CAPITULO 3. EL BENEFICO TRATO

1623 Words
Solo debe aceptar el trato que le propone al amo y todo esto será suyo joven Maestra." "Estaremos esperándola pacientemente hasta que ese glorioso día llegue y podamos servirla." El mayordomo esboza una sonrisa impecablemente afable. "Joven Maestra, si necesita algo no dude en pedirmelo." "Oh! el amo acaba de llegar a casa." La enorme puerta que da al garage se abre lentamente. Un hermoso auto de lujo n***o como la noche con las luces encendidas entra haciendo rugir su motor cuando se detiene. Del auto baja un hombre guapísimo como todos los hombres que siempre he soñado cuando leo novelas en PDF. Alto, tal vez 1.90cms como mínimo. Cuerpo de tentación, brazos y bíceps marcados... Cabello café claro con el típico mechón rebelde que le cae en la frente. Cara de ángel masculino, pero con un rastro de barba que lo hace ver más interesante. Vestido completamente de n***o. Poder manos grandes, labios carnosos y rojos que me dan ganas de besarlos hasta cansarme... Porte distinguido y aire frío cautivante. huuumm...! Todos mis sueños eróticos varoniles hecho realidad! Sube la escalera con gracia. Me quedo como una tonta observando como se marca su pecho duro y su marcado abdomen por debajo de la ligera tela de su camiseta negra untada. El adonis no deja de mirarme. Sus ojos son de color verde intenso. Los aprecio justo cuando llega frente a mi. Sin mediar palabra alguna hace lo que siempre he soñado tanto que un hombre me haga. Rodea mi nuca fuertemente con su enorme, cálida y suave mano. Me atrae hacía Él para darme un largo beso que me roba el aliento. Suspiro por qué su beso es tan ardiente, que hace que se me olvide hasta mi nombre! Su loción varonil me rodea inmediatamente. Este maravilloso espécimen de hombre con su otra mano me rodea por la cintura para pegarme por completo a su cuerpo. Besa tan delicioso y su lengua persigue a la mía a tal punto que ahora la tiene sometida. Esta haciéndole el amor de forma devastadora. Estoy mas que excitada. Gimo en su boca mientras que lo rodeo con mis manos su cuello. Me pierdo en su caricias. Él hombre termina el beso de forma abrupta. Pega su frente a la mía como siempre he querido que lo haga un hombre. Con sus pulgares me acaricia las mejillas. "Te extrañé tanto hoy muñeca." "No me gusta sepárame de ti mucho tiempo." "Te estaré esperando en nuestra cama." "Me dare una ducha rápida..." Su voz! Por Dios! Completamente sexi y avasallador a! "Eres bienvenida si quieres bañarte conmigo." Su sonrisa termina de derretirme. Si este hombre me tocara solo por un segundo en mi entrepierna, tengo por seguro que tendría un orgasmo húmedo y gratificante. Pero el guapísimo portento de hombre me da un golpe en mi trasero de forma juguetona con su gran mano. Sube las escaleras mientras que me recreo la vista en su duro trasero. "Te gusta como podría ser tu vida amiga mía?" La oscura y misteriosa voz de nuevo retumba entre las paredes de la casa. El mayordomo permanece impasible sonriéndome amigablemente. "Si, es demasiado bueno para ser verdad..." "Si acepto el trato, cual es la trampa?" "Siempre hay una trampa." "Debe de haber una trampa no es así?" Formulo mis preguntas de forma sincera. "Me ofendes amiga." La misteriosa voz habla con tono triste. "En verdad me ofendes..." "Se que apenas nos conocemos pero creeme cuando te digo que no tengo malas intenciones contigo." "Como te dije antes, los dos estamos completamente solos." "Y tu haz sido la única que ha hablado conmigo en mucho tiempo." La voz parece venir de todos lados... "El trato que te ofrezco nos beneficia a ambos, ninguno pierde." Declara enérgico. Yo aún no creo ni confío del todo en lo que la voz me dice. Mucho menos porque no puedo verlo, eso solo me hace desconfiar todavía más. "Dime amigo, tengo que venderte mi alma como es lo usual?" "O mi cuerpo?" "O seré tu esclava de algún modo?" Una risa tétrica se deja escuchar. Después evoluciona a una risa muy grave. Me pone los finos vellos de mis brazos de punta por el escalofriante sonido. "No amiga, no me interesan ni tu alma ni usar tu cuerpo." "Como tampoco me interesa tener esclavos." "Solo quiero ser tu amigo y que no me alejes de tu lado." "Solo quiero estar acompañado de alguien para no sentir esta soledad que me tortura..." "Me permitirías eso solamente?" El tono de voz ahora es suplicante de nuevo. En serio solo eso? De verdad? "Que dices amiga, aceptas mi trato?" La voz me tienta... Como si todo estuviera hecho de humo, la casa, el mayordomo, los autos, el bello jardín con la fuente y todo lo demás comienza a desvanecerse en mi sueño. La