Reunión y Problemas

3038 Words
No me equivoqué cuando llegamos al salón de reuniones, ahí estaban, el director, sus bufones, los hombres de n***o y con ellos el guapo hombre de ojos claros; su voz gruesa, sexy, varonil, irradiando carácter y poder; este hombre me fascinaba, solo podía ver y escuchar cómo se dirigía a mis compañeros también notaba como mis compañeras incluyendo Daina estaba embobada. Era fascinante, ese perfil, su nariz tan perfilada, esos labios se veían tan carnosos y deliciosos. En un momento solamente me imaginé besando esos labios, esos brazos a mi alrededor tocando lo que quisiera, sentía unas cosquillas en todo el cuerpo, sobre todo en mi parte más íntima, ¿Cómo era posible que este hombre que solamente he visto unos minutos me haga sentir y pensar cosas que ningún otro hombre me ha hecho sentir o pensar?. - Ustedes se enfrentan a algo muy importante, salvar vidas y curar a seres que apenas están aprendiendo a vivir, lidiar con sus padres que no debe ser fácil, darle una voz de aliento, darles buenas o malas noticias y no saber cómo van a reaccionar, lo hacen en este lugar que se puede ver todo tipo de personas y con lo poco que tienen hacen mucho. Su voz era tan perfecta y convincente, lo raro es que miraba hacia todos lados como si buscara alguien, eso sí es extraño. - De parte de mi personal y familia queremos darle una oportunidad de mejorar y apoyarlos en su trabajo, por eso estamos haciendo esta labor para ofrecerle las nuevas y remodeladas áreas para que ustedes tengan mejores condiciones; solo pido de ustedes esa dedicación hacia lo que hacen; si quieren aportar algo o hacer una pregunta. En eso levanto la mano una de mis compañeras, Letty, jefa de residente, maneja el área de cuidados patológicos menores de dos años (niños con enfermedades de base como afectaciones neurológicas, cardiovasculares, entre otras), que no estaban graves, pero que necesitaban estar en observación. - Dígame doctora - dice el varonil hombre de negocios. - Buenas tardes, Sr. Mi nombre es Letty Valera, soy la jefa de residente de último año, en nombre del grupo quiero darle las gracias a usted y su familia por esta contribución al hospital, decirle que siempre hemos dado mucho a este hospital con lo poco que tenemos que ser decir mucho, ya que por ser el único hospital del sector tenemos mucha demanda. Con el proyecto de los prematuros es satisfactorio ver que personas como usted se interese en el bienestar de nuestra comunidad, al igual que de las otras áreas, así mismo le decimos que nosotros seguiremos haciendo nuestro trabajo con amor y dedicación. - Además, tienen el apoyo de sus directores que le han puesto mucho empeño y dicen que su labor es hermoso. - dijo el Sr. de ojos lindo, fue lo más estúpido que había escuchado si lo menos que esos hombres le interesa es el área pediátrica, lo que hace el dinero. En eso hablo el doctor Fermín, ese hombre me cae tan mal, para él los pediatras solo éramos estorbo en el hospital, cada vez que hablábamos con él para pedirle utensilios o material para pediatría como subdirector solo decía cosas como no hay, si fastidian, si piden, ¿para qué?, es eso no les hace falta?, cosas como esas. Además, cuando nos tocaba rotar por el área de quirófanos siempre discutían con el porqué la mayoría de las veces abusaba de su poder cambiando sus horas de quirófano por encima de las de pediatría o cualquier cirugía que no fuera de su servicio. Si uno como pediatra le indicaba a uno de los otros servicios esperar a su intervención debido a una emergencia o por falta de espacio en el recibimiento de recién nacido en el quirófano, casi siempre con obstetricia o traumatología; él aparecía por arte de magia a indicar que procedieran a la intervención y que pediatría resolviera después. Como son tres quirófanos que deben ser divididos entre todos los servicios. Ver a este hombre sacaba mi peor genio. - Quiero informarle Sr. Ziegermman que para nosotros es un placer que invierta en nuestro hospital y que no se va a arrepentir en depositar su confianza en nosotros, pediatría es una de las áreas más demandada y apoyarlos en