Emily se detuvo frente al mostrador de la comida, meditando cual era la mejor opción para comer aquel día. Una bandeja chocó a su lado y casi le desparrama el jugo, pero alcanzó a sujetarlo a tiempo. —Ups. —Dijo David con una sonrisa que podía enamorar a cualquier mujer desilusionada del amor. —Ten más cuidado, bruto. —Es que si no me apuraba me quitaban el puesto y tengo que estar a tu lado para que no te escapes. —¿Escaparme? Oye, yo cumplo mis promesas y si te dije que almorzaría contigo pues entonces iba a hacerlo. —Bueno, entonces pide luego. Yo...quiero un poco de todo. —Le dijo a la cocinera. Emily rodeó los ojos, David siempre comía demasiado. Ella tan solo pidió pasta con trocitos de pollo y jamón que se veía bastante apetitoso. Cuando ambos pidieron y el chico tuvo la bande