CAPITULO 4 CONFUSIÓN

1608 Words
Estoy bastante asustada por el accidente que acaba de ocurrir. Cuando el hombre se da vuelta para enfrentarme, me preparo para escuchar sus terribles reclamaciones y gritos, pero eso no sucede. "Que demonios te pa...oh..." Comienza diciendo pero a mitad de sus agresivas palabras se detiene mirándome fijamente. Me apresuro a disculparme aprovechando su turbación. "Dis...discúlpame..." "Digo, discúlpeme por favor!" "No fue mi intención, lo lamento demasiado!" "Deme su número, pagaré por su lavandería y tintorería." Digo tartamudeando. Intento ser lo más linda posible para que no me grite de nuevo. "Jamás..." "Jamás dejaría que tu pagaras por mi equivocación tan estúpida!" "Dios mío, que idiota soy!" "Permíteme ayudarte!" "Mírate!" Bueno si, el café también me manchó la ropa. Afortunadamente no me quemó porque traigo este abrigo largo el cual ahora está arruinado con una mancha enorme de café. "Que tonto soy en verdad, que estúpido!" "Podrías perdonarme?" "Por favor, me concederías el honor de escolatarte a una tienda de ropa para mujeres para que puedas comprar ropa sin mancha de café por mi culpa?" "Belleza, es lo mínimo que puedo hacer." "Por favor, déjame cargar tus bolsas." "Ah! también están arruinadas tus cosas!" El café manchó la bolsa de las donas regaladas y mi horroroso bolso n***o tan viejo como yo. Me asombran sus palabras... Me acaba de llamar belleza a mi? "Estas hablando conmigo verdad?" "En verdad te estas dirigiendo a mi?" Pregunto con firmeza. Debo de esclarecer este asunto. "Si claro, a ti belleza." "Que hermosa eres." "Por favor, déjame recompensarte." "Puedo invitarte a cenar?" "Donde vives?" "Puedo acompañarte?" Que? Que demonios está pasando? De pronto mi cerebro funciona y mirando mi reloj observo que casi es hora de que entre al trabajo. "Lo siento, debo ir a trabajar." "Discúlpame una vez más, lo lamento, no te vi." Trato de alejarme del hombre después de decirle esas últimas palabras, pero puedo escuchar que me sigue. "Muñeca, por lo menos dame tu número." "Debo pagar por la limpieza de tu ropa, por favor, déjame pagar por mi error." Como tengo mucha prisa y el hambre se me ha escapado por el miedo, le doy mi tarjeta de presentación. Una tarjeta que en un arranque de confianza mande hacer donde solo aparece mi nombre y número de celular. Tarjetas que pensé que me serían útiles algún día. Pero la verdad las traía solo por la mera ilusión de creer que alguien algún día me pediría mi número. Justo como ahora acaba de hacer este hombre. "Dime donde trabajas belleza, por favor..." "Por favor." Me suplica de nuevo. "En el edificio de oficinas de la esquina, ese de allá, estoy en la planta superior." Le indicó con la mano. "Debo irme ya!" Corro a mi viejo y feo auto. Veo por la ventanilla que el hombre besa la tarjeta. Otro hombre se acerca para preguntarle algo. Cuando enciendo mi auto puedo ver que alguien corre hacia mi. Se para frente al auto haciendo que pise el freno de lleno golpeandome la frente un poco con el volante por este movimiento brusco. "Oh discúlpame, no quise asustarte de ese modo!" "Pero ví que ese imbécil te tiró el café y las donas se arruinaron." "Por favor, acepta mi regalo y vuelve mañana!" El chico de la cafetería me entrega una charola completa de cuatro capuchinos con su número en ellos. Además de una bolsa mas grande de papel café que pesa. Deben de haber casi una docena de donas dentro de ella. "Gracias por todo, no debiste molestarte..." Le agradezco al chico. "Si debí!" "Te veré mañana!" "No me prives de verte mañana, de acuerdo?" "Llamame!" Se aleja mandándome un beso con su mano. Comienzo a manejar de nuevo después de haber acomodado todo lo que me dió con cuidado en el asiento del pasajero. No comprendo... Estoy completamente confundida... Que carajos acaba de pasar esta mañana? Tanta amabilidad, debe estar mal. Ya se! Sigo dormida en mi cama y pronto despertaré en la vida real para volver a deprimirme por mi estilo de vida tan soso. Mientras que medito en estas afirmaciones y preguntas, encuentro un espacio rápidamente para estacionarme. Lo hago y cuando estoy luchando por tomar todo lo que traigo en el auto con mis manos una voz masculina linda detrás de mi me hace saltar. "hola!" Me dice alguien y casi tiro al suelo todo lo que traigo... De nuevo. El chico rápidamente toma de mis manos la pesada charola y la bolsa de mis manos. "Debería ser ilegal que las chicas hermosas como tú cargaran tantas cosas!" "Dime, trabajas aquí?" Miro al chico absorta y anonadada. Se está dirigiendo a mi? Si tonto, tengo mucho tiempo, años trabajando aquí! Pero nadie me ha notado nunca, no existo, no existía... Hasta ahora, creo. "Si, de