este nuevo proyecto para que estén mejor para que los muchachos, que somos testigo que se esfuerzan cada día para ser su mejor trabajo, cuiden y se hagan merecedores de esa confianza, como se han ganado el de nosotros. - Ay dios, cuanta falsedad, se va a caer el hospital, el dinero compra las personas, como dice el dicho: "Dios los crea y diablo los junta". -Para cerrar con broche de oro, la doctora Geller termina el discurso. - Si sr Ziegermman, los muchachos son muy capaces de hacer bien su trabajo, son dedicados, inteligentes, responsables, sabrán utilizar y cuidar lo que nos ofrece - mientras le toca los brazos al señor elegante - ¿Vaya en que momento nos volvimos todo eso?, hasta lo que yo se hace menos de una hora éramos ineptos, inservibles, brutos, estorbo que no deberíamos estar aquí.- le dije al oído a Daina, ella se ríe y me responde. - No sé, pero si no es porque lo estoy escuchando, no lo creo. - Y tú me dices que el dinero no compra a la gente, solo hay que mirarlo a ellos, una se vuelve amable, el otro confía en nosotros y él otro ama la pediatría más que nada. - ¿Algo que compartir con el grupo Doctoras? - escuchamos decir al doctor Fermín. Seguida de la voz de la doctora Geller - Si, cualquier comentario pueden decirla, el Señor Gabriel; ¿le puedo decir Gabriel, verdad?, está interesado en escucharla, ¿cierto?. - se dirige al señor elegante, sin aprovechar de poner sus manos encima, a mí que se me está reventando el hígado del descaro y la rabia de estos seres. - Si, por supuesto, estamos para escuchar lo que tengan que decir las señoritas, al parecer es importante si se atreven a interrumpir a menos que no les interese lo que se está diciendo. Dice el elegante hombre con esa voz, ese porte arrogante, como si fuera una ofensa interrumpirlo, ni siquiera estaba hablando. Como todo hombre rico, creyéndose superior a todos, así mismo se da vuelta hacia nosotras, ya que estábamos hacia su lado izquierdo cerca de la puerta de pronto sus lindos ojos se fijan en mí o eso creo. - No, nada decíamos que es muy lindo del Señor apoyarnos en esta obra, que este pendiente de todo lo que se hace en el hospital, ¿verdad?- dice Daina para luego mirarme y hacerme un gesto para responder. - Sí, eso mismo, estábamos diciendo como en unos minutos cambia todo, incluso la manera de pensar de las personas.- claro esto último lo dije en susurro para que no me escuchen. -¿Cómo dijo doctora? - este viejo otra vez. Fermín -¿Yo?, pues eso, que el señor en unos minutos ha cambiado todo en el hospital y se le agradece, no es algo tan importante para ser interrumpido, ¿cómo verá? - esto lo dije mirando a esos lindos ojos claros. - Pues para mí es un gusto poder cambiar en algo el hospital, colaborar en sus proyectos doctora. - dice con esa arrogancia. Actitud de superioridad que me parece sexy y molesto al mismo tiempo, creo que la falta de sueño ya me está afectando los ánimos, estoy molesta nada más escuchar como habla este hombre, con el ogro tocando sus brazos y el que se deja, además de tener que devolverme cuando ya podría estar llegando a mi casa. Tener que escuchar la falsedad de los jefes, de tener que quedarme callada y de paso tengo que conocer a este bombón justo el día de mi post guardia que debo estar más ojerosa, desarreglada y horrible que nunca. - Bueno, Señor Gabriel, ¿si quiere vamos a ver las áreas de consulta que quedan en piso tres?. - dice el doctor O'Dell. - así ve los avances que hemos hecho. - ¿Y es que el señor sabe dónde queda esa área? Nunca ha pisado una consulta desde que estamos aquí. - me dice Daina al oído. - Pues al parecer ya sabe dónde queda. ¿Será que ya podemos irnos?. - Claro, ¿qué doctora es la que está por esas áreas?- dice Gabriel, el guapo tiene nombre de ángel, por cierto; pero de seguro es lo único de ángel que tiene. -Yo - dice uno de mis compañeros - Soy Víctor, Señor, en esas áreas estamos tres doctores por el momento. Uno para cada consulta. - Qué raro me habían dicho que eran unas doctoras las encargadas de esas áreas. -Lo que pasa es que los residentes rotan Señor Gabriel, seguro que cuando vinieron anteriormente estaban otros doctores. - Dice la doctora Geller, definitivamente si no la veo no creo en tanta amabilidad. -¿Quiénes rotaron anteriormente? Pregunto por qué me dijeron que eran muy dedicadas, le habían explicado todos los procesos y actividades a las personas que vinieron. En eso habla Letty, quien le responde felizmente- estaba la doctora Sara y Mercedes y ambas están de vacaciones, antes de ella Lucia.