Salimos del ascensor y negué. —¿Por qué tendríamos que almorzar juntos cuando nunca lo hemos hecho desde que estoy trabajando aquí? —cuestioné, apurando el paso. —Por esa misma razón —respondió simple—. Ahora, ¿A dónde y quien es el Ryan con quien comeremos? Me detuve mirándolo muy seria. —Ve e invita almorzar a tu querida Amelia, estará encantada de hacerlo y a mi déjame. Continué caminando, pero su agarré en mi mano me detuvo. —Estas celosa, yo estoy celoso y nada bueno saldrá de esto —acarició delicadamente mi mano—. Dejemos las estupideces, ¿sí? —¿Estupidez? ¿Qué es una estupidez? —quise saber entre dientes, no perdonaría tan fácilmente el que me haya sacado de su oficina—. Iré almorzar con mi mejor amigo, ¿eso es una estupidez? —Sí, lo es cuando tu novio no sabe quien e