CAPÍTULO TREINTA Y SÉIS

2546 Words
ZARA   Tan pronto como entramos a la casa de la familia Pemberton, ubicada en una calle tranquila de Londres llamada: Ilchester Place, todo el ambiente se siente extraño, como estar en una película de época, la casa es grande y está decorado en una forma que asemeja la época victoriana, pero con una extraña mezcla de elementos modernos, tiene tecnología de punta en casi todos los ambientes y se nota, sin necesidad de preguntarles, que el dinero de la familia Pemberton no es ‘dinero nuevo’ como el de mi familia.   Sus antepasados estuvieron asociados con la corona y la familia real, y aunque esta es su residencia permanente, me dicen que también tienen propiedades en Berkshire y Surrey, la forma en que hablan y actúan es definitivamente de ingleses con dinero; quiero decir, yo siempre he tenido mucho dinero y mis padres también, pero la familia Graham se hizo rica apenas hace unas tres generaciones, mientras que la familia de Dominic tiene antepasados con títulos nobiliarios y una vasta colección de nombres famosos asociados a su familia.   Nunca me había sentido tan fuera de lugar en mi vida, no porque ellos me estén tratando de forma descortés, sino todo lo contrario, son tan amables y educados que temo decir algo inapropiado o que pueda ofenderlos en cualquier momento sin saberlo; Dominic nota mi incomodidad y aprieta mi mano de forma tranquilizadora mientras estamos sentados a la mesa principal almorzando con su familia.   Siempre pensé que Dominic era hijo único, pero ahora descubro que no es así, tiene una hermana mayor que es neurocirujana pediatra, está casada y tiene una niña de tres años y un bebé en camino, su esposo no está en el almuerzo pues se encuentra de viaje y se nos unirá en la cena benéfica del viernes; ella es amable pero parca, su hija Charlotte es una niña hermosa y muy bien portada, pero parece que le tiene cierto temor a su madre, sólo con una mirada de ella es suficiente para que la niña pare de hacer lo que sea que parezca inapropiado y se siente quietecita.   Su hermana se parece mucho a su padre, quien también es un hombre bastante parco y hasta distante, es alto, tiene facciones marcadas y ojos grises, cabello corto y una expresión seria, no sé si haber ejercido como juez por tanto tiempo lo ha hecho inmune a cualquier tipo de interacción humana, pero definitivamente es un hombre intimidante, incluso Dominic, quien siempre ha parecido altivo y demasiado serio para su edad, parece un ser adorable cuando se le compara con su padre.   Y cuando miro a su madre, comprendo que Dominic lleva mucho tiempo tratando de emular la actitud distante y fría de su padre, pero no lo ha conseguido del todo, pues seguro en su interior es igual a su madre, una mujer rubia y un poquito regordeta, con grandes ojos azules y sonrisa amable, aunque intentó esconder su piel pálida con rubor, es evidente que tiene una expresión cansada en su rostro, y cuando vi algunas fotos en los retratos, me di cuenta que también ha perdido peso, pues solía tener varios kilos de más, algo que no ha pasado desapercibido para Dominic, quien le dirige miradas de preocupación cada tanto.   Ellos me preguntan de casi toda mi vida mientras Dominic intenta cambiar el tema una y otra vez para desviar la atención de mí, aunque sin éxito alguno, pues, aunque pareciera que su padre ya conoce todo sobre mí, aun así, insiste en preguntarme sobre mi familia y sobre los negocios familiares.   Mientras su madre me pregunta por mis padres y mi hermano, interesándose bastante en la historia de Joshua y Lucy, pero su padre y hermana no parece agradarles mucho la idea de que estemos relacionados con inmigrantes de escasos recursos, pues, aunque no dicen nada sobre ello, la expresión en su rostro mientras yo le cuento a la madre de Dominic la versión resumida de la historia, es suficiente para darme cuenta de que harían la misma cara si mi situación económica fuera parecida a la de la familia Diaz.   Dominic también lo nota y les frunce el ceño, pero ellos lo ignoran completamente y la conversación continúa con una breve historia familiar, en la cual me complace ver miradas de simpatía cuando llegamos a la parte en que mi padre falleció, y la hermana de Dominic decide que es un buen momento para intervenir,   “Oh, creo haber visto algo de eso en las noticias, ¿no eras tú quién tuvo esa pelea con un fotógrafo en el funeral?” ella me pregunta y Dominic casi se atora con el vino que estaba bebiendo.   “Daisy…” él le dice en tono amenazador, pero ella ni siquiera lo mira y continúa con su cabeza hacia mí mientras levanta las cejas en un gesto de expectación.   “Si, estaban siendo demasiado insistentes e invasivos con nosotras, ese fotógrafo en particular levantó el paraguas de mi madre para intentar tomar una foto de cerca de su rostro lleno de lágrimas,” le respondo con un tono tenso, pero no me echo para atrás, ni me muestro avergonzada, y aunque no estoy orgullosa de ese momento, tampoco voy a demostrárselo a estas personas que apenas me conocen.   “¡Oh, que horrible!” exclama la madre de Dominic.   “Si, fue un evento bastante desafortunado… madre, ¿por qué no le muestras a Zara tu invernadero?” Dominic dice mientras se levanta de la mesa y le dirige una mirada severa a su hermana, a su madre se le ilumina el rostro inmediatamente y se pone de pie antes de tomarme el brazo y llevarme hacia la parte de atrás de la casa, acompañadas por la pequeña Charlotte, quien sin esperar autorización de su madre, salta de la silla y se une a nosotras muy contenta.   Cuando vamos saliendo por la puerta trasera se alcanzan a escuchar rezagos de la discusión que estalló entre Dominic y su hermana, con participación activa de su padre, quien pareciera estar en favor de su hija, me siento terrible por Dominic, pero es preferible alejarme de ese lío y también llevar a su madre, quien no debería tener ese tipo de estrés en este momento, y a su sobrina, quien está demasiado pequeña para escuchar ese tipo de discusiones.   Afortunadamente su hermana se marcha antes de que sea la hora del té y su padre sólo pasa unos momentos con nosotros mientras toma una taza de té, luego se disculpa y se retira a su despacho, dejándonos a los dos con su madre tomando té en el patio trasero y escuchando todo tipo de anécdotas sobre la niñez de Dominic, algunas de las cuales me hacen estallar de risa y a él sonrojarse de una forma que nunca creí posible.   ------------------------------------------------------   DOMINIC   Después del pequeño fiasco que fue el almuerzo de bienvenida, mi hermana Daisy no volvió a la casa, lo cual fue un alivio para mí, aunque quería pasar más tiempo con mi sobrina, a quien he visto solo un puñado de veces desde que nació, y quien es tan tierna que logró ganarse el cariño de Zara en tan sólo un par de horas.   Mi padre también permanece alejado la mayor parte del tiempo y sólo nos acompaña a desayunar; durante el resto de la semana, paseamos bastante con Zara y mi madre, llevándola a nuestros restaurantes y lugares favoritos, e incluso a algunas ciudades cercanas, me alegra ver que mi madre parece llevársela muy bien con Zara y eso me quita un peso de encima, aunque no he podido dejar de preocuparme por lo decaída que se ve mi madre.   Para cuando llega el día de la cena benéfica, ya Zara no parece tan nerviosa de estar cerca a mis padres, especialmente a mi padre, quien después de las conversaciones matutinas pudo darse cuenta de la inteligencia de Zara y en consecuencia dejó de usar esa actitud altiva y distante que usa con la mayoría de la gente y empezó a tratarla de forma un poco más amable.   Cuando Zara baja las escaleras para encontrarse con nosotros en el recibidor, tiene puesto un vestido largo color Vinotinto, con su cabello ondulado y peinado hacia un lado, el vestido tiene tiras gruesas y cuello cuadrado, con falda recta, que aunque no queda pegado al cuerpo, si es lo suficientemente estrecho para marcar sus curvas sin verse vulgar, mi madre se emociona cuando la ve y Zara se sonroja ligeramente, antes de subirse al vehículo con nosotros y nos dirigimos hacia el lugar en donde será la cena.   La cena resultó siendo mejor de lo esperado, incluso cuando mi madre básicamente nos obligó a saludar a todos los invitados mientras presentaba a Zara como su futura nuera, lo cual fue incómodo al principio, pero nos terminamos acostumbrando y ya después sólo lo usamos como munición para un millar de bromas internas entre nosotros.   El único incidente de la noche, fue después de que el esposo de mi hermana, Charles, llegara tarde a la cena y luego de un par de tragos, empezara a hacerle comentarios inapropiados a Zara cada vez que mi hermana y yo estábamos lo suficientemente lejos para no escucharlo, pero sin el más mínimo ápice de vergüenza o remordimiento por tratar de esa forma a la novia de su cuñado, la situación se repitió hasta que en un momento me levanté por una bebida y él creyó que me había ido, por lo que no notó que me había devuelto a preguntarle a Zara si le traía algo y lo escuché, inmediatamente le puse la mano en el hombro con suficiente fuerza como para romperle un hueso, y con eso bastó para que se alejara de Zara el resto de la noche.   Cuando volvimos a casa tarde en la noche, nos despedimos de mis padres, pues teníamos que salir al siguiente día temprano y no queríamos despertarlos, mi madre se tardó un buen rato hablando con Zara y por la cara de incomodidad de Zara, puedo imaginar qué le estaba diciendo; tan pronto como llegó mi turno de despedirme de mi madre, ella aprovechó para decirme lo linda e inteligente que le parecía Zara y que esperaba que pronto estuviera recibiendo la invitación para la boda, incluso se ofreció a darme su anillo de compromiso para que se lo diera a ella, pero me negué rotundamente.   “Cariño…” mi madre empezó a decirme, “lo único que quiero antes de irme de este mundo es verte feliz con alguien que te ame y que tú ames, puede que ustedes aún no hayan llegado a ese punto, pero algún día será, sabrás que la amas en el momento en que tu corazón salte de tu pecho y ella sea lo único en lo que puedas pensar, cuando eso pase, estaré feliz de acompañarte en el altar,” ella termina de decir mientras me abraza con fuerza y yo siento que mi corazón se encoge con remordimiento.   Lo último que quería era que mi madre se ilusionara con algo que definitivamente no va a suceder, ella es una mujer genuinamente buena y no quiero que se lleve una decepción cuando se de cuenta de que no me casaré con Zara, o con ninguna otra mujer, el matrimonio no es algo que haya siquiera considerado; pero prefiero no decírselo ahora para no causarle ningún disgusto, así que sólo le sonrío y beso sus dos mejillas antes de volver a la habitación.   ---------------------------------   En el vuelo de vuelta Zara estuvo muy callada y sé que está ansiosa porque el momento en que va a tener que tomar una decisión sobre Tom se acerca y ella parece más indecisa que nunca; sin embargo, no tengo mucho tiempo de hablar con ella, pues he pasado el tiempo coordinando la forma en que llevaré a cabo las entrevistas para el puesto de mi asistente.   Decidí hacer las entrevistas yo mismo, pues ya estoy cansado de la gente inepta que me siguen enviando desde recursos humanos, por lo que esta vez me aseguraré de elegir a la persona indicada para el puesto, el problema es que al parecer se regó la voz de que yo mismo llevaré a cabo las entrevistas y por este motivo se han presentado el doble de personas para el cargo.   Así que paso todo el vuelo mirando los currículos que en su mayoría pertenecen a mujeres y descartando los que no son buenos, al final me quedo con diez, ocho mujeres y dos hombres, todos parecen jóvenes, aunque no estoy seguro de la última, pues no incluyó foto en su currículo, lo que me hace pensar que probablemente se avergüence de su aspecto físico, lo cual no es bueno, una persona insegura es lo último que necesito.   La única razón por la que la escogí en el grupo de los diez, es porque es la única estudiante de leyes que se presentó, que además tiene experiencia previa como asistente personal, y cartas de recomendación impresionantes.   Tan pronto como llegamos de nuevo a la ciudad, llevo a Zara a su apartamento y nos despedimos con la promesa de que ella me llamará tan pronto como haya tomado una decisión, y me dirijo a mi casa para descansar antes del día de mierda que tendré mañana.   --------------------------   No me equivoqué al decidir llevar a cabo las entrevistas yo mismo, pues todos han resultado siendo idiotas totales, incluso aquellos que tenían los mejores currículos, y para el momento en que sólo quedan dos personas para entrevistar, siento que ya estoy perdiendo mi paciencia.   Todas las personas que he entrevistado son un manojo de nervios y la mayoría de ellos han intentado coquetear conmigo, como si eso les fuera a asegurar el puesto, incluso uno de los hombres lo hizo, eso sin mencionar que de los ocho, dos intentaron darme sus números de teléfono tan pronto como la entrevista terminó, y sólo tuve que responderles que sus respectivos números ya se encontraban dentro del currículo por lo que no era necesario, lo cual hizo que se sonrojaran y salieran a toda prisa.   El número noveno es el segundo hombre del grupo de los diez y estoy gratamente sorprendido por la forma calmada en que lleva a cabo la entrevista, y aunque su currículo no es tan impresionante como el de la persona que le sigue, tengo la impresión de que por fin he encontrado la persona perfecta para el cargo.   Casi tengo el impulso de pedirle a la última persona que se vaya, pues ya no será necesario entrevistarla, pero decido mantenerme profesional y no hacerle perder su tiempo al venir y ni siquiera poder dar la entrevista como los otros, aunque esté casi seguro que el puesto se lo va a llevar el chico que acaba de salir por la puerta, esos pensamientos se van al traste cuando veo entrar una melena larga y pelirroja, que enmarcan una cara pequeña con algunas pecas en la nariz pequeña y puntiaguda, pero no es sino hasta que miro unos ojos rasgados y azules, que siento a mi corazón empezar a martillear de forma furiosa en mi pecho, y sé, con seguridad, que estoy jodido.
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