CAPÍTULO VEINTIDÓS

1116 Words
TOM   Me despierto con un horrible dolor de cabeza y la garganta tan seca que siento como si tuviera un alambre de púas dentro, tan pronto como abro mis ojos la habitación empieza a dar vueltas y siento un acceso de vómito venir a mí repentinamente, por lo que me apresuro a correr hacia el baño y vomitar, lo cual hace que mi garganta se sienta aún más irritada.   No debí haber bebido tanto anoche, no soy de los que bebe más de un par de tragos, rara vez me embriago y las pocas veces que lo he hecho, la resaca que me da al día siguiente hace que cuestione todas las decisiones que he tomado en la vida, tal como está pasando ahora.   Cuando vuelvo a la cama noto una figura delgada durmiendo allí y me froto los ojos antes de mirar de nuevo, pero allí sigue, no tengo idea cómo no me di cuenta de que había alguien durmiendo junto a mí, por un fragmento de segundo después de ver la silueta, pienso que es Zara e imágenes de lo que pasó entre nosotros antes de que nos interrumpiera el conserje con las flores, llenan mi cabeza y una pequeña llama de esperanza se enciende en mí, pero es rápidamente extinguida cuando noto que esta persona definitivamente no es Zara.   El cabello es rubio, no n***o azabache como el de ella, y la figura es delgada pero no tan curvilínea como Zara, esa figura de reloj de arena que ella tiene sería difícil de confundir con cualquier otra, cuando camino alrededor de la cama y me sitúo del otro lado, inmediatamente reconozco a Sophia y un pequeño tremor de pánico empieza a correr por mi cuerpo cuando veo que ella está usando mi camisa.   Mierda, ¿será que tuve sexo con ella anoche? Paseo de un lado a otro de la habitación mientras me jalo el cabello con desesperación, pues ahora estoy seguro de que esos tristes ojos verdes que me estuvieron atormentando en mis sueños, fueron los de Zara y el recuerdo de Sophia abriéndole la puerta mientras estaba usando sólo mi camisa y yo estaba acostado semi desnudo en la cama hace que se me revuelva el estómago.   Ahora Zara debe estar pensando que dormí con Sophia, y el problema es que ni yo mismo soy capaz de saber si es cierto o no porque no me acuerdo de nada después de ver a Zara irse de la habitación con una expresión triste.   Miro a Sophia profundamente dormida y me da un poco de culpa por tener que despertarla, pero ya es hora de que baje a desayunar antes de la conferencia de hoy y no puedo dejarla aquí, ya es suficientemente malo que se haya quedado a dormir en mi cama, sin mencionar el hecho de que no tengo idea si tuvimos sexo o no.   Me inclino un poco y la sacudo levemente, pero ella sólo murmura algo y se da la vuelta, así que intento sacudiéndola un poco más duro y diciendo su nombre hasta que ella finalmente abre los ojos y me mira con el ceño fruncido.   “Lamento despertarte, pero ya es de mañana y ambos debemos cambiarnos para ir a la conferencia,” le digo en voz baja y ella se sienta en la cama con mucha lentitud, pero sin ningún atisbo de querer irse de mi habitación de hotel.   “Sophia, ¿por qué dormiste aquí?” le pregunto incapaz de contenerme cuando veo que ella no se mueve.   “Bueno, te encontré muy ebrio en el bar y te traje a tu habitación pero vomitaste mi vestido y tuve que quedarme aquí a cuidar de ti,” ella me responde con un intento de sonrisa que termina convirtiéndose en bostezo.   “O sea, que no tuvimos sexo,” murmuro más para mí que como un comentario para que ella escuchara, sin embargo lo escucha y me mira confundida.   “No, no tuvimos sexo, estabas demasiado ebrio para eso, además después de que tu jefe vino, te la pasaste murmurando su nombre en sueños,” ella me responde con un tono ligeramente irritado y yo maldigo internamente cuando escucho la confirmación de que no imaginé a Zara parada en la puerta.   “¿Ella dijo que quería?” le pregunto con cautela.   “No, tan pronto le abrí la puerta sólo se quedó parada allí como en shock, luego se fue sin más,” Sophia responde poniéndose de pie por fin y yendo a levantar su vestido, el cual envuelve en una bola y después de tomar sus zapatos y bolso, se dirige a la puerta, pero antes de salir, se voltea y me dice en un tono extraño:   “Ella es muy afortunada,” y luego se va rápidamente, dejándome aquí parado junto a la cama, más confundido que nunca.   Necesito hablar con Zara y explicarle que lo que ella cree que vio fue sólo un gran malentendido y que nada pasó entre Sophia y yo, pero no sé si ella me vaya a creer, mucho menos después de la escenita de celos que le hice en su habitación, y, aunque no me arrepiento de las cosas que dije, sí me arrepiento de haberme ido en vez de quedarme y hablar las cosas con ella.   ---------------------------   Después de que tomo una ducha rápida y me cambio de ropa, me dirijo hacia el restaurante del hotel en donde ya todos deben estar reunidos desayunando, con la esperanza de que Zara esté dispuesta a hablar conmigo al menos por un momento, pero me sorprendo cuando llego y no la veo sentada a la mesa, pero Susan, su asistente, si está feliz engullendo unas tostadas francesas. Sin poder contenerme, le pregunto por Zara y ella responde alegremente que ella volvió a casa muy temprano esta mañana en un vuelo comercial y que nos dejó el jet para que nos lleve a casa mañana.   “¿Por qué se fue?” le pregunto con urgencia y noto como todos me dirigen una mirada extraña, pero realmente no me importa mucho.   “Dijo que no se sentía bien y que quería volver a casa para que su médico la examinara,” ella responde y luego vuelve a su desayuno con la clara intención de no responder a más preguntas.   Le envío un mensaje a Zara pero no le llega, así que intento llamarla y su teléfono se va directamente al buzón de voz, trato de no entrar en pánico pues son más de doce horas de vuelo y se fue hace sólo unas horas, eso es, sólo tengo que tranquilizarme y esperar a que Zara llegue a casa para llamarla.
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