Llego a mi departamento cerrando la puerta de un solo portazo. Pam, al verme, se pone de pie de inmediato. La llame llorando en cuanto tome un taxi hacia acá, y ahora me recibe en sus delgados brazos abrazándome con fuerza y consolándome con total dulzura. —Todo pasará mi Sami bella —me susurra mientras acaricia mi cabello— lloro con dolor e impotencia. ¿Qué hice para que me hiciera tal cosa? Yo siempre le di lo mejor de mí, le di todo de mí a un hombre que nada más jugó por muchos años con mi corazón. —Los hombres son malos Pam. Todos son tan malos como él, incluso peor. Se burló de mí, se comprometió con ella. ¿Puedes creer eso? ¿Acaso hay algo mal conmigo? —Estás hablando cegada por tu dolor Sami. No todos los hombres son malos. Mírame —me demanda y yo levanto mi rostro viéndola fija