Mírame

1463 Words
Samira Roldan. Tres años atrás. —¡Sorpresa! —exclamo emocionada mientras con sumo cuidado le quito la fina venda de sus ojos. —¡Bebé! —me responde sorprendido— ¡¿Esto es para mí?!? —yo asiento emocionada, muy emocionada. Hoy es el cumpleaños número veintitrés de mi amado Angelo, así que como obsequio le compré nada más y nada menos que un hermoso auto n***o deportivo. —¿Te gusta? —pregunto bastante tímida. —¡Me encanta, bebé! —sin pensarlo dos veces me envuelve en sus brazos y comienza a besarme con mucha dulzura— Eres la mejor novia del mundo —me dice entre besos—. Si pudiera, podría comerte —lo golpeo un poco. Él sabe muy bien que no me gusta que me diga ese tipo de comentarios, ya que por mi peso no me parece nada chistoso. —Aquí tienes tus llaves —se las doy con diversión—. Por favor, cuídalo —le pido con dulzura. ¿Cómo no hacerlo? El auto me costó una barbaridad de dólares. —¿Puedo dar una vuelta? —me encojo de hombros. —Es tuyo, has lo que te plazca —me abraza y me deja un beso en la frente—. Volveré para cenar. Muero de ganas por mostrárselo a mis padres —me guiña un ojo y sale casi que corriendo hacia el auto, lo enciende y haciendo rugir el motor sale del estacionamiento del recinto dejándome a mí con una gran sonrisa en el rostro. Camino de vuelta al departamento donde ambos vivimos. Camino feliz y satisfecha de perder hacer feliz a mi amado Angelo. —Vaya, vaya —esa exclamación me hace voltear—. ¿De verdad fuiste capaz de comprarle un auto? —suspiro porque ya sé cómo terminará esta conversación. —Él está feliz —es lo único que digo mientras la invito a pasar. —¿Y tú eres feliz? —pregunta molesta. —¡Por supuesto! —exclamo con obviedad mientras ambas nos adentramos al ascensor. Algo que mi mejor amiga odia y detesta son los hombres aprovechados. Para Pamela River; o Pam como le digo yo, es inaceptable que un hombre viva de la novia, en su opinión debe de ser el hombre en la relación el que de este tipo de obsequios. Digamos que mi mejor amiga y mi novio no se la llevan muy bien; ambos se tratan solo por educación y por mí. Para Pam, Angelo es un vividor, que se aprovecha de mi dinero pagándome con sexo. Así es ella, muy directa. En cambio para mí, Angelo me ha demostrado que me ama, ha estado conmigo desde la secundaria, cuando todos se burlaban de mí y me hacían bromas por mi peso, él fue el único chico que me trato con normalidad y hasta me hacía sentir hermosa, me decía muchos halagos y eso bastó para que yo me enamorase locamente de él. Es bello, cuerpo atlético, estudioso, cariñoso y muy dulce conmigo, así que yo soy el doble de eso con él, aparte lo consiento con obsequios como este; algo que Pam desaprueba totalmente. —No creo que debes de hacer esas cosas Sami, como tu mejor amiga te lo advierto —susurra una vez entramos al departamento—. ¡Ya le diste este lugar! ¿Era necesario un auto? —cae al mueble exasperada. El año pasado como obsequio de cumpleaños le compré a Angelo este departamento y lo puse a su nombre, algo que mi mejor amiga y mi padre no saben. Ellos creen que el lugar es mío pero que se lo regale solo de palabras, en realidad no, él es el único dueño del lugar. —No te pongas así conmigo. Angelo me ama y lo sabes, estamos juntos desde la secundaria. Eso es amor. —No amiga, eso es comodidad —la veo sorprendida—. Sami, mi bella y hermosa Samira. Eres una mujer muy inteligente, estudiosa, trabajadora y que a la edad que posees, tienes el estilo de vida que muchas quisieran. Tu padre tiene dinero, tú tienes dinero, estudias en una prestigiosa universidad, tienes una gran personalidad. A lo que voy es ¿Qué necesidad de vivir y darle todo a un hombre? Eres joven, vendrás muchos más —tiene