CAPÍTULO CUARENTA Y DOS

1128 Words
TOM   No tengo idea de qué hice mal, realmente no lo sé, desde que Zara se fue en su auto furiosa he estado devanándome los sesos por saber qué es lo que sucede o por qué ella piensa que dije algo malo, y no entiendo cómo ella pudo deducir que quería estar con alguien más en el futuro sólo por decir una simple frase. Las mujeres son tan complicadas, especialmente Zara y es muy frustrante.   Mientras voy camino a casa, no logro decidir si debería dar vuelta e ir a su casa mejor y tratar de aclarar las cosas entre nosotros para que ya no haya más peleas tontas por cosas que no tienen sentido, no obstante, ella dejó muy claro que quería estar sola hoy, y aunque me muera por ir a su casa y quedarme a dormir allí, no debería forzarla a estar conmigo si ella no quiere, pues ella merece su espacio.   Cuando llego a mi casa, le escribo un mensaje a Zara para preguntarle si llegó bien a su casa, y para hacerle saber que ya estoy en la mía, luego trato de prepararme un sándwich rápido para comer antes de sentarme a jugar videojuegos por un rato, pues realmente no tengo nada más que hacer, los días en que no estoy con Zara se han tornado bastante aburridos, en las últimas semanas hemos pasado mucho tiempo juntos, especialmente en las noches, viendo películas o series, a veces cocinando juntos, y desordenando su cama la mayor parte del tiempo.   Casi todas las veces me termino quedando a dormir con ella y al día siguiente me tengo que despertar más temprano que de costumbre para regresar a casa y cambiarme, podría simplemente llevar algo de ropa para cambiarme en la mañana, pero no sé si sea apropiado empezar a hacer eso, pues no quiero que Zara piense que me estoy tomando libertades que no me corresponden, o que quiero mudarme a vivir con ella.   ----------------------------------------------------- Después de jugar un buen rato, noto que Zara respondió a mi mensaje con un simple “Sí,” y nada más, así que intento llamarla para desearle buenas noches pero no contesta, por lo que me conformo con escribirle un mensaje y tratar de dormir temprano, pues mañana me espera un día largo de trabajo.   No obstante, no logro conciliar el sueño, doy vueltas en la cama y trato de encontrar una posición cómoda para dormir, pero ninguna parece funcionar, y después de un tiempo entiendo que la razón por la que no logro conciliar el sueño es porque me hace falta tener a Zara a mi lado, la cama se siente inusualmente grande y fría sin ella aquí, extraño el calor de su cuerpo, sus piernas enredadas en las mías, o la forma en que ella acaricia mi cabello hasta que me duermo.   Reviso mi teléfono y veo que Zara no me ha respondido mi mensaje de buenas noches, ¿realmente está así de molesta?   Sin poder aguantar un segundo más, me levanto de la cama y me visto con lo primero que encuentro, me pongo los zapatos, tomo las llaves y cuando abro la puerta me encuentro de frente con Zara, quien está en su pijama y un abrigo largo, tiene el cabello recogido en un moño alto y no tiene nada de maquillaje en el rostro, su mano está levantada como si estuviese a punto de tocar el timbre y sus ojos están muy abiertos por la sorpresa.   “¡Zara!” exclamo con asombro, “¿Cuándo llegaste? ¿Qué haces aquí?” le pregunto confundido.   “¿Ibas a alguna parte?” ella me pregunta con curiosidad.   “Si, justo iba a ir a tu casa, ¿por qué no me dijiste que ibas a venir?” le pregunto de nuevo y ella aprieta los labios y se mira las manos, pero no me responde.   “¿Qué haces aquí? ¿pasó algo?” le pregunto preocupado. “No, es sólo que no podía dormir,” ella me responde sonrojándose un poco y yo sonrío por su expresión tierna.   “¿Por qué te ríes?” ella pregunta algo molesta.   “Porque yo tampoco podía dormir y por eso iba a ir a buscarte, pero tú me ganaste, como siempre,” le digo mientras doy un paso adelante y la abrazo con fuerza, ella duda un poco antes de envolver sus brazos en mi torso y enterrar su rostro en mi pecho.   “Lo siento, realmente no quería hacerte sentir mal, o que te enojaras, no sé qué dije mal, pero te juro que no lo hice con mala intención, y también quiero que sepas que no quiero estar con nadie más, ni ahora ni en diez o cien años,” le digo con determinación y ella me mira con sus hermosos ojos verdes.   “Yo también lo siento, tenías razón, exageré un poco, pero me dio miedo y rabia pensar en que algún día te ibas a ir con alguien más porque no ibas a tener conmigo la vida que quieres,” ella me dice con una expresión triste y sus ojos se llenan de lágrimas.   “No, no digas eso, la vida que quiero es contigo, con bebés o sin bebés, eres tú a quien amo,” le digo con convicción y ella parece sorprendida por mi confesión.   “¿Me amas?” ella me pregunta en un susurro.   “Si, desde hace muchos años, pero nunca había tenido el valor de decírtelo,” le respondo mientras acaricio su mejilla con mi pulgar y ella inclina su rostro hacia mi mano.   “Yo también te amo,” me responde con una sonrisa tímida y yo siento que mi corazón va a explotar de emoción. Así que me inclino y la beso con suavidad al principio, pero no pasa mucho tiempo antes de que el beso cobre intensidad y pronto nos encontramos cerrando la puerta y nos empezamos a desvestir el uno al otro mientras nos dirigimos hacia mi habitación, en donde tomo a Zara entre mis brazos y la posiciono debajo de mí en la cama, mientras termino de quitarle la ropa interior y empiezo a besarle cada centímetro de su cuerpo, ganándome suaves suspiros y gemidos que salen de sus labios rosados y perfectos.   Cuando me posiciono en medio de sus piernas y me entierro suavemente en ella, siento como si todo lo demás desapareciera a nuestro alrededor, realmente es una sensación completamente diferente sentir su piel contra la mía sin ningún tipo de barrera en el medio, y tengo que hacer uso de todo mi autocontrol para no terminar tan pronto, pues ver a Zara tener un orgasmo tras otro, es, sin lugar a dudas, la mejor experiencia del mundo.
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