CAPÍTULO VEINTINUEVE

1538 Words
ZARA   Creo que esta ha sido por mucho, la peor semana que he tenido en todo el maldito año, no he tenido un solo segundo de descanso, he tenido juntas y reuniones casi todos los días, para lo cual he tenido que estudiar decenas de informes, al punto que creo que mi mente va a estallar.   Luego nos enteramos que los McMillan están intentando desarrollar una aplicación web que tiene básicamente los mismos componentes de la aplicación que hemos estado trabajando y seguramente obtuvieron la información de los dos empleados que lograron sonsacarnos antes, por lo que ahora vamos a tener que pensar en iniciar acciones legales contra los empleados y si ellos se atreven a lanzar la aplicación, tendremos que embarcarnos en una disputa legal con los McMillan, lo cual no será fácil, pues ellos tienen mucho poder en la región.   Y como si eso no fuera poco, Tom tiene el descaro de venir a traerme a la tonta esa a mi oficina, como si fuera un puto trofeo!   Ese día casi exploto de ira, pero afortunadamente logré contenerme lo suficiente para darle la bienvenida a esa mujer y luego tratar de concentrarme nuevamente en el trabajo, pero fue casi imposible, por lo que me atrasé y tuve que venir a la oficina el sábado también.   Y aquí estoy en mi oficina, tratando de dejar hecho la mayor cantidad de trabajo posible antes de mi viaje a Londres mañana, por lo que la más mínima interrupción hace que se me pongan los nervios de punta y Susan lo sabe, es por eso que cuando por fin logro terminar todo a tiempo para volver a mi apartamento y cambiarme para la inauguración del restaurante, Susan me informa que Tom vino a buscarme pero ella no lo dejó pasar y le dijo que volviera en una semana.   “¿Le dijiste que me iba de viaje?” le pregunto a Susan y ella palidece un poco pensando que hizo algo mal.   “Si, cuando él me preguntó si no tenías un hueco en tu agenda, yo le dije que ibas a estar en Londres toda la semana,” ella me responde con un hilo de voz.   “¿Y él qué te respondió?” le pregunto con curiosidad y Susan entiende que no estoy molesta, pero sí encuentra extraña mi pregunta, aunque no lo menciona.   “Nada, sólo se fue,” ella me dice y entonces procedo a darle algunas instrucciones antes de salir hacia mi apartamento.   Una vez allí, tomo una ducha rápida y luego escojo unos jeans negros, un blusón tejido color crema y botas negras, pues ya estamos en otoño y ha empezado a hacer algo de frío, aplico maquillaje ligero y dejo mi cabello suelto, el cual aún conserva las ondas que me hice esta mañana.   Justo cuando termino de arreglarme, mi teléfono suena con un mensaje entrante y veo que es Dominic, quien me informa que ya está afuera esperando por mí, por lo que salgo inmediatamente y lo encuentro en su auto, usando jeans oscuros, una camisa de abotonar blanca con el primer botón suelto y un blazer azul claro que resalta sus ojos de un azul grisáceo.   Se ve muy guapo, y me alegra, pues si Tom quiere presumir a esa mujer en mi propia oficina, yo también puedo presumir de Dominic esta noche y darle un poco de su propia medicina.   -----------------------------------------------------       TOM   He intentado hablar con Zara para tratar de aclarar las cosas antes de la inauguración, pues ahora que sé que Sophia irá y que Zara no es muy fan de ella, es necesario que ella sepa realmente lo que pasó para que la situación no vaya a ser incómoda o tensa en el restaurante.   Cuando esta mañana escuché que ella había ido a trabajar, fui a su oficina, pero su asistente no me dejó pasar a verla a pesar de confirmar que ella sí se encontraba allí, no sé si de verdad estaba ocupada o le dio ordenes a su asistente para que no me dejara seguir, lo cual me parece ridículo, no estamos en la secundaria, ella no tendría por qué evitarme.   Salí con un poquito de rabia de allí, sobre todo después de escuchar que se va para Londres una semana, no estoy seguro si eso tiene algo que ver con ese imbécil, puede que sólo sea un asunto de trabajo, pero el hecho de que él sea de allá y su familia aún se encuentre en esa ciudad, inmediatamente me hace pensar que es un viaje personal y no de negocios, lo cual hace que hierva mi sangre.   