hecho, si no me doy prisa llegaré tarde!" "Disculpa, lamento molestarte, pero podrías darme las cosas?" Extiendo mi mano después de colgarme el bolso horrible en el hombro, cerrar el auto con llave e intentar caminar al edificio para entrar. "Nunca te dejaría cargar cosas, de hecho, llevaré tu bolso también." "Eres ecologista y no cambias tu bolso hasta que de verdad ya no sirva verdad?" Me comenta cuando toma mi horrible bolso con su mano. "Algo así..." Digo apenada. La verdad es que no tengo dinero para comprar otro y tirar este adefesio de bolsa barata, imitación de una marca conocida y cara. "Pero, que te pasó preciosa?" "Quien se atrevió a ensuciar tu ropa?" Demonios! Con esta luz natural se observa demasiado que estoy sucia de café. "Tuve un accidente hace un momento con un hombre, fue muy repentino..." Susurro mi explicación. "Ese idiota debería ser golpeado hasta la muerte por haberte dejado así!" Comenta el guapo hombre. Creo escuchar mi nombre susurrado en algún lugar, por lo que volteo para mirar a quien habla. Es una repartidora elegante. "Señorita Linda, esta es su ropa nueva." "Ya está pagada." "Eperare a que se la pruebe para asegurarme de que sea de su talla y agrado." "El señor Herrman se disculpa con usted por el accidente y espera que con esto pueda perdonarlo." La chica me da una sonrisa franca después de sus amables palabras. Señor Herrman? Quien es ese? "El hombre del café? Pregunto con cara de tonta. La repartidora asiente. "De acuerdo, pero podrías acompañarme a mi piso de oficinas por favor?" "En verdad tengo que llegar ya o me penalizaran!" Exclamo lastimeramente. La chica camina hacia mi con bolsas en ambas manos. "Si señorita Linda, será como usted diga." "El señor Herrman fue muy explícito." "Usted debe de quedar completamente satisfecha con su atuendo." Linda, de nuevo Linda, pero ese no es mi nombre! Camino rápidamente al ascensor y los dos me siguen. Entramos juntos para, por fin, subir a mi piso de oficinas. Muevo el pie nerviosa, no puedo llegar tarde! Me dijeron que no puedo llegar tarde nunca más. Quisiera que este cubo de metal volara y me arrojara en mi silla detrás de mi escritorio sin chiste. "Linda, ese es tu nombre?" Pregunta el hombre que sostiene mis cafés. "Linda, no te preocupes, nadie te regañara si estás conmigo." "Nadie se atreverá a decirte nada malo, yo te vi que llegaste temprano." "Calmate ya preciosa Linda." Me acaricia la mano y me pongo rigida por su toque en mi piel. El ascensor no es tipo espejo brillante en mi edificio. Mas bien está forrado de cada una de las portadas que tuvimos antes,pues donde trabajo, es un edificio de moda. Lo cual me alegra porque de lo contrario, todos verían mi cara de espanto! Y ya no quiero más burlas. Solo soy la ayudante de todo el mundo. Ignorada, abusada muchas veces ya que me piden elaborar reportes extenuantes. Los cuales, después de entregados me gritan que estan mal. O eso dicen mis jefes directos. La puerta se abre y el bullicio de la oficina es notorio. Todo el mundo ya llegó y somos los últimos. "Sigan trabajando." Dice el hombre a mi lado. Los demás no hacen lo que les ordenó, sino que me miran perplejos. Algunos con la boca abierta. Observo que muchos de ellos se dan codazos en el estómago para voltear a verme. "Debe de ser por mi ropa toda sucia que me miran así." Reflexiono. Este hombre junto con la mensajera caminan al baño. Los sigo automáticamente. "Linda, primero cámbiate." "No quiero que te resfríes." "Por dios tu ropa está sumamente mojada y fría!" Toca mi ropa con sus manos... "Después de que termines de vestirte, te buscaré." "Llevaré esto a mi oficina." "Tomate tu tiempo." "Usted, ayudela a que quede más hermosa de lo que ya es." La repartidora deja escapar un "si" bastante complaciente. Las dos desapatecemos dentro del baño. "En verdad no es necesario, puedo vestirme sola, solo necesito quitarme esto y estaré lista." Explicó a la joven repartidora. La chica me ayuda a quitarme el abrigo. Lo arroja al suelo, después el saco, después el chaleco... "Lo siento señorita, el señor Herrman quiere que la deje hermosa." Pero... Bueno está bien. Me dejare llevar. Por una vez en la vida disfrutaré de esto. Cuando miro el espejo me agarro fuertemente del lavabo frente al espejo. "No, esto no puede ser!" "No puede ser mi reflejo!" La chica me mira con algo de asombro por mis palabras. Ella se apresura a decir. "Señorita, el señor Herrman también envío maquillaje para usted." "Si sufrió algún rasguño en su cutis perfecto lo podrá cubrir..." No, eso no quise decir eso! Este reflejo en el espejo... NO soy yo! No es cierto! Estoy soñando verdad? ***By Liliana Situ***
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