Cristina estaba sentada en una banca ubicada justo fuera del campus principal donde se encontraban todas las salas del colegio. El día estaba hermoso así que aprovechó que muy pocas personas transitaban por el lugar, quería estar a solas por un momento, sabía que probablemente Ángel andaba con sus amigos y no quería estar en la presencia de él, aunque eso le costara pasar el recreo en solitario. Estiró sus piernas a lo largo de la banca y echó la cabeza hacia atrás para que el sol le diera de lleno en la cara. Cerró los ojos y dejó de pensar, aquella sensación era demasiado refrescante como para opacarla con sus problemas, lo cual se reducía específicamente a un sujeto: Ángel. Agudizó el sentido del oído, podía escuchar a la perfección el canto de los pájaros y algunos automóviles que tra