voz me repite una vez más. "Si no quieres mi trato me iré amiga y no te molestaré más..." "Espera!" "Acepto el trato, lo acepto!" Gritó rápidamente. "No quiero estar sola más!" "No quiero que tú estes solo!" "Por favor, quédate conmigo!" "Acepto el trato!" Grito apresuradamente. Tengo la esperanza de no se desvanezca todo que siempre he soñado pero es inútil. Todo se vuelve borroso y me despierto sobresaltada en mi cama. Cuando ajusto mi mirada me encuentro de nuevo en mi estúpida cama... En mi estúpido departamento de cuarta... Con mi estúpida pijama. Me dejo caer de nuevo en mi almohada. Mi brazo descansa sobre mi cara porque en verdad quería que fuera ese sueño una realidad absoluta. "Acepto el trato amigo, acepto el trato.." Susurro aún adormilada. La alarma de mi celular suena en ese momento. Maldigo que ya sea hora de levantarme. Refunfuñando me levanto para comenzar de nuevo un día más de mi patética, monótona y solitaria vida. Me doy una ducha demasiado rápida y corta. Una ducha que me deja más adormilada que despierta porque usé más agua caliente al recordar al galan que me invitó a ducharme con Él en mi sueño. Como aún es de madrugada y no tengo ganas de encender la luz, busco a tientas mi ropa. Automáticamente me la pongo sin ganas. Me paro frente al espejo y reviso que no este torcido mi traje sastre azul marino de tres piezas, falda, saco y chaleco. Arreglo los botones de la blusa blanca simple. Calzo mis zapatos negros con poco tacón en mis pies mientras desenredo el cabello. Hoy no tengo tiempo ni ganas de maquillarme. Para que me maquillaría? Nadie me nota de todos modos. Además de que no tengo mucho conocimiento en maquillaje. Una desventaja más de no haber tenido ni una sola amiga en el pasado. Mientras cierro la puerta de mi departamento y me abrigo hasta las orejas, pues el frío de la mañana se deja sentir en todo su esplendor, mi mente sigue repitiendo una y otra vez mi sueño. Simplemente fue hermoso! Me gustaría poder soñarlo todos los días, en especial el beso con el delicioso hombre. Camino rápidamente sin mirar a nadie en mi camino. Subo rápidamente a mi chatarra de auto para ponerme en camino al trabajo. Cuando paso por el departamento que explotó ayer no puedo resistirme a ir más lento. Quiero mirar con detenimiento el lugar. Es un hoyo oscuro, rodeado de cintas amarillas de la policía. Una sonrisa malévola aparece en la esquina de mi boca. No debería, se que está mal.. Pero me complace tanto saber que esos malditos chiquillos no me volverán a molestar con sus fiestecitas insufribles! No tuve ni tiempo para desayunar algo y en este mismo momento, mientras me incorporo a la gran via que me lleva al edifico de oficinas donde trabajo, mi estomago protesta. Me cercioro de la hora. Creo que si me doy prisa podría pasar corriendo por una dona y un café capuchino a la cafetería que está a solo unas cuadras de mi oficina. Para mi buena suerte encuentro un lugar para estacionarme frente a la cafetería. Cosa muy rara en este lugar. Pero no me pregunto nada más y entro corriendo para hacer mi pedido de prisa. Cuando entro varias cabezas voltean a verme. Estoy acostumbrada a que me miren raro, por lo que no doy importancia a sus miradas. "Quieres pasar primero?" Me dice el hombre que está justo adelante de mi. Me sorprende que me este dirigiendo la palabra. "Me estás hablando a mi?" Pregunto confundida. "Si, quisieras pasar tu primero?" Repite el hombre amablemente. "Hum...si está bien por ti, si, muchas gracias." Agradezco en voz baja. No se que demonios le picó a este hombre está mañana. Tal vez sea que no soporta que este en el mismo lugar que Él y por eso quiere que salga lo antes posible. Ya me lo han dicho antes los hombres. Hombres insensibles y groseros que en más de una vez me dijeron que perdían el apetito cuando estaba yo presente. Como si fuera una especie de basura repugnante con dos piernas. Ordeno lo mas rápido posible. El chico de la cafetería no me cobra el café ni la dona. De hecho me regala dos donas más. Discretamente me indica que su número de teléfono está escrito en el vaso de café. Anonadada, solo atino a darle las gracias y salir para entrar a mi auto. Tengo que dirigirme a mi trabajo ya. Con mi café en la mano, camino distraídamente hasta que siento que me estrello contra algo o alguien. El café se derrama por completo entre la espalda de un hombre y mi ropa nueva. Perfecto, adiós a mi racha de buena suerte. Me preparo mentalmente para la terrible discusión y reproches que se me avecinan por este accidente. ***By Liliana Situ***
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD