que lo sé….
—Joseph es perfecto, ¿sabes cuantas mujeres quisieran encontrarse a un hombre como él en su vida?
—Lo sé, Rita. Pero… mi cabeza no deja de recrear mi pasado una y otra vez, mostrándome como eran las cosas antes.
—¿Con ese tipo?
—No lo digo por él, lo digo por mí. Yo era diferente.
—Tomaste una decisión. Estar con Joseph fue tu elección.
—Solo busco sentir de nuevo aquel amor burbujeante que te cala hasta los huesos, que te hace hacer cosas estúpidas y crees que todo es posible así sea algo erróneo.
Rita suspiró.
—Alexander es un mal amor sexy. Te hace sufrir, te traiciona y al final resulta insostenible.
—Joseph es mi amor para toda la vida. —Lo dijo para convencerse a sí misma.
—Exacto. Sabiendo eso, ¿Qué vas a hacer?
Grace tomó todo el vino de la copa y también soltó un suspiro.
—Porqué no, mejor no me invitas a la ciudad, Puedo decirle a Joseph que cuide de los niños para tener una noche de chicas.
—Te extraño, Grace. Vernos sería muy divertido.
Después de colgar, Grace se sintió aún más confundida. Quería sentirse viva sin perder lo que ya tenía seguro. Tal vez la única solución para ella era conformarse con lo que tenía sin pedir más de lo que podía obtener.
Entró al pequeño estudio de la casa, buscando su diario, aquel que había dejado en pausa después de tener a Sofí. Sentía que escribiendo sus pensamientos era otra forma de desahogar su frustración.
No quería sentirse así, ya no lo quería.