ZARA
Después de mi tarde con Lucy, me dirijo a mi apartamento para tratar de descansar antes de volver a la oficina mañana y tener que enfrentarme no sólo a los tediosos comentarios sobre mi brazo, sino a lo que probablemente será un encuentro incómodo con Tom.
He tratado de prepararme mentalmente para ello, pero creo que el mejor curso de acción es tratar de pretender como si nada hubiese ocurrido y concentrarme en los asuntos de la empresa, tendré que hacerlo porque si no soy capaz de controlar mis emociones cuando estoy cerca de él, terminaré arruinando la boda de mi hermano y Lucy.
De sólo pensar que es imposible simplemente alejarme y desaparecer de su vida como hace tres años, pues ahora no sólo trabaja en la compañía de mi familia, sino que también se ha vuelto cercano con mi hermano, me hace querer retroceder el tiempo hasta el día de la caída y llamar a Susan en vez de a él, así en este momento estaría volviendo a casa en el jet de la empresa con el resto de los empleados, sin ningún tipo de remordimiento y sin un caos en mi cabeza.
Tan pronto como entro a mi apartamento mi teléfono empieza a vibrar con una llamada entrante y cuando veo que se trata de Dominic, dudo un momento antes de finalmente decidirme a contestarle.
“Hola” le digo.
“Hola, ¿estás en casa?” él me pregunta inmediatamente.
“Si, acabo de entrar,” le respondo.
“¿Puedo pasar por allí? Hay un par de cosas que necesito hablar contigo,” él me dice y yo me pongo inquieta inmediatamente.
“¿Está todo bien?” le pregunto.
“Si, no te preocupes, ¿puedo ir a tu casa o no?” él insiste.
“Si, por supuesto,” le respondo.
“Vale, ¿ya comiste o quieres que te lleve algo de comer?” él me pregunta, siendo un caballero como siempre.
“De hecho me gustaría algo de comida Thai,” le respondo.
“Okay, estaré allí en un rato,” él me dice y después de colgar la llamada voy a la sala y me recuesto en el sofá mientras espero a que llegue, con curiosidad creciente por lo que sea que tenga que decirme, pues no es usual que él llame a preguntarme si puede venir a mi casa.
Espero que no sea nada malo, ya creo que tuve suficiente drama en mi vida por un tiempo gracias a lo que pasó con Tom.
Mierda. Tom.
¿Debería contarle a Dominic lo que sucedió con Tom?
Sé que a él no le molestaría, tampoco es como si le fuera alegrar, pero sé que no me va a acusar de engañarlo, ni me va a hacer una escena por eso, tal como lo hizo Tom en el hotel.
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Unos cuarenta minutos después, el timbre suena y sé que es Dominic, pues los porteros del edificio lo conocen y aunque él no viene muy seguido, es básicamente la única persona que viene aparte de mi madre, por lo que siempre lo dejan pasar sin tener que anunciarlo primero.
Tan pronto como abro la puerta noto que se ve un poco cansado y que hay algo que claramente le preocupa, así que le pido que entre y nos acomodamos en la sala para comer allí sentados sobre la alfombra y él empieza a acomodar todas las cajitas de la comida en la mesa de centro, mientras yo voy a la cocina para sacar un par de cervezas.
Al principio comemos relativamente en silencio, con sólo un par de comentarios sobre mi brazo y el trabajo, pero luego no aguanto más la tensión y le pregunto qué está sucediendo, lo cual causa que Dominic pare de comer, suspire profundamente y me mire con un poco de aprehensión.
“Mi madre tiene cáncer,” él me dice y yo no puedo evitar el pequeño jadeo de sorpresa que se escapa de mis labios.
“Oh, por dios! ¿Qué tan grave es?” le pregunto mientras me muevo para quedar sentada un poco más cerca de él y le pongo una mano sobre su regazo.
