Christine Walsh.
No puede ser, este niño lejos de intrigarme me aburría, me incomodaba su presencia y sus comentarios ególatras.
–¿Eso fue un tipo de halago? – ¿debía sentirme bien por saber que era la primera chica que lo rechazaba? No se sentía de esa forma.
–Lo es.
–Tengo que irme. –me di la vuelta y, me sujetó del brazo, sabía que Lex no estaba cerca y que no podría “defenderme”, porque en estos instantes soy la “ex novia” y, no merezco ninguna pizca de su atención, al parecer.
–Me parece muy loable, joven dama venir a la fiesta de su ex novio sabiendo que esté tiene un nuevo y repentino amor, ¿no le parece que fue muy pronto el tiempo que transcurrió para que Lex consiguiera un nuevo querer? –me hizo mirarlo a los ojos, sus profundos ojos oscuros se parecían a los de una pantera a punto de atacar a su indefensa presa, se notaban extasiados de lanzar veneno, pero obviamente él no sabe que esto no me causaba nada porque toda mi “relación” con Lex fue una farsa, no me provocaba ni cosquillas lastimeras verlo con su perfecta Amber. –Con esto solo puedo hacer la conjetura de que te importa muy poco lo que pasó entre ustedes, quizás te diste cuenta de que es realmente un idiota o dos; viniste a echar un vistazo con el objeto de encontrarte con que él te extraña tanto que, rebuscaría un poco entre las cenizas de ese amor; en pocas palabras… sigues teniendo fuertes sentimientos por él. Realmente espero que mi primera teoría sea la correcta. –hablaba de una forma que, lejos de interesarme, me aburría ¿quién en su sano juicio conjeturaba tanta estupidez? –Es decir…–continuó con este parlamento necio y sin sentido en el cual… yo no estaba prestando la más mínima atención. –Es decir, míralo… no existe mayor idiota en este mundo, tan carente de raciocinio, es un reverendo necio, un verdadero payaso, impertinente y odioso, no dudo señorita que a usted le cansara tanto capr…
–¡Cállese! –exclamé furiosa, porque es verdad que Lex era todo eso y más, pero… nada le daba el derecho de dirigirse a él de esa forma, es decir; soy la única que puede insultarlo y blasfemar en su nombre, y aunque honestamente estoy bastante de acuerdo con tanto adjetivo negativo, me ofuscaba que vinieran de este charlatán. –¡No le permito que se exprese así de él! –exigí mirándolo fijamente, con una mirada fuerte y seria.
–Entonces, es cierto…–sonrió, su semblante había cambiado de total asombro a enorme resolución. –Sigues enamorada de él. –me acusó, que horrenda sentencia me acababa de lanzar este tipo, lo miré de forma feroz, pero honestamente ¿cómo podía justificar semejante comportamiento? Defenderlo le “confirmaba” sus sospechas de mis sentimientos hacia él. Me sentía harta, a punto de contarle todo con tal de aclarar la situación, de defenderme de falsos sentimientos que evidentemente no profeso en nombre de ese castaño alborotado. –Ni siquiera puedes negarlo, ni debatirlo siquiera… ¿estoy en lo correcto? ¿lo sigues amando? ¿cuánto? ¿demasiado? ¡Qué suerte tiene ese idiota! Pero tranquila… él aún siente cosas por ti…
–Qué estupidez dices…–no debía caer en su juego tonto, Lex no siente nada romántico por mí, eso es totalmente ilógico, él tiene a una princesa por novia, no se fijaría en la simpleza de una plebeya y, tampoco me importa que no me note, en realidad, lo prefiero de esta forma.
–No ha dejado de mirar para acá desde que estoy contigo. –afirmó y emitió una leve sonrisa, ¿estaba haciendo todo esto al propósito? ¡Es un verdadero villano!
–Qué mentira…
–Compruébalo por ti misma, mira levemente hacia la derecha, justo donde está ese enorme adorno de flores, no se ha movido de ahí desde hace rato. –explicó, hice lo solicitado… giré levemente la cabeza y lo encontré postrado ahí, creo que tomaba ponche o eso fingía… nuestros ojos se toparon levemente y él giró la cabeza de prisa, estaba con Amber ¿por qué miraba hacia aquí? Eso no tenía sentido. –Sé como puedes olvidarlo, conozco el mejor menjurje para despojarlo de tu corazón, será fácil y sencillo, sin mucho esfuerzo…–me susurraba al oído y, por alguna razón yo le estaba escuchando, me tocó la mejilla y… aún así tenía mucha curiosidad por saber lo que me diría. –Yo podría reemplazarlo… podría consolarte, él está ocupado con alguien más, yo por otro lado estoy disponible, te estrecharía entre mis brazos y rozaría esos tentadores labios que tienes, mi amor será más intenso y apasionado que el de él, te prometo que te haré sentir muchas cosas maravillosas... –su voz era totalmente cautivadora, una oferta tentadora, admito que, este niño sabe seducir y él… está al tanto de ello, esta consiente de que ninguna chica podría resistirse a un chico de su calibre: guapo y encantador que, murmura las palabras correctas y exactas para acelerar el pulso y precipitar la respiración, se acercaba a mí… pretendía besarme, lo sé porque así se sentía y ya había pasado por algo similar con Lex la otra ocasión y, me percibía anestesiada por la situación, cerré los ojos en espera de su veneno…
–¡¿Querías un recuerdo mío Jacob?! ¡Aquí lo tienes! –exclamé dándole una cachetada en su perfecta mejilla, él había caído antes en mi juego ¿cómo pudo pensar que me estaba preparando para recibir un roce de su funesta boca? ¡Preferiría que Lex me besara mil veces a este idiota! Pero con un demonio, que tontería acabo de decir… –¡Pues provecho! ¡Tendrá una adorable marca mía en ese perfecto rostro tuyo! ¡Yo no sé con que clase de mujeres estás acostumbrado a tratar, pero esta chica no va a caer en tus falsos engaños o en tus palabras memorizadas! Así que… búscate a alguien más. –le dije y de una maldita vez me di la vuelta para salir de ahí.
–¡Se nota que aún lo amas mucho! –no me dejaba irme.
–¡Piensa lo que quieras, pero que algo te quede claro! ¡Ni todos los besos tuyos, podrán reemplazar uno solo de él! –pero cuanta idiotez estaba diciendo, es obvio que estoy en un enorme papel de “ex novia enamorada” que terrible, que me den un premio por tremenda actuación y una bofetada por tan grande blasfemia. –¡Aléjese de mí! –me libré de su agarre para salir del sitio con prontitud.
–¡Esto solo incrementa mi interés por ti, Christine! –me declaró mientras se frotaba la mejilla, ni siquiera tenía la discreción de guardarse ese tonto pensamiento.
> pensé saliendo del sitio porque comenzaba a llamar la atención con tanto alboroto.
–¿Estás bien, Chris? –me cuestionó Ariel cuando me lo topé de frente.
–¿Ariel? –no lograba reconocer a mi fiel amigo, esta noche lucía muy diferente a como estoy acostumbrada a verle, se veía bien.
> pensé aliviada