—Maia, ¿Qué sucede? —preguntó Alessandro detrás de mí, no pude decir nada, estaba sorprendida por lo escuchado, sentí como el teléfono era rebatado de mi mano. —Alessandro —volteé a verlo. —¿Qué le dijiste? —le exigió saber, sus gestos cambiaban conforme pasaban los segundos—. ¿Qué mierda? ¿Cómo es eso posible? Necesito que averigües, mantenme informado, claro que lo harás, también testificaras y enviaras las fotos, ¿entiendes? —ordenó con voz dura—. ¿Ese es el maldito problema? Felicidades, ahora tu estúpida clínica tiene un nuevo proveedor. Colgó el teléfono y me abrazó, enterré mi rostro en su pecho, aunque el mundo se estuviera derrumbando, si estaba aquí…entre sus fuertes brazos, su aroma penetrando mis fosas nasales y su cuerpo dándome calor, sabría que nada malo me sucedería, t