- señalando hacia donde yo estaba. Sus ojos volvieron a mí, para enfrentarme me derretían, todo él me hacía sentir confundida, excitada, débil, y molesta. Alguien podría explicarme que rayos era esto, jamás me había sentido así de extraña y frustrada al mismo tiempo. -¿Usted estuvo con mi esposa cuando ella vino?- hablo el otro hombre de traje que acompañaba al señor elegante.- Es una mujer rubia, ojos verdes, alta. - La señora Sabrina, si me acuerdo de ella, muy amable. Se interesó por los niños autistas que teníamos en la consulta y sobre todo de los prematuros. - le respondí. La verdad me cayó muy bien, era muy espontánea, se encariñó tanto con una de nuestras niñas, recuerdo que hablamos durante horas en la consulta mientras revisaba a los bebes. Y ella jugaba con uno de los niños de Síndrome de Down, me contó varias cosas. - Si la misma, ella es muy pegada a los niños. Hablo mucho de Sara, lo que ha hecho en la consulta y sus logros, según lo que me ha dicho ama ese proyecto, por eso hemos planeado algo, pero aún lo estamos discutiendo. Por cierto, soy Sebastián, es un placer. Se acerca a mí diciéndome todo eso, mientras que los demás están hablando con el gran Gabriel, me parecía aún más conocido, pero no sabía de dónde. - Usted se me es familiar, pero no vino aquella vez con la señora Sabrina. - No, aquella vez no, tal vez en las supervisiones que he venido hacer me hayas visto. - Si, tal vez. ¿Cómo está la Señora, y sus hijos?- le pregunte para cambiar de tema, pero sé que lo he visto y no es de aquí, pero no lo recuerdo. - Bien, gracias a Dios. El niño en el colegio dando guerra y la niña creciendo y hermosa. -¿Podríamos ir a ver el resto de las áreas? - Escuche al fondo, era la voz de aquel hombre. - Sebastián, Doctora, si no interrumpimos me gustaría seguir con el recorrido, ¿o estás muy ocupado?- dirigiéndose al señor Sebastián. Bueno, pero este tipo quien se cree que es para estar hablándome así, lo que tiene de guapo lo tiene de insoportable, dame paciencia. - Claro Gabriel, vamos, Lucia es un placer verte, espero seguir hablando. - Por supuesto, me saluda a la señora, fue un gusto. - Lucia, necesito que vayas a un traslado ahora, es un niño que va camino a realizarse un estudio.- Se dirige a mi Letty, cuando iban saliendo. -¡¿Qué, ahora?! Vamos Letty, estoy de postguardia, ya iba de salida, es más, estaría en mi casa, si no es porque me hicieron devolverme para esta reunión; puedes decirle alguien más que vaya. - le repliqué, no era justo, éramos varios residentes porque justo yo era la que debía ir al traslado. - Resulta que nadie más quiere ir, están por irse. Así que te toca ir a ti. - No me parece Letty, yo estoy de postguardia, llevo más de 72 horas sin dormir, pase revista por casi todos los pisos de hospitalización, ¿me dices que tengo que ir a un traslado porque los demás no quieren ir?. Eso no es justo, dile a otro que vaya. Ahí tienes a Melisa, Elly, Manuel, el que quieras, manda a uno de ellos. - Lucia, ninguno quiere ir, vas a ir tú y punto, de paso es rápido; le hacen el estudio y luego vienes y ya. - Disculpen que me entrometa, pero la doctora tiene razón, digo si vamos a hablar de ser justo no podemos agotar a los médicos, si hay otros que no hayan trabajado anoche y no están agotados, ¿por qué no mandarlos a ellos?.