Camila no pudo evitar ignorar o darle la vuelta a la inquietud de Fernanda. Era normal que se sintiera así luego de haber sido ignorada por la ley durante prácticamente casi tres años. En los que las excusas de que era muy difícil capturar a Diego Valencia eran “casi imposibles”. ¿Qué le podía decir a Fernanda? ¿Le podría decir la verdad? Entre los abogados había una raya que pintar con sus clientes, no debía pasar la raya de lo profesional con lo personal. Tal vez, una vez que el caso de Diego Valencia termine, podría darse la oportunidad de abrirse a una amistad con ella. Era la manera correcta de hacer las cosas, sin que ninguna de las dos saliera perjudicada. ¿Y si le decía la verdad a medias? ¿Sería cruzar aún así el límite del profesionalismo? Camila esbozó una ligera sonrisa.