Edred, llegó de la escuela entusiasmado y ansioso por ver a la pelirroja, había aprendido algo que con toda seguridad, ella quedaría estupefacta ante el nuevo descubrimiento del que se acababa de enterar. Por la mañana, le habían informado de otro desperfecto del que tenía que hacerse cargo por la tarde, esperaba que no estuviera tan crítico como la tubería reventada, que le había tomado más tiempo del previsto arreglar. Incluso, hasta le pasó la mala idea de ir a buscar a Alejandra antes de lo acostumbrado; sin embargo, pesó más el hecho de que podía recibir una reprimenda. Llegó al área del castillo, la que requería ser revisada, siendo su sorpresa que la señora Catalina estaba ahí, en persona, para darle los pormenores del problema. -Buenas tardes, señora – hizo la acostumbrada revere