- intervino el señor Sebastián, que considerado. - Si señor, pero somos médico, sabemos que estas condiciones se presentan. - Si y la doctora creo que lo entiende, pero no es justo ni de compañerismo que otros médicos que tienen la misma capacidad y deber, que no han pasado trabajando toda la noche no vayan porque no quieren, mientras que la doctora que bien dice no ha dormido en más de 72 hora tenga que ir. ¿No le parece?, ¿además, no me acaba de decir usted que es la jefa de residente? Hasta lo que sé, usted tiene el derecho de exigir que médico va, como lo acaba de hacer con la doctora, así que puede mandar igualmente a otro médico. ¿O es que aquí le gustan explotar a sus residentes? Ahora, si me enamore, hablo mi señor de ojos claro, de traje elegante, de voz varonil y actitud arrogante, para defenderme. Que bello. ¿Quién le dijo que podía defenderme?, ¿cree que yo sola no puedo o quien se cree?. - No, señor, por supuesto que no, es solamente que... que los otros médicos tienen sus actividades.- decía tartamudeando Letty y no la culpo con semejante hombre mirándote así y con esa voz tan imponente. - Si, pero yo también tengo mis actividades, estoy agotada, la guardia fue difícil y lo sabes, ellos vienen de su casa descansados y otros pueden terminar sus actividades Letty, así que manda uno de ellos porque yo no pienso ir; además siempre me mandas a mí a los traslados y créeme que si no estuviera de post guardia iba pero esta vez no. - le dije. Fui contundente, estaba molesta, no es justo desde que cambie de rotación la tenían aplicada conmigo, si no era una cosa era la otra, estaba que explotaba, además había otros que podían ir. - Ya escucho a la doctora- decía mi guapo ojos claro, se escuchó la voz del ogro poniendo sus manos una vez más encima de él, pero será posible que no pueda mantener sus garras fuera de él o que él le ponga un alto, santo dios. - ¿Gabriel será que ya vamos para que veas el resto de las áreas?.- mirándonos a todos, al fin la señora se da cuenta de que uno existe.- ¿sucede algo? - Bueno, la verdad doctora Geller, es que estaba preguntándome ¿si acostumbran a explotar a sus médicos?, por lo que veo y escucho.- le responde Gabriel, con un tono un poco brusco y de reclamo parece que estuviera molesto. -Por favor tutéame llámame Selia, y por supuesto que no, aquí nuestros médicos tienen su descanso, ¿por qué lo dice?. - Bueno, porque aquí las doctoras están teniendo un pequeño desacuerdo en sus actividades.- este hombre me va a meter en problemas, lo vi todo, respiro profundo para esperar el regaño. - Así, ¿a ver ahora que hiciste Lucia?.- lo dije. Aquí está de parte que esta me odia, le dan alas. - Yo no hice nada doctora, es todo lo contrario. Letty me está informando que debo irme de traslado ahora mismo y le estoy diciendo que vengo de post guardia, no he dormido en más 72 horas, ya pase la revista y que puede mandar a otro de los muchachos que no esté agotado, dice que no porque ninguno quiere y no me parece justo. -Sabes que eso sucede Lucia y no debes quejarte por eso. -Pero... -¿Ósea que le parece bien?, es decir; la doctora ha trabajado toda la noche, no ha dormido, aun así realizo sus actividades y debe irse a un traslado cuando otro médico puede hacerlo que está más activo, pero no va porque no quiere y está de acuerdo, pero la doctora que expresa su inconformidad se lo exigen, ¿eso le parece justo?. Ósea que si explotan a sus médicos o por lo menos a uno de ellos.- Ay, me lo comería a besos si no fuera porque cada palabra que dice la voy a pagar muy caro. - No, no pienses eso Gabriel, no me sabía esa parte de la historia.- se la acabo de decir por dios - ¿Letty, como le exiges a Lucía que vaya de un traslado cuando está de postguardia?, manda a otro. - Pero ninguno quiere ir doctora.- le dice Letty. - Pues uno de ellos va a tener que ir que obvio no este de posguardia ni de guardia, así que resuelve. Gabriel, no te preocupes Lucia sabe que aquí somos equitativos con el trabajo, esto es un malentendido.- si claro malentendido, equitativo, como no. Respira profundo uno... Dos... tres... Y así llegué a diez. Quien viera estos ogros tan amables estoy segura de que si no fuera porque el Señor Gabriel esta, estaría camino a ese traslado ahora mismo. - Gracias doctora, Letty, espero que entiendas. - Tranquila vete ya, yo resuelvo. - dijo Letty - Señores, fue un placer, me saluda a su esposa, - le digo al señor Sebastián con las mismas, recogí mis cosas y salí de allí.
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