sus manos en mis hombros, sin poderlo evitar algunas lágrimas salen de mis ojos. —Mírame Pam. Soy todo eso, pero también soy gorda, como hasta cuando no quiero comer. ¿Crees que un hombre como Angelo, con ese cuerpo, ese rostro, se enamoraría de mí así como así? —niego mientras me limpio las lágrimas— Sabes que no. Los hombre suelen ser muy superficiales, crueles y malos con mujeres como yo —me señalo—. Nací con un hermosos rostro, o eso me dice mi padre y tú, ¿Pero y mi cuerpo? —niego. —Ay mi Sami, ojalá vieras lo que Napoleón y yo vemos en ti —me abraza y me da un beso en la mejilla—. Ambas sabemos lo que has vivido, las luchas que tienes. Pero no puedes permitirte tener un bajo concepto de ti misma, esa baja autoestima te está haciendo perder tu norte Sami. No necesitas llenar de obsequios costosos y ridículamente ostentosos a Angelo para tenerlo contigo, si él realmente te amara, desde hace años tuvo que ponerle un alto a tu actitud. Si el realmente te ama, no necesita que le des cosas para estar a tu lado —me sonríe y yo igual a ella. Siempre es así cada año, cada fecha en especial. Siempre tenemos esta misma conversación y luego al otro día, las cosas siguen como si nada. —¿Pizza y Coca Cola? —pregunto. —Pizza y Coca Cola será… Llevamos más de una hora sentadas en el mueble de la sala viendo Crepúsculo. Ambas amamos la historia y ambas somos del equipo vampírico. Mi teléfono suena y de inmediato contesto la llamada al saber de quien se trata. —¡Hola Papi! —exclamo con mucha emoción. —¿Un auto? ¿En serio Samira? —su voz alterada me hace sobresaltar. —Yo estoy bien, papá —respondo con ironía. —Lo siento hija, ¿Cómo estás? —sonrío. —Muy bien, gracias, ¿y tú? —Estaba bien en la oficina, hasta que me informaron sobre el auto que le obsequiaste a Angelo —ruedo mis ojos, su personal es muy chismoso. —Es su cumpleaños —digo sin más. —Lo sé hija, pero no deberías de hacer ese tipo de cosas. Angelo es un hombre, el debería de obtener esas cosas por sí solo —no digo nada—. Sabes que te amo y que no puedo estar molesto contigo, solo se más consiente para la próxima vez ¿sí? —con desgana le respondo. —Está bien papá, prometo ser más consiente la próxima vez —oigo que suspira—. ¿Algo más que me quieras decir? —Sí. Te espero esta noche en la casa y no acepto un no por respuesta —habla muy serio y yo no sé qué decir a eso, ya que pensaba esta noche en darle una sorpresa más íntima a Angelo. Pero es mi padre quien me lo pide, es la única familia que tengo, solo somos él y yo, no puedo negarme. Hablaré con Angelo, él comprenderá. —Cuenta con eso, papá —le respondo muy feliz y él me dice otras cosas antes de colgar. Tiro el teléfono en la mesa y bujo. —Las noticias vuelan rápido —dice Pam, dándole un mordisco a su pizza. —La gente es muy chismosa —me quejo. —Napoleón te ama —responde distante. —Lo sé, lo sé —me voy a su delgado cuerpo y la abrazo fuerte—. Y yo te amo a ti muchísimo mi Barbie loca —ambas nos reímos por el apelativo que le puse cuando la conocí en la secundaria. Ella, hija de un americano y una madre española, sacó los rasgos de su padre; rubia, alta, delgada, cara de modelo y bastante hermosa. Desde la primera vez que la vi, la consideré una barbie humana, con ese fino cabello dorado, sus ojos azules y sus facciones fina hicieron que media población de estudiantes del sexo opuesto se volvieran locos por ella. Desde allí somos inseparables, es mi hermana la cual amo con locura. No sé qué sería de mi vida si las tres personas quienes más amo me llegasen a faltar. —Yo también te amo, mi Sami-Sami —me pellizca una mejilla y nos abrazamos para seguir viendo a nuestro amado vampiro.
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