ZARA
El temido día de la junta de socios llegó y yo siento tanta ansiedad como si estuviera a punto de ir a juicio por un crimen, aunque sé que las estadísticas son excelentes, que mi desempeño ha superado las expectativas y que realmente no he cometido ningún error, por alguna razón siento como si estuviera entrando al matadero; la ansiedad es tan fuerte que siento náuseas y un poco de debilidad en mis manos, pero hago lo posible por aparentar serenidad y, sobre todo, seguridad.
Susan me trae un té para ayudar a calmar mis nervios y también mis náuseas y empieza a preparar el proyector para la presentación sobre las estadísticas; unos minutos después de que todo está listo, empiezan a llegar los accionistas uno a uno, empezando por mi madre, quien es la primera en llegar y se sienta a mi derecha, ella viene representando no solo sus acciones, sino las de Joshua, a quien no le interesa en absoluto estar aquí, y las acciones que mi padre le heredó a Ben en su testamento.
Después entran un par de accionistas minoritarios, quienes vienen en representación de sus propias acciones y de los del resto de accionistas minoritarios; por último, entran los hermanos Carroll, Frederick, con su usual sonrisa triunfal, y Eleanor, tan concentrada en su teléfono que por poco choca contra la puerta de vidrio de la entrada, pero fue salvada a tiempo por su hermano mayor.
Una vez todos están en su respectivo puesto, inicio con la presentación de los informes de todo tipo sobre la situación de la compañía, haciendo énfasis en el aumento de las ventas del departamento de tecnología, de la consecución de nuevas patentes para nuestros productos nuevos, de los numerosos acuerdos que hemos logrado para el desarrollo de aplicaciones web con compañías nacionales e internacionales, y sobre todo, en el crecimiento económico que la compañía ha tenido desde que inicié en mi posición como CEO.
Mi madre me mira orgullosa y puedo ver como se limpia una lágrima disimuladamente con la yema de sus dedos, los representantes de los accionistas minoritarios asienten con complacencia, especialmente cuando menciono la parte financiera, y, cuando mi mirada se dirige hacia los Carroll noto como Eleanor parece bastante aburrida, pues seguramente no entendió ni el diez por ciento de lo que estoy hablando, y Frederick parece molesto, bastante molesto, por lo que asumo que estaba esperando que mi debut como CEO fuera un fracaso y se decepcionó al encontrarse con lo opuesto; su cara de molestia me causa una sensación de felicidad que sólo se consigue cuando le cierras la boca a tu mayor oponente.
Después de esto resuelvo un par de preguntas de los accionistas y les explico más a fondo algunos de los temas que les causaron dudas, y siento que ya estoy mucho más calmada, me siento en mi elemento, por lo que no me sorprende al notar la expresión de confianza que veo en sus rostros; sin embargo, cuando creo que todo ha salido bien y finalmente puedo descansar de todo este estrés, Frederick aclara su garganta y me dice en tono mordaz:
“¿Y nuestra CEO piensa explicarnos qué está sucediendo con el robo de información en la compañía?”
Todos me miran con los ojos abiertos y yo siento que mis manos empiezan a sudar inmediatamente, pero trato de respirar profundo antes de responder con total calma:
“Aún no se ha confirmado que haya habido algún tipo de robo de información, la policía se encuentra a cargo de la investigación y tan pronto como haya algún avance, les haré saber inmediatamente,”
“Debiste habernos informado desde el inicio que esto estaba sucediendo, y no cuando alguien lo saca a relucir en plena junta de accionistas,” Frederick responde con molestia.
“Bueno, creo que si te hubieses tomado el tiempo de leer el informe mensual que le envío a los accionistas el primer día de cada mes, habrías visto que sí lo informé apenas ocurrió,” le digo con una sonrisa falsa.
“Pero no nos informaste que estabas saliendo con un empleado de la compañía,” Eleanor interviene con su voz molesta.
“No veo por qué debería informarles a los accionistas sobre lo que pasa en mi vida privada,” le respondo con un tono cortante.
“Además, dentro de las normas de la compañía no se prohíben las relaciones entre trabajadores, así que tampoco es como si Zara hubiese incumplido alguna norma,” mi madre le dice dirigiéndole una mirada severa y Eleanor se calla inmediatamente.
“Es importante cuando ese mismo empleado estuvo involucrado en el incendio y es sujeto de interés dentro de la investigación,” Frederick me dice.
“Primero, no eres de la policía para saber quién es sujeto de interés dentro de la investigación, y segundo, que una persona haya estado, junto con muchas otras, en el lugar y momento en donde sucedió algo, no implica que sea responsable por ello, ni que sea culpable de algún delito; sin embargo, afirmar que una persona estuvo involucrada en el cometimiento de un delito sin ningún tipo de pruebas que respalden esa afirmación, o sin que exista una condena en su contra por esos hechos, eso, sí es delito, así que te aconsejaría no estar emitiendo juicios de valor tan a la ligera,” Le respondo con rabia, pero al mismo tiempo tratando de parecer profesional, aunque en este mismo momento quisiera arrojarle mi teléfono por la cabeza.
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Después de la pequeña discusión que tuvimos con Frederick, los demás accionistas simplemente pidieron que se concluyera la reunión, pues tenían otros compromisos programados, por lo que todo terminó con los Carroll yéndose furiosos, mi madre arrojándoles miradas asesinas, y yo con un terrible dolor de cabeza que me duró hasta la tarde, cuando convoqué a la reunión con el departamento de programación web, y se hizo aún peor cuando vi entrar a Tom, seguido muy de cerca por la rubia, quien estaba hablándole de algo y riendo como tonta.
Después de que ella notó mi mirada asesina, sus risas cesaron, y contrario a lo que esperaba, en lugar de sentarse en silencio en su lugar, ella miró a todos y luego anunció en voz alta que había ordenado unos jugos orgánicos para la reunión, y que los traerían en unos pocos minutos; tuve el impulso de decirle que no era necesario, pero al ver como los demás empleados se alegraron con la noticia, no tuve más remedio que quedarme callada y soportar la insoportable necesidad de la rubia de ser el centro de atención.
Una vez que llegan los famosos jugos orgánicos, ella me ofrece uno con una sonrisa hipócrita y yo lo tomo examinándolo, dudando de si debería tomarlo o no, aunque creo que sería muy grosero no hacerlo, además, no tuve tiempo de almorzar, por lo que mi estómago me está rogando que lo tome, y eso hago, tomo un sorbo y me sorprendo de lo bien que sabe, dulce y un poco acido, además, muy refrescante.
Estoy empezando a pensar que de hecho puede que la rubia haya acertado con algo bien finalmente, pero empiezo a sentir una sensación extraña en la boca, como si mi lengua se hubiese adormecido, levanto la cabeza para preguntarle a Sophia de qué está hecho el jugo exactamente, pues ella sólo dijo que era una mezcla de frutas, pero no soy capaz de hablar bien y siento que me falta la respiración, ella me dirige una mirada expectante, como si estuviera esperando que algo pasara y yo inmediatamente entro en pánico y miro con desesperación hacia Tom para buscar ayuda.