“Es cáncer de estómago y es bastante grave, está en una etapa muy avanzada,” él me dice y yo siento que mi estómago se revuelve de forma incómoda e inmediatamente pierdo el apetito.
“Pero, ¿por qué hasta ahora lo descubren? ¿Ella no tiene buena asistencia médica?” le pregunto.
“Si, tiene una asistencia médica buena, el problema es que los síntomas iniciales del cáncer de estómago se pueden confundir fácilmente con problemas intestinales comunes y ella no le prestó atención, cuando los síntomas poco comunes empezaron a aparecer y ella fue al médico, ya estaba muy avanzado, ya no hay mucho que puedan hacer por ella, sólo tratar de que tenga una vida digna por el resto de los meses que le quedan” él me responde con un tono triste.
“Lo siento mucho Dominic, ¿necesitas que te ayude con algo? Sabes que puedes contar conmigo para lo que sea,” le digo y él asiente con una sonrisa triste.
“De hecho, si hay algo en lo que podrías ayudarme, pero no estoy seguro de si vayas a estar de acuerdo,” él me dice y yo frunzo el ceño.
“Dime qué es, si es posible hacerlo, entonces lo haré,” le contesto con total sinceridad.
“Bueno, es que mis padres se enteraron en las noticias sobre nuestra relación y ya llevan un buen tiempo pidiéndome que te lleve a Londres para que se puedan conocer, pero yo siempre he evadido ese tipo de cosas, porque sé que ninguno de los dos nos sentiríamos cómodos con eso,” él empieza a decirme y yo tengo una buena idea de qué es lo que quiere pedirme, así que no dudo en decírselo.
“¿Quieres que vaya contigo a conocer a tus padres?” le pregunto y él me dirige una mirada mortificada.
“Lo siento Zara, sé que eso no es lo que acordamos y realmente no te lo pediría si no fuera por las circunstancias actuales, pero mi padre ha insistido en ello por los últimos días, él sabe que mi madre siempre me ha urgido a casarme y tener hijos, por lo que él piensa que sería bueno que por lo menos yo le llevara una chica a casa por primera vez en la vida, así ella puede dejar de preocuparse tanto por mí,”
“Claro que iré contigo, no tengo ningún problema con eso,” le respondo inmediatamente y él me mira asombrado.
“¿De verdad no te molesta?” él me pregunta con incredulidad.
“Sólo vamos a conocer a tus padres Dominic, no es como si nos fuéramos a casar,” le respondo y él se ríe levemente.
“Gracias Zara, en un par de semanas tendrá lugar la cena anual de caridad que mi madre ha presidido cada año durante la última década, entonces pensaba que podíamos ir para acompañarla allí y así se pueden conocer en un ambiente que no sea tan íntimo, para que no se torne incómodo,” él me dice.
“Siempre piensas en todo,” le respondo sonriendo.
“Se me olvidó contarte algo más,” él me dice de repente y cuando ve que lo miro asustada, él rápidamente aclara:
“No te preocupes, esto si es algo bueno,”
“Entonces dime de qué se trata,” le urjo.
“Hace un par de días atraparon al último de la banda de traficantes de niños en el caso del señor Díaz, así que ya será seguro para él volver a mostrarse en público sin ningún miedo,” él me informa triunfante y yo suspiro de alivio.
En los últimos años el padre de Lucy estuvo recibiendo algunas amenazas aunque ninguna se concretó, afortunadamente, por lo que decidimos que lo mejor era que se mantuviera relativamente lejos de su familia, él viviendo en una ciudad cercana y viniendo a verlos los fines de semana y en ocasiones especiales, mientras ellos permanecieron viviendo en nuestra propiedad, pues las amenazas eran principalmente dirigidas a sus hijos.
Siempre se creyó que el último integrante de ese grupo criminal era quien estaba detrás de las amenazas, por lo que esta es definitivamente una gran noticia para todos, pues el señor Diaz podrá volver finalmente a vivir con su familia, justo a tiempo para la inauguración del restaurante de la señora Díaz.