A Fernanda le había volado la cabeza como una bomba, sacando a relucir todo tipo de pensamientos e ideas de asesinato, de huir en ese momento. De buscarlo en la oscuridad del parque y patearle las bolas. De gritarle toda la basura que era y su actuar desalmado por romperle el corazón de esa manera. Se quedó pasmada un momento. Unos escasos cinco segundos petrificada. Con la vista perdida en el suelo como si ahí estuviera encontrando una respuesta. Esos cinco segundos fueron suficientes para que su respiración entrecortada, dejara ver un destello de aberración. Ante los ojos de Yan y la extraña, Fernanda estaba en un shock momentáneo. Se voltearon a ver antes de romper el ruido de una respiración forzada. — ¿Estás bien? —le preguntó Yan con suavidad. Fernanda logró reaccionar. La mira