Intento no entrar en pánico cuando Sophia me llama y me pide que pase por ella, pues aún no se ha comprado un auto y tampoco sabe cómo llegar, además que, según ella, yo soy su cita por lo que es apenas lógico que lleguemos juntos, algo que no me cae muy en gracia, pues no sé cómo decirle que nunca le pedí que me acompañara y que ella definitivamente no es mi cita, pero no quiero ser grosero y arriesgarme a que ella se moleste y renuncie, pues realmente la necesitamos en la empresa para sacar a flote los proyectos que se quedaron estancados con la renuncia de esas personas.   Sólo Dios sabe cómo reaccionaría Zara si le dijera que por mi culpa Sophia renunció y ahora tenemos que buscar nuevamente a alguien para ocupar ese puesto, seguramente me sacaría los ojos.   Cuando llego a recoger a Sophia a la dirección que ella me envió por mensaje de texto, me doy cuenta de que vive en un edificio de apartamentos a tan sólo unas cuantas calles del restaurante, lo cual es bueno, pues ya vamos un poco tarde; afortunadamente, Sophia no demora mucho tiempo en bajar y cuando la veo casi se me salen los ojos de las órbitas, no puedo creer que haya decidido usar eso para ir a un restaurante.   Tiene un vestido n***o con un escote bastante profundo el cual deja al descubierto casi la mitad de sus pechos, los cuales son ya bastante grandes sin necesidad de que los muestre más, el vestido lo acompañó con unas medias veladas negras y botas cortas también negras.   Si algo he aprendido en mis años de interacciones con mujeres, es que por más inapropiado que sea su atuendo, no puedo decirle nada, pues ella tiene derecho a usar lo que quiera y ni yo, ni nadie la debe cuestionar por ello, aunque realmente no entiendo qué pasaba por su mente cuando decidió usar ese vestido, pero bueno, tendré que intentar mirar para cualquier otro lado que no sea su pecho.   Tan pronto como ella se sube, me saluda con entusiasmo y yo trato de no acercarme tanto para que no tenga falsas ideas sobre esta noche, por lo que apenas se pone el cinturón de seguridad, arranco el auto y en menos de cinco minutos estoy aparcando fuera de una edificación de una sola planta, pintada de blanco, con puertas y ventanas negras las cuales tienen flores en las ventanas, se ve bastante bonito y las letras en madera sobre la puerta lee “Cocina de Mary”   Cuando me bajo del auto, empiezo a caminar y noto que Sophia no se ha bajado, por lo que camino de vuelta al auto y verifico que su puerta no se haya bloqueado, lo cual sucede a veces con este auto, pero cuando jalo la manija, la puerta se abre normalmente y ella estira su mano para que la ayude a bajarse, lo cual me parece extraño, hasta que ella dice:   “Gracias, pensé que no me ibas a abrir la puerta,” con una risita y yo frunzo el ceño entendiendo sus intenciones, pero no le digo nada, sino que empiezo a caminar hacia el restaurante nuevamente y en menos de dos segundos noto como ella entrelaza su brazo con el mío y yo me tenso.   Estoy tratando de pensar en maneras de decirle educadamente que esto no es una cita y que no quiero salir con ella, de forma en que ella no se vaya a molestar u ofender, pero no he logrado encontrar una que sea adecuada cuando noto que ya hemos llegado a la puerta y todos dentro del restaurante voltean a vernos con asombro.   Ya están casi todos aquí, a excepción de Mia y su esposo, pero mis ojos se desvían de inmediato en búsqueda de Zara, y la encuentro sentada en una mesa junto al imbécil quien parece estar escribiendo algo en su teléfono y no se ha dado cuenta que llegamos, y Zara me dirige una mirada furiosa antes de darse vuelta e ignorarnos.   Lucy abre mucho los ojos cuando nota la presencia de Sophia agarrada de mi brazo e inmediatamente mira hacia Zara, Joshua parece divertido con la situación y también le lanza una mirada burlona a Zara, pero ella parece no notar nada de esto mientras se inclina a decirle algo al oído del imbécil, quien inmediatamente deja de escribir en su teléfono y suelta una pequeña risa antes de pasarle el brazo por la cintura a ella, lo cual hace que mi rabia comience a burbujear inmediatamente.
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