Capitulo Cuatro

912 Words
Familia Real Hamilton. Cuarto elemento, tierra.  Caballeros. Los Hamilton han sido desde remotas generaciones una de las familias más ricas en el reino - obviamente luego de sus majestades reales- amantes de la literatura y el estudio de la ciencia - y todo aquello en lo que les pique la curiosidad- eran los sabios asesores del Rey, siempre eran consultados por la realeza ante algún problema o intriga, las batallas eran planeadas según lo que ellos pudieran aportar sobre el territorio a conquistar o invadir, sus recursos, tropas y demás datos de suma importancia. Con un emblema bastante sencillo y el carácter firme, de gran templanza y bondad, llevaban sus vidas de manera tranquila.  Jamás tuvieron problemas con las familias vecinas, los Moneth no dirigían mucho la palabra que digamos, los Minoujin eran buenos amigos y los H'Artagnan siempre eran cordiales para con ellos. Richard Hamilton tuvo tres hijos, los dos primeros, Angelo y Alexander; de veinticinco años de edad, eran hermanos gemelos y luego estaba Ania; la pequeña consentida de tan solo quince años de edad.  Para fortuna de la familia los tres hermanos heredaron las habilidades de su padre, pero solo Angelo contrajo matrimonio al conocer a Mirena Lombardi; aquella rubia de ojos verdes lo dejó verdaderamente impactado y totalmente flechado. Tres años y medio más tarde ambos se casaron, ella estando embarazada de su primer hijo sin saberlo; la celebración se llevó a cabo en la casa de sus padres quienes como regalo de bodas prepararon un enorme festín para todos los invitados.  Tiempo después - dos meses para ser exactos- Mirena comenzó a presentar extraños síntomas, acudiendo a consultar con un profesional sumamente preocupada, descubrió que estaba embarazada. Para cuando Angelo se enteró de la gran noticia - esa misma noche- todos en el pueblo ya lo sabían.  El día del parto llego más rápido de lo que se imaginaban y para sorpresa de todos los que asistieron a la joven madre, los recién nacidos fueron dos, para ser precisos mellizos; un niño y una niña. Jayden e Evie. Los pequeños fueron quiénes recibieron el beso de la Reina y el emblema de su familia por el Rey - cabe destacar que ésto sucedió cuando los antecesores del Rey Anthony y la Reina Genevieve gobernaban- en una muy sencilla pero amorosa ceremonia. Dos años después nació Paul, quién también recibió dichas atenciones el mismo día en que se celebrara su bautismo; por último y no menos importante, nació Edward un año más tarde. -Si que es pequeño- susurra Angelo mientras carga a Paul. -Lo sé, pero será fuerte, ya lo verás- añade su esposa mientras lo amamanta. Dos horas más tarde, Mirena falleció debido a complicaciones en sus pulmones y corazón dejando a Angelo totalmente devastado y con cuatro hijos todos bebés. Los años pasaron, los primeros fueron duros para el viudo duque ya que no tenía la menor idea de cómo hacerse cargo de sus hijos, a pesar de tener ayuda suficiente él quería ser quién les diera todo lo que esos niños necesitaban por lo que se propuso ser un buen padre. Y lo cumplió. Jayden e Evie se volvieron los más listos en su salón - teniendo nueve años de edad, eran conocidos por ser unos genios en matemáticas y todo lo que se refiriese a números- Paul, heredó los bonitos dones de pintura de su madre y con siete años de edad había ganado ya tres concursos interregionales de pintura al óleo. Por su parte, Edward desarrolló un profundo amor por la música, tanto por los instrumentos como por el canto algo que a su padre no le entusiasmó demasiado; ya que deseaba que su hijo se viera tan intelectual como sus hermanos. De los cuatro nuevos herederos Hamilton sólo dos de ellos obtuvieron los místicos poderes de su linaje; Jayden y Edward, y por medio del arduo entrenamiento y enseñanza de Angelo se volvieron los mejores en su familia. E l duque meditó muy bien la situación cuando los ministro le dieron la noticia de la tan ansiada y esperada disputa entre los futuros caballeros elementales, preso del pánico de perder a alguno de sus hijos - especialmente al menor quién era el vivo retrato de su amada esposa- se negó rotundamente a ello. Estaba seguro de que no habría problemas si su familia no participaba ya que de todas formas no podían obligarlo a nada. Y así lo creyó hasta que una mañanas cosas se volvieron un tanto distintas. -¿Acaso estás loco?- exclamó Louis a su amigo -Pueden tildarte de traidor a la corona. -Sin mencionar los enormes problemas que le causaría a los niños - añade Molly Brown, la Nana de sus hijos. -No lo había pensado de ese modo, simplemente no quiero verlos en peligro- suspiró Angelo. -Eso es algo que no podrás evitar, está en sus venas y debes decidir a quién vas a enviar. - Louis palmea su espalda- Por derecho es a tu primogénito, Jayden. Más tarde esa misma noche, Angelo le dió las noticias al mayor de sus hijos y éste rehusandose a aceptar semejante cosa- estaba convencido de que todo era una estúpida farsa en dónde al final el vencedor sería aquel que hiciera feliz y agradara más a Los Deverau- y delegó su responsabilidad a su pequeño - ahora de dieciséis años- hermano Edward. Siendo consciente de que su hijo podría salir herido en dicha pelea, Angelo entrenó a Ed mucho más intensamente que antes, de tal manera que le prohibió dedicarse a la música como él lo quería.
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