Samira —Ok, por favor. Dime que no vamos a ir a una tienda de esas donde todo es vegano y odian profundamente todo lo que es delicioso en este mundo —le digo con un tono bastante exasperante. Desde que desayunamos y salimos de mi departamento, el señor que me acompaña ha estado bastante serio y ausente. Ni idea de su cambio de humor, si hasta hace unos minutos se estaba medio riendo de mi comentario por la ensalada, y justo ahora parece un témpano de hielo. Llevamos ya un buen rato dentro de su auto dando vueltas por la ciudad, al parecer buscando el lugar perfecto para hacer las compras y ya me estoy fastidiando de esto. Veo que entramos a un estacionamiento, demasiado lujoso para ser todo eso, y Erick Butler, alias mi doctor, estaciona el auto y lo apaga. Confundida ya que no me dic