CAPÍTULO CUARENTA Y UNO

1138 Words
ZARA   Aprieto mis piernas contra los muslos de Tom, entierro mis uñas en su espalda y mis ojos ruedan mientras echo la cabeza hacia atrás cuando el orgasmo me pega fuerte, siento a Tom gemir y enterrar sus dedos en mi cadera cuando él encuentra su propia liberación; estoy jadeando por el esfuerzo, al igual que Tom, quien tiene la frente cubierta de sudor y sus ojos están cerrados mientras intenta calmar su respiración.   Estoy a punto de besarlo, cuando sus ojos se abren de golpe y él me toma por la cintura y me pone junto a él en el sofá, mientras se mira a la entrepierna con una mirada de pánico, por un momento me asusto también, pensando que se lastimó o algo pasó, pero antes de que pueda preguntarle qué sucede, él me dice en un tono urgente: “Olvidamos el condón”   Su expresión preocupada es tan cómica, que no puedo evitar echarme a reír y él frunce el ceño con confusión, “¿Por qué te ríes?” me pregunta con curiosidad.   “Por tu cara, es muy graciosa,” le respondo sin parar de reír.   “Zara, ¿no te preocupa que puedas quedar embarazada?” él insiste.   “No, me preocuparía por alguna enfermedad de transmisión s****l, pero sé que no te estás acostando con nadie más, tus exámenes de ingreso a la compañía muestran que estás saludable y yo ciertamente lo estoy, así que no me preocupa que no hayamos usado condón, de hecho me gustó,” le digo con una sonrisa traviesa, pero él parece seguir confundido.   “No estaba hablando de enfermedades, estaba hablando de bebés,” él me dice lentamente como si creyera que no soy capaz de entenderle.   “Lo sé, y no tienes de qué preocuparte, estoy tomando la pastilla, un bebé es lo último que quiero,” le respondo con suficiencia.   “¿Desde cuándo?” él me pregunta.   “Bueno, pues esencialmente durante toda mi vida, eso de la maternidad no va conmigo,” le respondo.   “No, ¿desde cuándo estás tomando la pastilla?” él insiste.   “Ah, desde la semana pasada, así que no hay nada de qué preocuparse,” le repito y él asiente con una expresión de alivio.   “¿Tampoco quieres tener hijos?” le pregunto con curiosidad al ver lo aliviado que se ve en este momento.   “Si quiero, es sólo que tal vez no en este preciso momento, y ciertamente no cuando tú estás tan en contra de ello,” él responde mientras se empieza a vestir, y un sentimiento incómodo se cierne sobre mí.   “¿Qué quieres decir con eso?” le pregunto de forma cautelosa.   “¿Con qué?” él responde confundido.   “Pues, dices que si quieres tener hijos, pero no ahora y no conmigo, o sea que no crees que esto tenga futuro y esperas tenerlos en el futuro con alguien más,” le digo y él me mira con la boca ligeramente abierta, como si acabara de hablar en algún idioma desconocido.   “Nunca he dicho eso,” él responde, pero yo siento que mi rabia está aumentando y empiezo a vestirme también pues prefiero irme ya para la casa y alejarme de él por ahora.   “¿Qué haces?” pregunta cuando me ve tomar mis cosas y empezar a salir de la oficina.   “Me voy a casa,” le respondo. “Vale, ¿Quieres que te siga en el auto?” él pregunta poniéndose de pie.   “No, hoy sólo quiero irme a casa… sola,” le respondo saliendo de la oficina y él inmediatamente empieza a venir tras de mí.   “Zara, por favor, sabes que no quise decir eso, no seas exagerada,” él me dice y mi rabia aumenta considerablemente después de escuchar esas palabras, pero decido que lo mejor es no responderle o gritarle, así que me subo el ascensor, oprimo el botón para el parqueadero y trato de cerrarle la puerta antes de que entre, pero él se cuela en el último momento.   “¿Ahora no me vas a hablar?” él me pregunta y yo me muerdo la lengua para evitar decirle todo lo que se me está cruzando por la cabeza en este momento.   “Estás siendo demasiado dramática con esto, sabes perfectamente bien que eso no fue lo que quise decir,” él me dice y yo exploto.   “No me llames dramática” le digo con un siseo.   “Lo siento, pero realmente estás sacando esto de proporción,” él me dice encogiéndose de hombros.   “Bueno, si yo estoy exagerando, entonces explícame ¿qué piensas hacer en el futuro?” le pregunto cruzándome de brazos.   “¿A qué te refieres?” él me pregunta.   “Sabes bien que no quiero tener hijos, ni ahora, ni nunca, pero tú sí quieres, y por lo que acabas de decir allá adentro, planeas tenerlos en algún momento, así que mi pregunta es: ¿Qué piensas hacer para tener hijos? O mejor aún, ¿Con quién?” le pregunto alzando ligeramente la voz y él parece sorprendido por mis preguntas, por lo que sólo abre y cierra la boca sin emitir ni un solo sonido.   “Cuando tengas una respuesta, me lo haces saber,” le digo mientras salgo del ascensor y me dirijo a mi auto, entrando inmediatamente y cerrando la puerta con fuerza.   Sé que él tiene razón, tal vez si estoy exagerando un poco, pero la sola idea de él teniendo hijos con otra mujer, hace que me hierva la sangre, y saber que él realmente planea hacerlo, aún cuando sabe desde hace muchos años que yo no quiero eso para mí, me hace pensar que lo nuestro no es verdaderamente importante para él y que solo está conmigo para pasar el rato mientras encuentra a la futura madre de sus hijos.   Cuando él me pidió que estuviéramos juntos, realmente creí que lo hacía con la idea de que si esto funcionaba, podría quizá considerar el matrimonio, pero sabiendo que los hijos estaban fuera de discusión, siempre he sido muy abierta con ello, y creí que si él estaba dispuesto a estar conmigo era porque ya había desistido de la idea de tener hijos, nunca pensé que eso aún estuviera en sus planes.   Quiero decir, ¿en qué estaba pensando él? ¿Que me terminaría convenciendo de hacerlo? ¿Que me obligaría? O ¿Que los tendría con otra mujer? Todas esas opciones son malas, no entiendo cómo el pudo siquiera considerar en que yo estaría feliz con ello, y tampoco sé yo en qué estaba pensando cuando inicié esto pensando en que realmente tendría futuro, ¡es que hasta empecé a tomar un montón de hormonas por nosotros!   Que idiota soy.
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